Elson Concepción Pérez (Granma).— Los últimos días del mes de mayo nos sorprenden, no solo por las altas temperaturas, sino por la forma abierta en que se juega, máscaras aparte, con los cada vez más letales enfrentamientos, no limitados a un país u otro, digamos que interconectados por intereses hegemónicos foráneos.
Preguntaría, entonces, ¿quién o quiénes se beneficiarían con una guerra, o de una posible conflagración mundial?
Un elemental análisis de lo que hoy se publica en la prensa internacional nos alerta sobre cómo los monopolios mediáticos occidentales brindan su «cobertura», como si fueran parte de una agrupación militar.
Hace apenas 48 horas cayeron las máscaras de algunos líderes europeos que hablan de paz, a la vez que financian la guerra.
Por ejemplo, el centro de gravedad de la guerra en Ucrania está en la exigencia rusa de que Kiev no ingrese a la OTAN, y que las tropas de la Alianza Atlántica no ocupen posiciones en la frontera ucraniana con Rusia. Y, mucho menos, que Ucrania reciba de Estados Unidos y de algunos países europeos, armas de largo alcance que podrían facilitar ataques de profundidad al territorio del gigante eslavo.
Dos aspectos nos muestran lo que hay detrás de la impaciencia actual porque ese conflicto no tenga fin, y que los posibles acuerdos de los diálogos, por una u otra razón, vuelvan al cesto de los documentos olvidados, o, cuando menos, no pasen de ser paliativos que se sabe que no fructificarán.
La más reciente decisión de países como Francia, Estados Unidos, Alemania e Inglaterra de abandonar la moratoria de que a Kiev sean enviadas armas de largo alcance, es una bofetada a un plan de paz, supuestamente en la mesa de negociación, y con bombos y platillos para Donald Trump, quien se ha atribuido todos los «méritos», luego de sus aparatosos compromisos electorales de acabar con esa guerra, «al otro día de que se instalara en la Casa Blanca».
Pero hay más: el Trump de las reiteradas menciones a la razón rusa para enfrentar a la Ucrania que «ha defalcado a Estados Unidos por las millonarias cifras de dólares invertidos en armas para sostener su guerra», ahora arremete contra el presidente ruso, Vladímir Putin, a quien acusa de «estar jugando con fuego», y refirió que, si no fuera por él, «a Rusia ya le habrían pasado muchas cosas realmente malas», escribió Trump en su cuenta de Truth Social.
En cuanto a la decisión de tres gobiernos europeos y EE. UU. de levantar las restricciones de entregar a Kiev armas que, por su poder, podrían llegar a gran parte del territorio ruso, incluyendo Moscú, el portavoz presidencial del Kremlin, Dimitri Peskov, calificó el hecho de «bastante peligroso», y va en contra de posibles acuerdos para alcanzar la paz.
El canciller alemán, Friedrich Merz, en una conferencia de prensa conjunta con el jefe del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski, reiteró este miércoles que se eliminarán las prohibiciones para que Ucrania utilice armas de largo alcance fuera de su territorio. Merz subrayó que Berlín apoyará a Ucrania en el desarrollo de sus propias armas de largo alcance.
Respecto al papel de la otan, el canciller ruso Serguéi Lavrov afirmó que la experiencia histórica demuestra que, «cuando la otan viene a ti, espera problemas». Así «lo recuerdan en la antigua Yugoslavia, Irak, Libia, y muchos otros países», aseguró, según RT.
Son evidencias más que suficientes para afirmar que los procesos de paz en nuestros días, están llenos de agujeros que comprometen su consecución.
