Hace unos días el gobierno uruguayo declaró el estado de emergencia a causa de una inusual ola de frío que azoto al país, que se ha cobrado la vida de al menos siete indigentes. Las autoridades encargadas de la emergencia, que son muy poco comunes en el país, autorizaron a la policía a evacuar a los sin techo de las calles.
El inusual aire gélido proveniente de la Antártida bajó los termómetros drásticamente, impactando a un país costero con un terreno llano acostumbrado a los inviernos suaves del hemisferio sur.
Una ligera nevada cubrió algunas zonas del país por primera vez en cuatro años, con temperaturas que alcanzaron los -4ºC.
Las autoridades sanitarias emitieron numerosas advertencias sobre los peligros de congelación e hipotermia, y los indigentes se enfrentaron a codiciones climáticas devastadoras, así como el ganado, que también ha sido conducido a establos al brigo de las inclemencias meteorológicas.
Los trabajadores sociales se desplegaron por Montevideo, intentando convencer a los sin techo de que se refugiaran en los albergues públicos. Los siete indigentes que murieron por exposición al frío fueron encontrados en diversas partes del país: uno había estado durmiendo bajo un puente, otro en una estación de autobuses y otro en una tienda de campaña cerca del río.
En los últimos años el número de indigentes ha aumentado continuamente en Uruguay. El año pasado el Ministerio de Desarrollo Social registró más de 2.700 personas sin hogar, la gran mayoría en Montevideo.
El presidente Yamandú Orsi invocó las inusuales prerrogativas de emergencia que facultan a la policía y otros funcionarios para evacuar por la fuerza a los indigentes de las calles, citando un nivel de riesgo para quienes duermen a la intemperie.
“La posibilidad de la evacuación obligatoria se ha aplicado por primera vez porque la magnitud del problema realmente requiere otras herramientas”, declaró Leandro Palomeque, director del Sistema Nacional de Emergencias de Uruguay.
El gobierno abrió 32 nuevos centros de calentamiento y tres puntos de evacuación más, incluyendo la conversión de gimnasios públicos y una academia de policía, y prepararon unas 1.000 camas adicionales.
En ocasiones anteriores el Sistema Nacional de Emergencias y el Instituto Uruguayo de Meteorología ya emitieron alertas rojas, pero siempre estuvieron asociadas a tormentas, lluvias intensas o vientos fuertes. Es la primera vez que se promulga una alerta por frío extremo.