Raúl Antonio Capote (Granma).— Una larga serie de ataques terroristas ha sufrido Cuba en los más de 60 años de Revolución. Las variables utilizadas son muchas, los ejecutores reúnen características similares, sus perfiles sicológicos coinciden en señalar a personas inescrupulosas, mercenarios sin más patria y convicción que el dinero… Eso sí, el culpable es uno solo: Washington.
Durante décadas, agencias estadounidenses financiaron, entrenaron y apoyaron a grupos anticubanos que cometieron actos violentos contra Cuba, incluyendo atentados, sabotajes y asesinatos.
En tanto, los terroristas siempre encontraron y encuentran refugio, más protección legal, en ee. uu. Los ejemplos cuentan cientos, entre ellos, Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, quienes nunca fueron juzgados ni condenados por sus actos.
No podía ser de otra forma: la casa de sus patrocinadores es su casa, ahí les espera el dinero ganado con sus fechorías, el aplauso y estímulo de todos los que viven del gran negocio de la contrarrevolución.
La última denuncia de terrorismo fue realizada recientemente, el 9 de julio de 2025, por las autoridades cubanas, quienes actualizaron y entregaron, a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una lista nacional de personas y entidades buscadas por sus vínculos con el terrorismo.
Esta lista incluye a 62 personas y 20 entidades sometidas a investigaciones penales por la promoción, planificación, organización, financiamiento, apoyo o comisión de actos violentos, tanto en territorio cubano como en otros países.
Entre los nombres y grupos terroristas figuran:
Armando Labrador Coro y Seriocha Humberto Fernández Rojas, miembros del grupo Cuba Primero, acusados de financiar y organizar acciones de sabotaje en provincias como Villa Clara y La Habana.
Rolando Miguel Pérez Ruiz, Leordan Cruz Gómez y Hamlet Pedraza Rivas, residentes en ee. uu., señalados por la introducción de armas y la participación en actos de sabotaje.
El Partido Republicano de Cuba, incluido como entidad terrorista en la lista oficial, sumándose a otras organizaciones como Hermanos al Rescate, Alpha-66, la Fundación Nacional Cubano Americana (fnca) y la Asamblea de la Resistencia.
Además, se señala a varios sicarios digitales radicados en Estados Unidos, que utilizan plataformas en internet para incitar a la violencia y promover campañas de desestabilización contra la Isla, en las que abogan, incluso, por la invasión armada de Estados Unidos.
Cuba sostiene que los individuos y las organizaciones implicados, mantienen vínculos estrechos con figuras políticas estadounidenses, lo que evidencia la complicidad de la Casa Blanca.