Juvenal Balán Neyra (Granma).— Aprovechando la espesura de la maleza del terreno y los árboles con las sombras, un grupo subversivo enemigo penetra con el objetivo de violentar la tranquilidad ciudadana y hacer daño a la economía.
En el mismo sector, aprovechando las características del terreno y el enmascaramiento necesario, un pequeño grupo de combatientes desempeñan sus funciones en un puesto de observación. En lo alto de un árbol, extremadamente enmascarado, un explorador, con sofisticado equipo de exploración, detecta el movimiento enemigo y de inmediato transmite las coordenadas al resto, quienes traducen los datos a las hojas de mapas e informan al puesto de mando las coordenadas.
De inmediato se da la orden y los destacamentos de tropas especiales dislocados en una caverna, comienzan la preparación para el cumplimiento de la misión. Formados alrededor de una rustica maqueta el jefe de la pequeña unidad transmite las ordenes de cómo enfrentar al enemigo.
Raudo y veloz abandonan el lugar en pequeñas formaciones, siendo acompañados desde el aire por drones que contribuyen al éxito de la tarea. El enemigo no se ha percatado del movimiento y están confiados. Llegado el momento, aniquilado las postas con el uso de fusiles con silenciadores, es el asalto decisivo. Disparos, lanzamiento de granadas, combate cuerpo a cuerpo, escalamiento y la evacuación protegida con los capturados se cumple la misión. El enemigo es neutralizado.
