A menos de un mes de la toma de posesión de Donald Trump como nuevo presidente de los EE. UU, empieza a vislumbrarse con cierta claridad el horizonte político y social de lo que proyecta el imperialismo para el futuro más inmediato de la Humanidad.
Al margen de las formas soberbias y groseras propias de un ser que no oculta su racismo supremacista, la importancia de sus decretos presidenciales estriba en que proclaman con meridiana claridad y sin tapujos de ningún tipo, las anunciadas ansias imperiales de los EE. UU como país dominante y hegemónico del orbe. El gobierno de una nación que impone sus condiciones a la totalidad de países y naciones del mundo sin más criterio que el interés y beneficio de sus élites económicas y políticas es el proyecto de su presidencia.
Frente al indiscutible retroceso en la última década de los EE. UU como potencia mundial absolutamente hegemónica y el cuestionamiento cada vez más extendido del Dólar como moneda de referencia mundial, ésta es la reacción violenta de la facción del capital que representa este individuo.
Su gobierno, va a ser un constante ataque a los intereses de la clase trabajadora norteamericana, con consecuencias muy negativas para ella, pero también para el conjunto de la clase trabajadora y los pueblos del mundo que ya están siendo violentados por sus amenazas constantes.
Una agresión que exige una respuesta firme y contundente desde posiciones que, en defensa exclusiva de los intereses y necesidades de la clase trabajadora internacional y el derecho a la soberanía e independencia de los pueblos del mundo, enfrente las decisiones de este nuevo Führer que, para tratar de superar la crisis general del capitalismo y la bancarrota de los EE.UU, exige todo el Planeta como su Lebensraum (principio ideológico del nazismo para justificar la expansión territorial alemana en Europa Central y Europa del Este) en el que imponer su orden y sus exigencias económicas y políticas.
Este es un escenario de consecuencias impredecibles que, unido a los factores estructurales globales de la crisis capitalista, determinan un momento absolutamente crucial para el desarrollo de la Humanidad y marcan con claridad las exigencias requeridas para activar una amplia contraofensiva obrera y popular que es cada vez más urgente y necesaria para un eficaz desarrollo de la lucha de clases dirigido a derrotar el poder burgués. La apuesta del PCPE en ese sentido es la articulación del Frente Mundial Antiimperialista, tarea en la que nos encontramos inmersos y en la que se empiezan a situar algunos avances concretos.
Una situación en la que se hace imprescindible aclarar que nada se puede esperar de las diversas facciones que se disputan la hegemonía en el campo imperialista.
Todas se movilizan bajo el mismo objetivo y, aunque con una apariencia diferente, todas ellas representan los intereses del poder oligárquico que, liderado por los EE. UU y nucleado en torno a la OTAN, es el enemigo principal de la Humanidad.
EL SOCIALISMO: MÁS QUE UNA OPCIÓN, UNA NECESIDAD.
Nada positivo se puede esperar de este sistema sumido en una profunda crisis general de carácter estructural. El capitalismo es el único responsable del bloqueo de todas las capacidades que ya hoy alberga la sociedad para satisfacer las verdaderas necesidades materiales e inmateriales de un mundo en paz y armonía con la Naturaleza capaz de superar la dictadura del Capital.
Por tanto, cuando la decadencia del capitalismo solo extiende explotación y violencia sobre la inmensa mayoría de los seres humanos, sería un grave error abonarse al discurso de su cara más “amable” y sumarse al coro que, cínicamente alarmados por la violencia de Trump y sus acólitos, llama a unirse en torno a la defensa de las formalidades de la democracia liberal.
¿Cuál? ¿la del Partido Demócrata de los EE. UU y la UE permitiendo el genocidio en Gaza?,¿la de la UE que convierte el Mediterráneo y la llamada Ruta Canaria en la mayor fosa común de la Historia?,¿la del desmantelamiento de los servicios públicos y el aumento del presupuesto militar hasta el 5% del PIB?, ¿la que desangra la economía europea para defender a régimen nazi de Kiev?
Caer en la trampa del mal menor porque se acepta como una verdad universal que este es el único mundo posible, expresa con claridad la miseria intelectual y política de la socialdemocracia.
Quienes ya hacen una “Convocatoria por la Democracia” como su apuesta estratégica para el próximo periodo político, son una clara demostración de ello.
El referente no puede ser la permanente claudicación; ese ya es un camino conocido hacia el abismo.
La referencia en la que debe situarse la clase trabajadora internacional, también la de los pueblos de España, es la de la dignidad y la unidad expresada por el heroico pueblo palestino.
Un ejemplo de la firmeza necesaria para enfrentar cada uno de los grandes retos que hoy enfrenta la Humanidad y que solo empezarán a superarse en el camino hacia el Socialismo.
Hoy más que nunca, es imprescindible consolidar un camino de unidad obrera y popular en el contexto de una lucha decidida en la defensa de todos los derechos amenazados por la ofensiva de la burguesía.
Todo se ganó luchando y todo se perderá si no somos capaces de luchar por defenderlos.
XII CONGRESO DEL PCPE.
Con la firme decisión de cumplir con la responsabilidad de situar a la militancia comunista en esa posición de confrontación firme y decidida contra los planes sometimiento y sobreexplotación de burguesía española e internacional, se convoca el XII Congreso del PCPE.
Una oportunidad única para, desde la soberanía de los delegados y delegadas que participen en él, junto a invitados y delegaciones internacionales de partidos hermanos, actualizar el análisis que nos permita ejercer en mejores condiciones la tarea de conducción revolucionaria de masas que nos corresponde realizar como Partido Comunista.
Madrid, 9 de febrero del 2025.