En la jerga del periodismo posmoderno, una fuente de información se califica como “independiente” si la financia Estados Unidos. Por el contrario, si la financia Rusia, no cabe duda: se trata de “desinformación”.
Por lo tanto, para saber quién financia a quién, no hay más que leer las etiquetas que le ponen los medios de comunicación convencionales.
Por ejemplo, el tinglado “Reporteros Sin Fronteras” (RSF) es “independiente” porque fue creado y financiado por Estados Unidos y en uno de sus últimos informes se muestran preocupados porque los medios “independientes” del mundo están desapareciendo, lo cual, traducido al lenguaje corriente, quiere decir que lo que, en realidad, está desapareciendo es la financiación estadounidense.
Como los reporteros de esos medios eran parásitos que vivían de las subvenciones estadounidenses, ahora tienen que empezar a trabajar para ganarse la vida de otra manera. Les ocurre algo parecido a los periodistas españoles que en la transición cobraban del “fondo de reptiles” para blanquear el franquismo. Es lógico que se lamenten porque hasta ahora han vivido bien.
Según RSF, el final de la ayuda estadounidense está provocando un caos en todo el mundo porque el periodismo “independiente” es esencial para la democracia, la libertad y los derechos humanos (1).
La Usaid apoyaba a los medios “independientes” en más de 30 países, por lo que el impacto del cierre puede ser catastrófico. Según datos de la propia institución, en 2023 eran beneficiarios de sus subvenciones 6.200 periodistas, 707 medios de comunicación privados y 279 organizaciones de la sociedad civil.
El presupuesto de ayuda exterior para este año incluía 268 millones de dólares asignados por el Congreso de Estados Unidos para apoyar a “los medios independientes y el libre flujo de la información”.
Lamentablemente la Usaid ha cerrado su sitio web por lo que será difícil seguir el rastro del fondo de reptiles, tener un listado de medios de comunicación mercenarios, así como periodistas faltos de escrúpulos.
Las “ayudas” procedentes del extranjero suponen un auténtico desembarco colonial. En Georgia casi todos los medios de comunicación “independientes” funcionan gracias a la financiación extranjera, mientras que en Ucrania, según un estudio publicado en mayo del año pasado por el Lliv Media Forum, alrededor del 75 por cien de los medios siguen dependiendo parcial o totalmente de subvenciones extranjeras, la mayoría de las cuales son estadounidenses.
El 21 de enero el sitio web Nicaragua Investiga advirtió que el decreto de Trump “amenaza con asestar un duro golpe” a su cruzada antisandinista, siendo este apoyo un “pilar fundamental” en los esfuerzos de Estados Unidos para derrocar a Daniel Ortega.
Los medios digitales cubanos son un cenáculo clásico de periodistas vendidos al imperialismo. El 26 de febrero, a Cubanet, un medio de comunicación “independiente” creado en 1994 en Miami para la campaña contra el gobierno de la isla, le retiraron la subvención de 1,8 millones de dólares que había recibido de Usaid durante tres años. En 2024, se asignaron específicamente 500.000 dólares para movilizar a “la juventud cubana de la isla a través del periodismo multimedia objetivo y sin censura”.
El Diario de Cuba, que tiene su sede en Madrid, recibió 1,3 millones de dólares entre 2016 y 2020. ADN Cuba recibió 3 millones de dólares entre 2020 y 2024, aunque hay otros que difícilmente sobrevivirán a la sequía de dinero, como El Toque o CiberCuba, y buscan subvenciones y donaciones debajo de las piedras.
Pero las estrellas de intoxicación anticubana, Radio y TV Martí, corren el peligro de desaparecer. Desde su nacimiento (1984 para la radio y 1990 para la televisión), han costado 800 millones de dólares al presupuesto de Estados Unidos para mantener el sueño de los gusanos: bailar sobre la tumba de Fidel Castro.
A RSF le preocupa la “libertad de prensa” en El Salvador (2), donde los medios parasitarios de la Usaid son numerosos: Gato Encerrado, El Faro, la Revista La Brújula (“periodismo feminista”), Focos, Mala Yerba (“periodismo ecologista”), la revista Factum, Radio Ilumina…
Malos tiempos también corren en Colombia para los medios serviles de la oligarquía de siempre, como La Silla Vacía, la mitad de cuyos ingresos provino de la Usaid en 2023, y la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP). La hambruna es inminente.
Lo mismo le ocurre en Venezuela a Efecto Cocuyo, que es importante porque suministra combustible a las agencias de noticias y medios internacionales, sin los cuales la campaña contra Maduro, el bolivarismo y el “populismo” se quedaría coja.
En una entrada anterior ya anunciamos el cierre de las joyas de la Guerra Fría, como la Voz de América (VOA), sin cuyos embustes no se pueden entender las campañas mediáticas que precedieron al derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala (1954), al intento de invasión de Bahía de Cochinos a Cuba (1961), al Golpe de Estado contra Juan Bosch en la República Dominicana (1963) y a la invasión de ese país por los marines en 1965.
Como muestra de la manera en que RSF defiende el “pluralismo informativo”, el 21 de marzo presentó una demanda contra el gobierno de Trump exigiendo el mantenimiento de la Voz de América y la reincorporación de sus reporteros mercenarios.
Entre 1985 y 2008 la propia RSF, estuvo financiada por las redes más negras del imperialismo en Latinoamérica, entre otras, el Centro para una Cuba Libre, una fundación involucrada, desde Miami, en acciones terroristas en territorio cubano, y la National Endowment for Democracy (NED), creada en 1982 por Reagan para financiar públicamente a quienes la CIA patrocinaba en secreto antes de que múltiples escándalos la obligaran a tirar la piedra y esconder la mano.
La recompensa es que RSF es un defensor incondicional de los medios de intoxicación latinoamericanos que propugnan la desestabilización de sus respectivos países.
(1) https://rsf.org/fr/%C3%A9tats-unis-le-gel-de-l-aide-internationale-am%C3%A9ricaine-par-donald-trump-plonge-le-journalisme
(2) https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/RSF-ve-en-riesgo-la-libertad-de-prensa-en-El-Salvador-La-situacion-es-peor-de-lo-que-teniamos-en-cuenta-20250325-0019.html