A falta de otra cosa, Europa es un continente de planes, proyectos y buenas intenciones, que normalmente van acompañados de presupuestos gigantescos, que rara vez se pueden cumplir. En un comunicado publicado ayer, la Unión Europea sacó a pasear uno de sus últimos proyectos: su apuesta por la inteligencia artificial.
La iniciativa ya fue presentada por Ursula von der Leyen durante la Cumbre de la inteligencia artificial, celebrada en París, en febrero. La Comisión Europea quiere hacer de Europa “un continente de la inteligencia artificial”.
El plan pretende reforzar las infraestructuras y empresas que operan en el ámbito de la inteligencia artificial y quiere animar a los 27 países de la Unión Europea a integrar la inteligencia artificial en su vida cotidiana. La Comisión Europea también quiere facilitar la aplicación del reglamento europeo que regula la inteligencia artificial en Europa.
Europa va a invertir masivamente en el ámbito de la inteligencia artificial. Quiere empezar por construir “gigafábricas de inteligencia artificial”, fábricas gigantes dedicadas a la inteligencia artificial. Estas estructuras, equipadas con una inmensa potencia informática, deberían convertirse en los nuevos terrenos de entrenamiento de modelos de inteligencia artificial.
Con su Ley de Desarrollo de la Nube, Bruselas quiere atraer inversiones privadas y espera movilizar 20.000 millones de euros para construir 5 fábricas gigantes en Europa. Esto forma parte de los 200.000 millones de euros de inversión europeos dedicados a la inteligencia artificial anunciados por Ursula von der Leyen en febrero. Planea triplicar la capacidad de sus centros de datos en su territorio en un plazo de cinco a siete años. También quiere ampliar las bases de datos para entrenar la inteligencia artificial.
Europa también busca preparar a la población para la aparición de la inteligencia artificial. El 13,5 por cien de las empresas europeas ya han introducido la inteligencia artificial en sus herramientas de trabajo, pero Bruselas desea así reforzar la adopción de la inteligencia artificial en el sector privado y el público.
También quiere atraer los talentos de la inteligencia artificial a su territorio. “Estas acciones contribuirán a la creación de vías de inmigración legales para los trabajadores no europeos altamente cualificados en el sector de la inteligencia artificial y deberían convencer a los investigadores y expertos europeos en inteligencia artificial de regresar a Europa”, dice el comunicado.
Finalmente, desea formar a las generaciones futuras en inteligencia artificial y quiere “elaborar programas de enseñanza sobre inteligencia artificial e inteligencia artificial generativa en los sectores clave”.
Esta dinámica iniciada por la Unión Europea no significa dejar de lado los textos de ley relativos al Reglamento. Bruselas quiere establecer una oficina de asistencia del reglamento (AI Act Service Desk) para acompañar a los diseñadores de inteligencia artificial en la elaboración de su herramienta, cumpliendo con las diferentes normas.
A través del plan, la Comisión Europea quiere preservar su soberanía tecnológica y competir con los monopolios estadounidenses y chinos, mucho más avanzados. El año pasado entre los modelos de inteligencia artificial más influyentes del mundo, 40 eran de origen estadounidense, 15 eran de origen chino y solo tres eran de origen europeo.
Europa quiere muchas cosas.
Demasiadas para un continente arruinado.