69 años del Discurso Secreto de Kruschev La Unión Soviética es demonizada constantemente por la historiografía oficial para que la clase trabajadora no sepa que existió una sociedad completamente distinta a las sociedades capitalistas actuales. El dirigente soviético más calumniado es, sin duda, Iósif Stalin, que, 72 años después de su fallecimiento, sigue infundiendo terror a los enemigos de la clase obrera.
Muchas de las críticas anticomunistas que se hacen a Stalin tienen su origen en el informe de Nikita Kruschev titulado «Acerca del culto a la personalidad y sus consecuencias», más conocido como el Discurso secreto, que leyó a puerta cerrada en la última sesión del XX. Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Kruschev, en aras de abrir un nuevo periodo en el país, mintió descaradamente sobre Stalin y el trabajo que realizó el gobierno soviético mientras él era el secretario general del partido.
Una de las obras más importantes que desmienten las falacias kruschovistas es el libro de Grover Furr Kruschev mintió, en el que el autor demuestra las incongruencias, las falsedades y la verdadera intención que tenía Kruschev con el Discurso Secreto.
“Así sospeché que hoy, a la luz de los muchos documentos provenientes de archivos soviéticos secretos que ahora se encuentran disponibles, podrían investigaciones serias descubrir que incluso más de las revelaciones de Kruschev sobre Stalin fueron falsas. De hecho, he descubierto algo totalmente diferente. Ni una sola afirmación de la revelación que hizo Kruschev sobre Stalin o Beria, resultó ser cierta. Entre las que pueden ser comprobadas para ser verificadas, cada una resultó ser falsa. Resulta que, Kruschev no solamente mintió sobre Stalin y Beria, sino que todo el Discurso Secreto está hecho de fabricaciones.
Esperamos que este trabajo pueda contribuir en la forja ideológica de las organizaciones marxistas, sirviendo así a contrarrestar y combatir la Influencia de los discursos anti-ortodoxos y revisionistas en los círculos socialistas contemporáneos.”
(Grover Furr, Kruschev mintió)
Tal día como hoy de 1956 Nikita Kruschev leyó el “Discurso Secreto” en el XX. Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética con el que inauguró la desestalinización y el deshielo kruschoviano en la URSS.
El camarada Stalin siempre ha sido demonizado, criticado y tergiversado por los desviacionistas que desde el ascenso del georgiano al poder han conspirado contra él. León Trotsky abrió la veda para criticar a Stalin, pero fue Nikita Jrushchov quien comenzó el periodo desestalinización en la URSS.
Muerto Stalin, Jrushchov cobardemente aprovechó el momento para verter todas sus críticas y calumnias a uno de los cuadros más destacado del PCUS. De este modo, en la última conferencia del XX. Congreso del PCUS en el que no se permitió la entrada a ningún invitado extranjero, Jrushchov criticó el mal llamado “estalinismo” despreciando el supuesto culto a la personalidad de Stalin a la cuál Jrushchov tanto aportó para luego usarlo como arma arrojadiza contra Stalin.
Aunque, Iósif Stalin logró redirigir a la URSS mediante la planificación de la economía soviética y pese ganar la Gran Guerra Patria contra los nazis y fascistas, Jrushchov aseguró que la URSS se había alejado del leninismo, cuando Stalin dejó claro que todos los cuadros del PCUS eran herederos de las ideas leninistas, es decir que eran marxistas-leninistas no estalinistas. Además, Jrushchov ignoró la ocasión en la que Stalin quiso renunciar al poder y no le fue permitido, hecho que posteriormente se usó para tachar a Stalin de dictador y totalitario.
Los intereses pequeñoburgueses de la camarilla jrushchovista por reconvertir el socialismo soviético en un Capitalismo de Estado para competir de tú a tú con los EE. UU se formalizó tras las imperdonables acusaciones de Jrushchov en el XX. Congreso del PCUS.
Las mentiras revisionistas y desviacionistas son estériles a la hora de ensuciar el legado de Stalin, ya que la clase obrera internacional vio en Stalin uno de los camaradas más destacados de la historia del socialismo, ya lo advirtió Iósif: «Sobre mi tumba tirarán montañas de basura; el viento de la historia las borrará inexorablemente».
