Marcela Rivera (Sputnik).— El presidente de la Asamblea Nacional de la nación latinoamericana, Gustavo Porras, significó el protagonismo de la población en la gesta revolucionaria, lo que legitima la participación popular en la Administración sandinista, esto durante la manifestación política en León.
«Aquí estamos, siempre más allá. No echamos pie atrás, siempre adelante, siempre más allá con Daniel [Ortega], con Rosario [Murillo], con el Frente Sandinista y profundizando la revolución. Aquí no hay retroceso. A seguir defendiendo la paz, la soberanía de Nicaragua», dijo el titular del Parlamento.
«Esta revolución es para el bienestar del pueblo»
Para el legislador, el legado del héroe antiimperialista Augusto C. Sandino (1895-1934) es determinante en la defensa de la causa sandinista por la defensa de la soberanía en la nación centroamericana.
«Esta revolución es para el bienestar del pueblo, es por el pueblo y para el pueblo. El pueblo es el protagonista de su revolución y por eso es que es invencible, ese es el principio por el que nuestro general Sandino entregó lo más lindo que tenía, su ejemplo, su vida y nos guió buscando la paz, fue traicionado y nosotros levantamos esa bandera y continuaremos buscando la paz y defendiendo la soberanía», agregó el dirigente nicaragüense.
Porras encabezó una caminata que culminó en el cerro Acosasco, sobre el cual fue construida la fortaleza para guardar armamento militar y vigilar desde allí cualquier movimiento político en la ciudad de León, a finales del siglo XIX.
No obstante, la dictadura instaurada por Anastasio Somoza García, desde los años 50 del siglo pasado, convirtió el fortín de Acosasco en un centro de detenciones y torturas de guerrilleros sandinistas en León, considerada la «primera capital de la revolución».
«Aquí no se dejó de combatir»
Tras el avance de la ofensiva final en León con la liberación de esta ciudad el 20 de junio de 1979, se intensifican los ataques guerrilleros contra miembros de la guardia somocista, que se refugiaron en el fortín, hasta que en la madrugada del 7 de julio del mismo año fueron expulsados por los sandinistas, recuerda la leonesa Juana Vilchez, de 66 años, para Sputnik.
«Yo me siento como el primer día, emocionada, Porque hay que ver lo que nos costó en León el derrocamiento de la dictadura, salieron huyendo [del fortín], buscando a donde meterse, pero de aquí los sacamos y fue la primera capital de la revolución», rememoró.
Vilchez era entonces, una mujer de 20 años, pero con «plena conciencia» de las «atrocidades» que cometía la guardia somocista.
«Ya al amanecer del [7 de julio] la guardia iba en guinda, porque aquí no se dejó de combatir, desde que se fueron del comando y se fueron al fortín se les combatió día y noche hasta que huyeron», añadió Vilchez a este medio.
Sputnik visitó el fortín de Acosasco, ubicado a cuatro kilómetros al sur del centro de León, donde se observan las celdas donde ejecutaban a los guerrilleros sandinistas y civiles que eran apresados por la guardia en este ciudad nicaragüense, según relató Reynaldo Lacayo Centeno, coronel retirado del Ejército de Nicaragua.
«Los metían desnudos y les ponían alambres eléctricos, les ponían ‘chuzo’ eléctricos para interrogarlos, para que dijeran con quién andaba, dónde andaba, qué es lo que andaba haciendo, dónde estaban los demás compañeros», explicó.
