Tras la sucesión de noticias en relación al alcance de la corrupción en la tríada que venía dirigiendo la estructura del PSOE y el Ministerio de Fomento en la última década, se impone una reflexión que, más allá de titulares mediáticos y la profusión de análisis interesados difundidos desde las diversos medios de comunicación del sistema, situé las categorías de análisis necesarias para, ante una situación como ésta, orientar la acción política y social del movimiento obrero y el conjunto del campo popular a los más diversos niveles. Unos análisis y directrices que, para evitar la desorientación o instrumentalización descarada de la acción/reacción de las masas ante tamaña desvergüenza, tendrá que ser la militancia comunista la que la sitúe como referencia de las masas en los diversos espacios/frentes de lucha en los que participa.
En ese sentido, hay que dejar claro, que todo lo que se limite a la crítica al bipartidismo y al “no hay pan para tanto chorizo”, sin situar el carácter estructural/sistémico de este nuevo acontecimiento de corrupción, perpetuará la situación, porque, sin tocar a los corruptores y a las causas de la corrupción, se limitará a defenestrar a unos corruptos para empezar otra vez el ciclo eterno de la corrupción en el capitalismo. No es el PSOE, no es el PP, ni los sindicatos que pactan ERE a cambio de dinero; tampoco es Acciona, Ferrovial o ACS, ni tampoco la Monarquía que se sitúa en el vértice de la corrupción en el Estado español; son todas las estructuras del poder burgués que, por su esencia, destinadas únicamente a garantizar el beneficio empresarial, son absolutamente corruptas al margen del país, la cultura y su forma de gobierno.
Alianzas empresariales configuradas por complejos conglomerados financieros en el que se entremezclan intereses de diversos sectores económicos1, son el verdadero Estado y los amos y señores de las decisiones que, a modo de su consejo de administración, adoptan los diferentes gobiernos. Una realidad que se oculta, pero que al margen de las corruptelas conocidas cada cierto tiempo, son el gran engaño que impasibles defienden todos los gestores políticos y sociales del poder burgués.
No es una democracia, es simple y llanamente el poder dictatorial de una oligarquía crecientemente concentrada que dirige los estados y a la que sirven quienes, integrándose en ellos, no solo lo gestionan, sino que lo legitiman y lo presentan como única formación socio-económica posible.
En ese sentido, con todas las consideraciones tácticas posibles y aceptando intervenir con voz propia en algunos de los marcos de alianzas que se generen para denunciar la corrupción, es necesario situar con toda la claridad posible que solo en el cambio de sistema, en un nuevo Estado fundamentado en el poder de la clase obrera, es posible superar la corrupción intrínseca al poder burgués, al poder absoluto del beneficio privado por encima de cualquier otra meta social.
Y, justamente en ese contexto de denuncia del capitalismo, es cuando se impone la más firme confrontación con quienes se presentan como la alternativa posible, cuando en realidad no son más que los legítimos representantes de ese poder oligárquico-burgués que denunciamos.
La derecha política española en todas sus versiones –también la vasca y la catalana- son verdaderas madrigueras de corrupción sistémica, propia del ADN de la clase que representan y del aprendizaje acumulado a lo largo de más de dos siglos de dictadura de clase impuesta con los mayores niveles de corrupción y violencia imaginables.
Por tanto, es necesario que, más allá de los llamamientos puntuales e interesados que surjan desde el oportunismo 2para organizar un movimiento de denuncia de la corrupción al estilo 15M, tengamos la capacidad de situarla de forma transversal en los diversos espacios de trabajo de masas en los que intervenimos, sin cometer el error de presentarla como algo diferente al capitalismo. El capitalismo es corrupción.
Si la corrupción es generalizada y afecta a toda la estructura del Estado y la sociedad capitalista, solo con su denuncia global en todos los espacios de organización del movimiento obrero y popular (sindicato, AA. VV., asociación cultural, juvenil…) se evidenciará en toda su alcance que, más allá de los Koldos y Zaplanas de todos los gobiernos, su realidad es absolutamente orgánica al capitalismo.
OTAN NO, BASES FUERA. NO A LA GUERRA IMPERIALISTA.
Cuando suenan tambores de guerra por doquier y la percepción de la realidad que adquiere gran parte de las masas trabajadoras obedece a la transmisión absolutamente interesada (de clase) que de ella hace el poder burgués, la absoluta prioridad del campo revolucionario, del Partido Comunista, es interpretar las claves centrales del análisis material de las causas del armamentismo y la guerra. Una posición que, necesariamente, debe ser rigurosa y, por encima de virajes oportunistas y coyunturas puntuales, dirigirse a la construcción de un amplio movimiento popular contra la OTAN, las bases y la guerra imperialista.
Debatiremos cómo hacerlo, qué herramientas organizativas usar, de qué forma llegar a permeabilizar nuestras posiciones en la realidad del movimiento obrero y popular…también habremos de profundizar nuestro análisis y mantener actualizado el diagnóstico de la realidad conforme a la sucesión de acontecimientos que se precipitan, pero no podemos dejar de lado el compromiso con el objetivo señalado y abandonarlo traicioneramente.
Sin un amplio movimiento popular comprometido con la denuncia clara y sin concesiones de los responsables y las causas de la guerra global con la que el imperialismo golpea el Planeta, todas las críticas que se hagan a la economía de guerra y sus consecuencias en el gasto público de nuestras sociedades, son papel mojado útil solo para satisfacer las conciencias de quienes se alertan por su sanidad y sus pensiones, pero en un acto de supremacismo occidental impropio de personas solidarias, no son capaces de movilizarse por una guerra que ya es una realidad que asesina diariamente a miles de personas en todo el mundo.
Lo podemos ver en la Cumbre de la OTAN en la que el debate es si el 2 %, el 3.5 % o el 5 % del PIB de cada país para el presupuesto militar y las posiciones “pacifistas” de políticos como Pedro Sánchez y sus aliados vienen determinadas solo por este hecho, ya que, por supuesto, sigue las directrices del capital que no admite la más leve denuncia de la guerra imperialista. El compromiso de la socialdemocracia con la guerra, ahora se expresa con el llamado a “formar un espacio común de seguridad europeo.
Término al que cada cual le dota de un contenido con más o menos cinismo, pero que, en última instancia y sin más opción a la crítica o la disidencia, no significa más que desarrollar la guerra en Rusia, el Magreb y el Sahel cumpliendo las órdenes de la OTAN y su liderazgo estadounidense.
Por todas estas razones, es necesario reafirmar la necesidad de seguir avanzado en todo lo construido hasta ahora en torno a los diversos comités contra la OTAN y las bases creados en los territorios con diversos grados de coordinación local, nacional o estatal; también en experiencias diversas como la Campaña por el Estatuto de Neutralidad de Canarias o la propia Coordinación Estatal contra la OTAN y las bases (CECOB) y la Campaña “Que no nos arrastren a la guerra”. Nada justifica que se deje de trabajar en esta línea de intervención dirigida a quebrar el discurso de la inexorabilidad de la guerra y su consecuente normalización social. Insistir en la denuncia, no olvidando jamás que al imperialismo, como nos muestra actualmente la Resistencia palestina, se le vence con la lucha, la firmeza, la unidad del pueblo y sabiendo aprovechar sus flaquezas para asestarles golpes sin cesar.
¡Nos va la vida en ello!
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1 Obra pública, farmacéuticas, complejo militar, banca, energéticas, naviera, telecomunicaciones…
2 También organizaciones como Podemos o IU que apoyaron o participan del actual gobierno.
Editorial de Unidad y Lucha Julio-Agosto 2025
Hay algo que no se dice y que está en la base o raíz del problema, cual es la corrupción de la gente a pie de calle.
Coincidiendo con que la corrupción es consustancial al capitalismo y sin llegar a aquello de qué «toda propiedad es un robo», es evidente que la ciudadanía en muy buena parte escusa la corrupción participando de la misma (que si en amañadas oposiciones, que si en inmerecidas subvenciones, que si en saltarse la cola de espera sanitaria, que si en nepotismos y en amiguismos vario, que si…).
Bien podríamos decir que, aparte de l@s corrupt@s con nombre, hoy encabezad@s por el «rey» Franco III, alias «Felipe VI» o «El preparado», y por el presidente del Estado, con su nepotismo mostrado con su esposa y con su hermano, hay colas inmensas de gente que esperan ser partícipes, digo aprovecharse de la cirrupción.
Todo ello sin ir a la corrupción cognoscitiva, mental y psíqica, con la que se nos miente a conciencia para manipularnos, someternos y explotarnos.
Hablo de la gran estafa monoteísta global, hablo de la gran estafa «liberal», hablo de la grandísima estafa de que la «libertad» individual acaba donde empieza la de los demás (sic).
Tarea difícil, empero imprescindible de realizar, cual es la de romper las inmensas colas de la corrupción. Tarea que se me antoja inabordable siguiendo los parámetros contradialécticos, políticamente «correctos» y presuntamente «éticos», ergo pretendiendo vencer a la burguesía con sus argumentos y, lo que es peor, con sus argucias.
Empezando por un ejemplo no precisamente «correcto» para la gran burguesía neoliberal, incluso para la «social-democratizada», cual es aquello de cuanto peor mejor. Ésto que, en no poca medida, dio el éxito a nuestra Gloriosa Revolución Bolchevique, sin embargo, nos da pavor a la hora de siquiera plantearlo para el Estado español, y por aquel sofisma de que si cayese el gobierno socialfascista actual vendría la a extrema derecha.
El gobierno actual es el del «PPSOE», no nos engañemos. Está coalición se «social-demócratas» de derechas y neoliberales, de facto, evitan los exabruptos de la mal llamada «extrema derecha», la cual reclama exactamente lo mismo, a saber: más monarquía, más sistema bancario-financista, más «GC» y militarismo nazi-otanista, más Concordato con la «carnicería vaticana», más eurocentrismo nazi-sionista, más…
Entonces, ¿cuál es la diferencia?. Creo que esta sociedad precisa de ser llevada al límite para que a l@s «sord@s» y a l@s «cieg@s» en particular e «insensibles» en general lo perciban hasta con el sexto sentido. Y sí, claro que sí, este sexto sentido no anatómico, sino filosófico, lo debemos agudizar l@s revolucionari@s en general y l@s marxista-leninistas en particular.
¡Socialismo o barbarie!
¡Comunismo o caos!
¡VAYA TAREA QUE SE NOS PRESENTA!