Sin hacerlo desde un punto de vista en defensa exclusiva de los inseparables intereses y necesidades, tanto de la clase obrera internacional, como de los pueblos en defensa de su soberanía, resulta complejo analizar correctamente la constante sucesión de acontecimientos de estos días en la escena internacional,
Se impone una interpretación que, en medio de la madeja de mentiras que propagan todos los medios de propaganda del sistema, haga aflorar la luz de la verdad ante los ojos de las grandes masas trabajadoras. Es necesaria una visión certera de la realidad que, más allá de apariencias y retoricas huecas tan comunes en estos momentos, solo puede ofrecerla un conocimiento contrastado de los hechos y de sus consecuencias prácticas en la vida de las personas.
En ese sentido, es imprescindible considerar que, tras casi tres años después de iniciado el enfrentamiento militar directo entre la OTAN y Rusia en Ucrania, los planes imperialistas de derrotar a Rusia en esta guerra han fracasado.
Pese a la guerra, el robo de activos financieros y la multitud de sanciones impuestas a la Federación rusa por los países de la OTAN, no se ha conseguido el objetivo de aislarla, arruinarla y/o levantar una disidencia interna del estilo de las revoluciones de colores.
Junto a este dato, otro igualmente incuestionable durante este periodo, es la subsidiariedad de la UE respecto de los EE.UU. Más allá de la dependencia militar y la inexplicable aceptación de la exigencia de ruptura del vínculo comercial y energético con Rusia, en estos años la UE ha quebrado sus principales fortalezas económicas y se ha situado en un escenario de recesión y progresivo desmantelamiento industrial, en el que los únicos datos que crecen de su economía son los del cierre de empresas y el aumento de la deuda pública y privada.
En consecuencia, y como resultado claro de esta situación objetiva, es absolutamente impredecible que, en ninguno de los posibles escenarios que se puedan suceder en estas próximas semanas, la UE tenga la más mínima capacidad de vertebrar una posición autónoma diferente y/o confrontada con los EE.UU.
Razón por la que, a modo de un nuevo Napoleón III, tan patético como el original, lo único que se puede esperar del Presidente Macron y sus invitados en estas semanas absolutamente cruciales para el futuro de los pueblos de Europa y del mundo – incluyendo la amenaza de solución final sobre Palestina-, es representar una farsa cuyo comunicado final ya se está redactando en Washington y se acabará imponiendo a la UE, sin más derecho que aceptarlo y callar.
Por tanto, tras estos años de guerra en Europa en el que las empresas yanquis no han parado de hacer caja vendiendo energía cara y armamento a Europa, es muy probable que temporalmente, la facción del capital norteamericano que lidera la administración Trump dé como bueno el resultado de haber logrado:
Ser el único poder real del bloque occidental, tras hundir la economía europea y quebrar el consenso político interno en torno a su modelo de vertebración.
En ese sentido, el avance de las posiciones políticas más claramente alineadas con el gobierno Trump y lo que éste representa, le permite consolidar su fortaleza política en Europa mediante leales vasallos de marcado carácter neofascista.
Actores que, pese a su retórica de confrontación con las políticas de la UE, no dudan en ir de la mano de socialdemócratas y conservadores, a la hora de legitimar al régimen ukronazi de Kiev y, sobre la base de un revisionismo histórico profundamente antisoviético promovido por la Comisión Europea en este último periodo, fomentar las constantes amenazas a la paz en la frontera este de la OTAN (Finlandia, Polonia, Suecia, Países Bálticos, Moldavia…).
Quedarse con la parte de Ucrania que más le interesa económicamente para disponer de todos sus recursos sin ningún límite y, sin ninguna formalidad democrática.
Constituir una nueva colonia yanqui en Europa que, sumada a Kosovo y a las bases militares que tiene por toda Europa, consolide su posición dominante, reforzando su dominio.
LA GUERRA MÁS CERCA CADA DÍA
En el marco de una OTAN 360º, decidida a desarrollar su mandato imperial generalizando el conflicto allá donde lo considere necesario, todos los escenarios bélicos posibles siguen abiertos. Pese a una posible ralentización temporal de la guerra en Europa, nada frena la escalada bélica y es un grave error considerar que desaparece la posibilidad de nuevos conflictos en Europa.
El empeño de la OTAN y de la Comisión Europea con el incremento del gasto militar a un mínimo del 5% del PIB, expresa todo lo contrario y muestra con claridad la voluntad belicista de quienes, bajo el falso argumento de la “amenaza rusa a la seguridad europea”, no son más que el ariete de la OTAN en el este de Europa.
El compromiso con el que se alinean todos los gobiernos europeos, también la coalición PSOE/Sumar (IU-PCE), y del que van de la mano mandatarios socialdemócratas, conservadores, verdes, liberales y fascistas, expresa su unidad en el propósito compartido de salvaguardar los intereses del gran capital internacional.
UNA GUERRA QUE PAGA Y PADECE EL PUEBLO TRABAJADOR
El previsto incremento del gasto militar, además de aumentar la absolutamente impagable e ilegítima deuda pública que condena a la pobreza más severa a las futuras generaciones, directamente se va a retraer del gasto público afectando la viabilidad de la sanidad, educación y pensiones, así como de multitud de programas sociales.
Un 5% del PIB, que elevará exponencialmente las ya elevadísimas tasas de pobreza y exclusión social que padece una clase trabajadora condenada a la precariedad, la temporalidad y a una creciente desvalorización de la fuerza de trabajo. Una pobreza que, en cada vez más casos y de forma generalizada entre la población migrante, las mujeres trabajadoras y la juventud, hace imposible reproducir en condiciones medianamente óptimas la fuerza de trabajo. Salarios que no dan para pagar el techo, la alimentación y el descanso, son, junto a la guerra, la barbarie en la que el imperialismo sitúa a la Humanidad en este primer cuarto de siglo.
Una realidad que se construye paso a paso, normalizando a través de la mentira y la manipulación mediática, lo que, bajo el más mínimo criterio ético, es totalmente inaceptable y merece la respuesta más firme y organizada del conjunto de la clase obrera y los sectores populares.
ORGANIZARSE PARA GANAR LA PAZ
Es urgente levantar el más amplio frente de rechazo a los planes belicistas de la OTAN y de la UE. La prioridad es organizar espacios desde los que enfrentar la movilización de tropas al este de Europa y exigir la vuelta de todos los militares desplegados en el extranjero; de denunciar el futuro acuerdo parlamentario para elevar el gasto militar; y de impulsar una fuerte contraofensiva obrera y popular en defensa de todos y cada uno de los derechos sociales, laborales y civiles que, bajo la excusa del compromiso con la “defensa europea” y la inexistente “amenaza rusa”, nos van a ser arrebatados por los diversos gobiernos europeos, si no los defendemos y luchamos por ellos.
Este próximo 12 de marzo, aniversario del fraudulento referéndum que confirmó la pertenencia del Estado español a la OTAN en 1986, en torno a la participación en las convocatorias promovidas por la Coordinación Estatal contra la OTAN y las bases (CECOB) en todo el Estado, hay una excelente oportunidad para ponerse manos a la obra y dar los primeros pasos para derrotar todos los propósitos belicistas de la OTAN y la UE, a los que se somete el Gobierno de España.
Porque la BARBARIE ya ha llegado,
luchemos por la PAZ, el DESARME y el SOCIALISMO.
23 de febrero de 2024.
Comité Ejecutivo del PCPE