Alrededor de 100 guerrilleros del Nuevo Ejército del Pueblo (NPA) se enfrentaron recientemente en intensos combates con las fuerzas gubernamentales filipinas en la provincia de Bukidnon, según reportes de la plataforma Red. Durante estas operaciones, un caza FA-50 de la Fuerza Aérea de Filipinas, con dos pilotos a bordo, perdió contacto durante una misión nocturna de apoyo a las tropas terrestres.
De acuerdo con la agencia AP, el incidente ocurrió alrededor de la medianoche del lunes, cuando el FA-50 perdió comunicación con otras aeronaves antes de llegar a la zona objetivo en Bukidnon. Las demás aeronaves regresaron de manera segura a la base aérea en la provincia central de Cebú tras realizar sus misiones. La portavoz de la Fuerza Aérea, la coronel Ma. Consuelo Castillo, declaró: “Estamos esperanzados en localizarlos a ellos y a la aeronave pronto y les pedimos que se unan a nosotros en oración durante este momento crítico”.
El Nuevo Ejército del Pueblo, brazo armado del Partido Comunista de Filipinas, ha estado involucrado en una insurgencia que se prolonga desde 1969. Manila ha intentado erradicar a la guerrilla de diferentes formas, incluyendo conversaciones de paz que colapsaron en administraciones anteriores, pero el conflicto persiste, especialmente en regiones como Bukidnon, donde se han registrado enfrentamientos recientes.
Diversos factores han contribuido a la persistencia del NPA a lo largo de las décadas. Entre ellos se encuentran las desigualdades socioeconómicas en áreas rurales, la percepción de corrupción gubernamental y la falta de acceso a servicios básicos en comunidades remotas. Además, el NPA ha establecido sistemas de impuestos revolucionarios a las empresas que operan en zonas bajo su influencia, lo que les ha permitido financiar sus operaciones. Históricamente, también han recibido apoyo de organizaciones internacionales y han mantenido relaciones con otros movimientos insurgentes.
Aunque en la década de 1980 contaba con aproximadamente 25.000 combatientes, las cifras se redujeron a alrededor de 8.000 a mediados de los años 2000. Recientemente, tras el paso de un tifón que devastó Filipinas, el NPA afirmó haber incrementado sus filas hasta 25.000 guerrilleros. Las condiciones de clandestinidad de este movimiento impiden confirmar estas cifras, pero los sucesos recientes demuestran que los comunistas filipinos mantienen la capacidad operativa y son capaces de causar bajas al ejército.
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