En estos últimos días se ha celebrado la gloriosa victoria del Ejército Rojo contra la jauría miserable del régimen nazi. El Ejército Rojo realizó la mayor gesta de la historia militar y persiguió al genocida de Hitler hasta la misma cueva y le obligó a suicidarse, dando por concluido el Tercer Reich. Este episodio bélico dejó una matanza de 27 millones de soviéticos asesinados, ejército y población civil que supieron conseguir su fin cuando las democracias burguesas habían sucumbido cobardemente.
Pero el Ejército Rojo y la organización soviética que recogió Stalin, no vinieron de la nada. Hubo un hombre, detrás de la masa, que forjó los cimientos de la sociedad soviética y que dedicó toda su vida a la creación del primer estado socialista. Ese hombre se llamaba Lenin y sería muy injusto no reconocer su trabajo y su método organizativo en el exterminio del ejército nazi y su sistema de explotación.
Tras largos años de exilio, Lenin llegó a Rusia y se hizo cargo del partido bolchevique, un partido de nuevo tipo creado y organizado por él, cuando la revolución ya se adivinaba. En este escenario, introdujo una estrategia coherente y una táctica bien elaborada para la lucha del proletariado, en el tiempo de sus acciones abiertas hacia la revolución proletaria, cuando ya había caído el zar y el derrocamiento de la burguesía pasó a ser una tarea práctica inmediata, cuando la cuestión de las reservas del proletariado, con la unión con los campesinos pobres que querían desterrar también la explotación asalariada (estrategia), pasó a ser una de las cuestiones más palpitantes, cuando todas las formas de lucha y organización, tanto parlamentarias como extraparlamentarias (táctica), se revelaron con total nitidez. Fue en este periodo cuando Lenin rescató las tesis de Marx y Engels sobre táctica y estrategia. Pero no se limitó tan sólo a eso, las desarrolló y las completó con nuevas ideas y principios, introduciéndolas en un sistema de reglas y principios de orientación para dirigir a las masas y la lucha del proletariado. Obras de Lenin como “¿Qué hacer?” (1902), “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución” (1905), “El imperialismo, fase superior del capitalismo” (1916), “El estado y la revolución” (1917), “La revolución proletaria y el renegado de Kautsky” (1918) o “Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo” (1920) son indiscutiblemente una verdadera aportación a la ciencia del marxismo-leninismo y su arsenal revolucionario. La estrategia y la táctica del leninismo son la ciencia de la dirección de la lucha revolucionaria del proletariado.
Desde el PCOE rendimos este sincero y humilde homenaje al hombre que supo llevar a término la revolución en una sexta parte del planeta tierra y que dejó sus enseñanzas a las generaciones venideras. De su herencia y ejemplo el PCOE se erige en su modesto discípulo y trabaja sin descanso en hacer llegar las enseñanzas del marxismo-leninismo a las masas trabajadoras, porque sabemos que para romper el cerco de la burguesía, la única salida es revolucionaria. El proletariado armado de la ciencia del marxismo-leninismo se vuelve invencible y bajo la dirección del partido revolucionario es capaz de conseguir las gestas heroicas que le llevan a cumplir con su misión histórica, derogar el sistema burgués e instaurar la sociedad comunista sin clases.
¡Gloria al camarada Lenin!
¡Gloria al Ejército Rojo!
¡Larga vida al marxismo-leninismo!
COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)