Manuel Almisas Albéndiz.— La figura del poeta, periodista, escritor y dramaturgo Gabriel Baldrich Gil (Melilla, 1915-La Línea, 1998), ilustre «Hijo Adoptivo» de La Línea de la Concepción (Cádiz), es muy poco conocida y valorada en la actualidad. Pero, además, las escasas reseñas biografías que se han publicado, ocultan un periodo de su vida -su alistamiento como voluntario en las Milicias populares antifascistas de Málaga y su posterior pertenencia a la oficialidad del Ejército Popular de la República- que sin duda tuvo una gran trascendencia para él.
Según se ha publicado y se ha repetido una y otra vez: A Baldrich, mientras estudiaba Medicina en Madrid, le sorprendió la guerra civil, donde resultó herido, y después se trasladó a Alicante, ciudad en la que conoció a Miguel Hernández. Al finalizar la contienda pasó cuatro años en la cárcel y otros dos en un batallón disciplinario. Y ya está. Así resumen y ocultan, de forma errónea y totalmente tergiversada, los tres años que pasó Baldrich en los frentes del Sur defendiendo la legalidad republicana.
De su compañero poeta Leopoldo Urrutia Luis (Córdoba, 1918) –en el franquismo conocido como «Leopoldo de Luis»- sí se ha recordado que en julio de 1936, siendo estudiante de Magisterio, se alistó voluntario en el «Batallón Pasionaria» del Quinto Regimiento del Partido Comunista, y que con los galones de teniente de milicias cayó herido en el frente de Usera (Madrid) siendo hospitalizado en retaguardia en Alicante en la primavera de 1937, donde conoció a Baldrich. También se ha recordado que terminó la guerra como capitán de Estado mayor en el Frente de Extremadura. Y no digamos del poeta de Orihuela Miguel Hernández, el «hermano mayor» y «maestro» de Baldrich y de Urrutia, del que es sobradamente conocida su participación en el Quinto Regimiento, en la 1ª Brigada Mixta y su labor en la Comisaría de Cultura, estando en varios frentes de guerra, y colaborando en varios periódicos y revistas del Partido Comunista de Alicante, Jaén o Almería durante la guerra. ¿Por qué entonces esta capa de silencio sobre Baldrich?
Es cierto que Gabriel Baldrich en 1936 estaba estudiando 4º de Medicina en la Facultad de San Carlos en Madrid, donde era un activo miembro de la Federación Universitaria Escolar (FUE), pero allí no resultó herido. Al acabar el curso se fue a pasar las vacaciones de verano con su familia linense a una vivienda que tenían en la calle Concepción n.º 25 de Estepona. Allí vivió el fracasado intento de sublevación militar en la localidad, poniéndose a disposición de las autoridades del Comité de Salud Pública que se había formado, actuando como practicante en el Hospital de Sangre de Estepona. Poco después, marchó a Málaga ejerciendo de sanitario en el Cuartel de Milicias de la Trinidad de Málaga. Estando allí, al formarse la 16ª Compañía de Milicias populares antifascistas «Ángel Mesa» -en honor del practicante de la Cruz Roja linense fusilado en las primeras horas del golpe- al mando del vecino de La Línea José Torrealba Ordóñez y donde la mayoría de sus integrantes eran linenses, Baldrich se incorporó como sanitario a dicha Compañía y marchó al frente del Chorro (Álora). En dicho frente de guerra tan activo y mortífero vivió la formación del «Batallón México» en octubre de 1936, al constituirse con varias Compañías milicianas que luchaban desde el primer momento, quedando adscrito a la 3ª Compañía, cuyo capitán José Torrealba, la responsable política Anita Carrillo y los tenientes Pedrero Sánchez, Buerles Haro y García Malea, además de otras docenas de suboficiales y milicianos, eran todos de La Línea y la mayoría pertenecían a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) o al Partido Comunista. En el «Batallón México» ya no actuó como sanitario, y Baldrich se convertirá en el director de la Sección Cultural del Batallón y del órgano mural del mismo llamado «Alba Roja». Ahí podemos situar los balbuceos del Baldrich escritor, poeta y dramaturgo. No solo se involucró en la alfabetización de los milicianos obreros y campesinos que mal sabían leer y escribir, sino que también se atrevió a escribir y representar un entremés satírico titulado «EAJ-5, Radio Sevilla», sobre las bravuconadas que el general golpista Queipo de Llano lanzaba a las ondas todas las noches. Se adelantaba así en seis meses a la obra de Rafael Alberti «Radio Sevilla (Cuadro flamenco)».
Estando aún en el frente del Chorro, Baldrich va a colaborar con relatos, poemas y otras colaboraciones con el semanarioVanguardia, órgano del Comité provincial del Partido Comunista de Málaga. Son las primeras creaciones literarias que se le conocen, y donde ya quedaba de manifiesto su militancia comunista y su pertenencia a las JSU, aspecto éste que también ha permanecido oculto.
Baldrich estuvo en diciembre de 1936 y enero de 1937 con el «Batallón Méjico» en los frentes de Marbella y de Ronda, convertido ya en teniente de milicias, siendo herido en este último frente. Sin estar completamente recuperado de sus heridas defendió la retirada de su Unidad al mando provisional de la capitana Anita Carrillo y de los camiones de combatientes heridos que partieron del Hospital de Sangre Miramar de Málaga en la tristemente conocida como «Desbandá», llegando a finales de febrero de 1937 a Alicante. Allí ingresó en el Hospital de Sangre del Socorro Rojo Internacional del barrio alicantino de Los Ángeles, conociendo al que será su íntimo amigo, el joven poeta de 19 años Leopoldo Urrutia, escribiendo juntos el romance escenificado «La madre espera su vuelta» (Romance de ciego), que se representó por primera vez por el Grupo de Teatro del «Altavoz del Frente» de Alicante el 14 de abril de 1937, sexto aniversario de la proclamación de la Segunda República.
En Alicante, el convaleciente Baldrich, que reingresó en hospitales en varias ocasiones, se va a convertir en un reconocido poeta. Una semana más tarde, el miércoles 21 de abril de 1937, el Teatro Universitario de la FUE «La Farándula» de Alicante inauguraban su «peregrinación artística», y lo hicieron con un acto celebrado en el Teatro Principal de la capital en el que además de representar la obra de Alejandro Casona, «Otra vez el diablo», contó con la participación de los coros de la FUE, Urrutia recitó algunos romances y Gabriel Baldrich intervino interpretando una escena poética de Federico García Lorca. Cuatro días después, el 25 de abril, la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura de Alicante celebró en el Teatro Principal un acto literario y cultural de Ayuda a Madrid. El amplio programa que habían preparado incluía una parte con recitados de Romanceros de la Guerra civil, y donde, además de Leopoldo Urrutia que recitó su «Romancero del Jarama», intervino «el camarada Baldrich» recitando su Romance «Qué suerte ser miliciano», «que fue largamente ovacionado».
El 19 de mayo se celebró en el Teatro Principal de Alicante una fiesta artística a beneficio del Instituto Municipal de Puericultura-«Gota de leche». El poeta Urrutia recitó el romance escrito por «su camarada G. Baldrich», «incorporado otra vez al frente de lucha», «Me voy otra vez al frente», «de gran emoción y magnífico de expresión, que fue muy ovacionado». Este romance se publicó días más tarde en la primera plana de la revista Socorro Rojo de Alicante.
Efectivamente, terminado sus días de recuperación en hospitales –el último de ellos en Murcia-, Baldrich fue dado de alta y se incorporó al ejército republicano como teniente de la 1ª Compañía del Batallón 337 de la 85ª Brigada Mixta. Este Batallón 337 será conocido como «Agrupación Torrealba», pues desde el 30 de abril José Torrealba fue designado comandante de dicho Batallón, y allí destinarán a otros oficiales y suboficiales del antiguo «Batallón México» malagueño, como el comunista linense Manuel Corral Andrades, ascendido también a teniente. En esa fecha, el Batallón 337 se encontraba defendiendo una línea del Frente Sur que iba desde Castell de Ferro en la costa oriental granadina, hasta la Sierra de Lújar, en las estribaciones de Sierra Nevada.
Baldrich volvió a las trincheras y allí, desde Órgiva -en la Alpujarra granadina-, escribió su «Romance de la Unidad proletaria», y participó en un «Concurso periodístico juvenil» convocado por los diarios de las Juventudes Socialistas Unificadas AHORA (Madrid) y La Hora (Valencia) con un relato titulado «Reunión al atardecer» que mereció el primer premio, siendo publicado por ambos diarios el 15 de agosto de 1937. Ese mismo día, Baldrich veía publicada una poesía suya en el n.º 14 de Guía (Villanueva de Córdoba), «periódico del frente y de la retaguardia: órgano provincial de Córdoba del Partido Comunista de España».
En otros de sus permisos, Gabriel Baldrich no se quiso perder el recital poético que dio Miguel Hernández el 21 de agosto de 1937 en el Ateneo de Alicante, motivo por el cual se le tributó un homenaje, el único que le rindieron en vida al poeta de Orihuela. En ese recital estuvieron presentes Baldrich y Leopoldo Urrutia, «sus hermanos pequeños», que habían iniciado semanas atrás una breve relación que culminaría a finales del año 38 con la publicación conjunta del poemario «Versos en la guerra», todo un regalo que le hizo Miguel Hernández a sus jóvenes amigos.
Los diarios AHORA y La Hora volvieron a convocar un Concurso Permanente con tres categorías (dibujo, prosa y poesía) para trabajos anónimos publicados por los jóvenes militantes de las JSU durante el mes de agosto. En dicho mes, el día 28, Baldrich (con el lema «De la Guerra») publicó su romance «El molino que no muele», y en los diarios del 9 de septiembre se supo que había conseguido el primer premio de la categoría de trabajos en verso, y en la noticia se confirmaba que Baldrich era «teniente del 337 Batallón en el Frente Sur».
Además de romances, el género literario preferido por Baldrich, como por la mayoría de poetas en aquellos meses de la guerra, Baldrich también cultivó la prosa, y en los ejemplares de los días 12, 14 y 15 de diciembre de 1937 de Nuestra Bandera (órgano provincial del Partido Comunista de Alicante) se pudo leer «Tiros en Sierra Nevada», su relato más extenso sobre su participación en la toma del Puerto de la Umbría con el Batallón 337 de Torrealba, que había acudido a reforzar a la 54ª Brigada Mixta. En ese momento Baldrich se había convertido en el teniente ayudante del Estado mayor del «bondadoso comandante Torrealba». La «Editorial Nuestra Bandera» comenzó el 5 de febrero de 1938 una Colección de relatos que inició con el texto «Héroes de Asturias» del escritor y periodista soviético Ilya Ehrenburg, y anunciaron que la segunda entrega sería la de Baldrich con su «relato épico» «Tiros en Sierra Nevada». Nunca llegó a publicarse. Tampoco se hizo realidad el anuncio que ese mismo mes hizo el «Altavoz del Frente» de Almería de editar en breve un folleto de poesías de guerra «del cual es autor Gabriel Baldrich, soldado de nuestro glorioso Ejército Popular».
La enorme popularidad que tenía Baldrich en aquel momento se aprecia en la siguiente noticia. El Diario de Almería, «Órgano del Comité Provincial del PCE de Almería», del 23 de diciembre de 1937 publicaba una extensa columna titulada «El imborrable acto de la Unidad del pueblo almeriense. ¡Viva el Día del Combatiente! ¡Viva el S.R.I.!». La celebración de ese día por parte del Socorro Rojo Internacional coincidió con la eufórica noticia de la toma el día anterior de la ciudad de Teruel por parte de las fuerzas republicanas. Entre los oradores invitados a ese acto en el Salón Hesperia de Almería se encontraba Gabriel Baldrich, cuya intervención era reseñada de esta forma: «Es un combatiente del Ejército del Sur. Justifica su sobrenombre de poeta y «Poeta del Sur», haciendo un bello párrafo sobre el dolor de los milicianos en las trincheras. Habla de la abnegación del Ejército Popular ante las tragedias de Málaga y del Norte. Después recita un inspirado romance a la toma de Teruel, que es acogido con una gran ovación».
En el ejemplar de la primera quincena de enero de 1938, la revista Socorro Rojo (Alicante) publicaba una columna titulada «El Poeta del Sur» haciendo alusión a lo publicado unos días antes por el Diario de Almería y afirmaban que le parecía muy bien que «al gran combatiente e inspirado poeta del pueblo, Gabriel Baldrich» le llamaran de esa manera, pero ellos preferían mejor llamarle el «Poeta de la España heroica».
Poco después Baldrich abandonó el Frente granadino y en marzo de 1938 fue destinado la 148ª Brigada Mixta que se encontraba en Torredonjimeno (Jaén), coincidiendo con el cambio en el mando del mismo, pasando a ser su Jefe el Mayor de milicias Manuel Periáñez Martín. En Jaén no estuvo mucho tiempo, puesto que en junio de 1938 fue destinado a la recién creada 181ª Brigada Mixta de la 54º División del Ejército Popular de la República (Brigadas Mixtas 180ª, 181ª y 182ª) que operó en el Frente de Levante en la llamada Línea X-Y-Z hasta el final de la guerra.
El poeta combatiente Gabriel Baldrich siguió colaborando con periódicos y revistas como con el diario de la 54ª División, Independencia o con Frente Sur (Jaén)- «Órgano del Partido Comunista», pero sus intervenciones en actos públicos desaparecieron. De nada sirvió que en Alicante se anunciara el mes de abril de 1938 que habían llegado a la ciudad «tres de los poetas revolucionarios más en boga en la actualidad: Pedro Garfias, Pascual Pla y Beltrán y Gabriel Baldrich», ni los halagos de la prensa alicantina y almeriense. Su participación continuada en los frentes de guerra impidió que se prodigara en los ambientes literarios de retaguardia donde tenían lugar los encuentros de escritores y artistas antifascistas que copaban los titulares de prensa y las obras impresas de las principales editoriales de la República. Sus romances no merecieron estar presentes en el «Romancero de la Guerra Civil» que editó la revista El Mono Azul de María Teresa León, Rafael Alberti o José Bergamín. Esa fue la dolorosa desventaja de ser un poeta combatiente.
El 30 de marzo de 1939 el teniente Gabriel Baldrich Gil, que no pudo llegar hasta el puerto de Alicante para intentar embarcarse hacia el exilio, fue detenido por las tropas franquistas en Benidorm y conducido al Campo de Concentración de Alicante, después al de Albatera y por último al de Porta Celi de Valencia, de donde salió en libertad provisional en junio de 1940. Su causa fue sobreseída en el mes de agosto y marchó a La Línea de la Concepción, dando clases particulares para sobrevivir hasta que en el mes de diciembre movilizaron a su quinta y él fue enviado al 141º Batallón disciplinario de Soldados Trabajadores acuartelado en Garrapinillos (en las afueras de Zaragoza). Se licenció en noviembre de 1942 volviendo a La Línea de la Concepción donde seguía residiendo su familia.
A finales de 1943 el comunista linense Manuel Pedrero Sánchez que acababa de salir de la cárcel, contactó con Baldrich, ya simpatizante de la Izquierda Republicana de José Giral, y le propuso participar en la constitución de la «Unión Nacional Española» que impulsaba el Partido Comunista desde Francia. Manuel Pedrero era un viejo conocido de Baldrich desde la época de la 16ª Compañía de Milicias, el «Batallón México» o la 181ª Brigada Mixta. Su posterior detención y absolución en el Consejo de guerra celebrado en Sevilla en 1945 ya es otra historia.
Con la publicación de sus Romances y de esta breve biografía, se hace un justo reconocimiento a aquellos jóvenes que, como Baldrich, dejaron sus estudios, sus inquietudes culturales y su vida acomodada, y con una manta en bandolera empuñaron un fusil ocupando su puesto en las trincheras andaluzas y valencianas «llenas de barro, de nieve y de sangre», para defender la legalidad republicana.
** Este artículo está basado en el Prólogo del folleto «Romances de la guerra civil -desde las trincheras-» de Gabriel Baldrich Gil, editado por Manuel Almisas Albéndiz, folleto disponible en: https://romancesguerracivilgabrielbaldrich.blogspot.com/2025/03/romances-de-la-guerra-civil-desde-las.html
Fuente: https://kaosenlared.net