José Negrón Valera (Sputnik).— Durante su discurso ofrecido durante una visita realizada a Tibú, municipio fronterizo con Venezuela, Petro resaltó la importancia de abordar conjuntamente los desafíos de la región y destacó la necesidad de poner freno a la violencia de los grupos irregulares con el fin de recuperar soberanía sobre los territorios fronterizos.
Una propuesta con raíces históricas
Hernán Alonso Rúa Ceballos, enlace electoral de la Junta de Colombia Humana en Venezuela destacó en diálogo con Sputnik que la idea de una zona económica binacional no es nueva y tiene antecedentes históricos significativos.
«Recordemos que hubo acuerdos de intercambio gasíferos y una ebullición económica en la frontera, cuando la política de redistribución de la riqueza petrolera que implementó el presidente [Hugo] Chávez condujo a ciudades comerciales como Cúcuta al crecimiento que hoy se aprecia», señala.
Además, resalta la importancia geoestratégica de Cúcuta durante la Guerra de Independencia y su conexión histórica con ciudades venezolanas como San Antonio del Táchira.
El experto también menciona el Tratado de Tonchalá como un precedente de cooperación entre ambas naciones, subrayando que «trascendió varios gobiernos» y que la región fronteriza ha sido testigo de procesos integracionistas desde tiempos del Congreso Fundacional de la Gran Colombia en Villa del Rosario.
Respecto a las diferencias entre esta iniciativa y anteriores propuestas de intercambio comercial, Rúa Ceballos enfatiza en que la actual se plantea desde una perspectiva más integral. «Supera lo meramente comercial, que es bien importante, en tanto se fortalece lo social, lo cultural», afirma.
Esta visión busca un enfoque que abarque aspectos económicos, culturales y sociales, promoviendo un desarrollo compartido en la región fronteriza.
Desafíos en una frontera compleja
La frontera entre Colombia y Venezuela es conocida por su complejidad y dinamismo. Rúa Ceballos destaca que, además de los aspectos económicos, es fundamental abordar otros factores para el éxito de la iniciativa.
«En la ‘calentura’ de la frontera radica su potencia; me explico, es su riqueza, su posición geoestratégica, sus suelos, su geografía diversa y el abandono de los estados lo que la calienta», explica. La presencia de diversos intereses en disputa por la renta del suelo, desde transnacionales minero-energéticas hasta terratenientes históricos, añade complejidad al escenario.
Para enfrentar estos desafíos, el experto estima que la zona binacional debe basarse en un criterio de complementariedad para un desarrollo compartido, superando la tradicional concepción de defensa de fronteras y promoviendo una visión integradora que beneficie a ambas naciones.
«El poder de dos Estados soberanos concentrados en un objetivo común, en un territorio compartido, puede ser la salida real, estructural, al conflicto social, político, económico que acumulan las regiones de frontera», considera.
Al considerar el contexto de la consulta popular para las reformas laborales y de salud en Colombia, Rúa Ceballos reconoce que la propuesta de la zona económica binacional podría enfrentar obstáculos legislativos.
«El congreso colombiano, de mayoría representantes de una ‘lumpen burguesía parasitaria’, siempre se opondrá», advierte.
Incorporación de la voz ciudadana
Ante un escenario de bloqueo legislativo, Rúa Ceballos propone que la participación activa de las comunidades fronterizas sea la que garantice la sostenibilidad de la iniciativa. Además, destaca la importancia de la democracia directa y la consulta popular como mecanismos para involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones y asegurar la continuidad del proyecto.
Rúa Ceballos enfatiza la necesidad de incluir la opinión de los ciudadanos fronterizos en la conceptualización e implementación de la zona económica binacional.
«El elemento que hace la diferencia es la existencia de voluntad política entre los Ejecutivos nacionales, sin lo cual seguiríamos en las mismas, comerciando por las mil y una trochas», comenta.
«Un ejemplo de estas identidades de frontera las tenemos en los Wayuunaiki (etnia indígena), quienes siempre han sido binacionales. No hay frontera en la nación Wayuu. Los Yukpa, otro pueblo indígena, pero en el Perijá (territorio venezolano), siempre ha ido de un lado a otro de la línea fronteriza según sus necesidades y más allá de las lógicas formales de los Estado-nación», reflexiona.
Recomendaciones para una implementación efectiva
Como conocedor de la realidad fronteriza, Rúa Ceballos recapitula varias recomendaciones para la implementación efectiva de la zona económica binacional:
- Visión compartida de desarrollo territorial: en dicha visión, el poder de dos Estados soberanos se debe concentrar en un objetivo común para territorio compartido, como una salida real y estructural al conflicto social, político y económico que afecta a las regiones de frontera.
- Superación de la división política tradicional: avanzar hacia una nueva visión del territorio basada en el pensamiento de Simón Rodríguez y la «Toparquía», que implica autogobiernos y descentralización desconcentrada, superando los límites de la división política heredada de la colonia.
- Resolución de problemas monetarios: se necesita superar el problema de la moneda y el cambio, que ha sido utilizado como instrumento de guerra económica, proponiendo la adopción de una divisa única o la definición soberana de los equivalentes entre el peso y el bolívar.
- Consulta popular y democracia directa: resulta importante realizar una consulta popular sobre la aceptación de la zona de integración, alineándose con la propuesta de consulta presentada por el presidente Petro y promoviendo la democracia directa como un mecanismo para blindar la iniciativa.
Para Rúa Ceballos es la zona económica binacional una oportunidad para enfrentar de manera coordinada décadas de conflicto social y armado, despojo de tierras, desplazamiento forzado y matanzas.
«Con esta idea del presidente Maduro y el presidente Petro lo único que puede salir mal es que no se concrete», concluye.