En un comunicado, el organismo condenó la escalada de violencia de esas personas “destinada a erradicar la presencia palestina e imponer realidades coloniales por la fuerza con el apoyo directo del Gobierno”.
Al respecto, criticó el reciente asalto a la localidad de Bruqin, donde los colonos agredieron a ciudadanos y quemaron vehículos.
Esas acciones representan una flagrante violación de todas las leyes y normas internacionales, apuntó.
Los sucesos en Burqin no fue un caso aislado, sino más bien parte de una serie continua de crímenes destinados a desplazar a los palestinos y apoderarse de sus tierras por la fuerza, recalcó.
Al establecimiento de puestos coloniales ilegales y a la expansión de los asentamientos existentes se suman la tala de árboles, el robo de tierras y de ganado, el desplazamiento de comunidades beduinas y los asesinatos, subrayó.
Esas acciones socavan cualquier posibilidad de lograr una paz justa y amplia, consideró.
Por ello, el Consejo instó a la comunidad internacional a asumir sus responsabilidades jurídicas y morales para detener a Israel.
La institución llamó a aplicar las decisiones sobre el tema de la Corte Internacional de Justicia.
Según datos oficiales, más de 750 mil colonos judíos viven en Cisjordania, incluida Jerusalén Este, pese a los reclamos del mundo, que considera a ese territorio como parte del futuro Estado palestino.