Francisco Valverde (Unidad y Lucha).— En el centro de Murcia, junto a la Plaza Circular, se encuentra la antigua Prisión Provincial de Murcia, conocida como la Cárcel Vieja. Prácticamente la totalidad de su existencia (1929-1981) se empleó como centro penal franquista, para la brutal represión contra miles de mujeres y hombres republicanos, comunistas, anarquistas, sindicalistas… En esencia, trabajadores y trabajadoras de la Región de Murcia, a quienes la dictadura necesitaba hacer desaparecer físicamente, en una de las últimas ciudades republicanas en ser tomadas por las tropas franquistas, que lograron imponerse con el respaldo internacional del fascismo y el nazismo de Hitler y Mussolini. Bien sabe esto último la ciudad de Cartagena, que sufrió con 6000 muertos el conocido “Bombardeo de las 4 horas” por la aviación de Mussolini, con la colaboración del ingeniero y fascista murciano, Juan de la Cierva. Nombre con el que el PP y Vox insisten en bautizar al Aeropuerto de Corvera, en otro episodio más para reescribir la historia. Lo abordaremos en otra ocasión…
A pesar de tener una capacidad para unos 400 presos y presas, la Cárcel Vieja llegó a emplearse para hacinar a cerca de 4000 republicanos durante los primeros años de la dictadura, época en que la represión fue especialmente salvaje, creando cerca de 300 campos de concentración en todo el estado.
A principios de este año, a pesar de que la Ley de Memoria Democrática lo prohíbe, y de las denuncias de las asociaciones de Memoria Histórica de la Región (FAMHRM) y de HUERMUR, el gobierno municipal del PP, ha empezado a derribar este edificio histórico, a prisa y corriendo, para destrozar el patrimonio regional y tapar la historia, a cambio de montar bares. ¡Cervecicas y tapas en el panteón de los fusilamientos franquistas! Una propuesta extremadamente banal, tratándose del significado histórico de este edificio, que se muestra a través de un vídeo de animación (muy cutre) en la web del Ayuntamiento de Murcia.
Un modelo, el de la derecha regional, que consiste en destrozar patrimonio público y el entorno, como ocurre con los hallazgos árabes en San Esteban, a la intemperie desde hace más de 15 años, la destrucción de la huerta por la construcción descontrolada o la destrucción de nuestro Mar Menor.
Pero también por su clara intención ideológica de reescribir la historia y hacer desaparecer el significado de la Cárcel Vieja. ¿Será que quieren esconder bajo la alfombra los crímenes de los que se reconocen herederos?
A pesar de varias instancias dirigidas por estas asociaciones al Gobierno de España, exigiendo paralizar el plan (asociaciones que han reclamado, además, que se respete el edificio para crear un Museo de Memoria Democrática que muestre los crímenes que cometió allí el franquismo), no ha sido hasta el inicio del derribo de parte de los muros de la cárcel, cuando el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática ha instado, de forma tibia, a paralizar las obras, cosa que no ha impedido que las grúas del ayuntamiento sigan avanzando en sus derribos.
No es de extrañar esta tibieza del Gobierno de España, tras ver cómo en los dos efímeros años de gestión municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Murcia, no quisieron modificar el plan del PP para la Cárcel Vieja. Una muestra más de los límites de la democracia burguesa y del papel de la socialdemocracia.
Además de mantener el pulso judicial, es necesario encabezar esta lucha a través de la organización y la movilización de masas, para poder avanzar en los principios de VERDAD, JUSTICIA y REPARACIÓN frente a la continuidad del franquismo en nuestros días. Entender la necesidad de luchar por recuperar nuestro hilo rojo de la historia, ante los ataques de los sectores reaccionarios, con sus intentos de reescribir la historia, y ante el insulto de quienes solo utilizan de forma oportunista nuestra memoria obrera y republicana, para despreciarla.
Mientras que el Ayuntamiento garantiza que los pijos de Montevida se ahorren las colas de la Confitería Luis Miguel, para ir a la antigua Cárcel Vieja a por un pastel de carne, nosotros y nosotras, recogemos el legado republicano y obrero, y organizamos la respuesta, para gritar: ¡Ni olvido, ni perdón!.