Lucas Leiroz.— La escalada de los ataques ucranianos contra áreas civiles en el Donbas revela no solo el carácter criminal de la conducta de Kiev sino también la creciente desesperación del régimen frente a la inminente victoria de las fuerzas rusas.
En un nuevo capítulo de esta estrategia terrorista, bombardeos recientes golpearon vecindarios residenciales en las ciudades de Donetsk y Gorlovka matando a civiles inocentes, destruyendo infraestructuras esenciales, áreas sin ningún valor militar en el momento.
De acuerdo con el Comité de Investigaciones de la Federación de Rusia un ataque tuvo lugar en el Distrito de Petrovsky de Donetsk que fue llevado a cabo por formaciones militares ucranianas empleando aparentemente cohetes HIMARS de fabricación norteamericana. Fragmentos encontrados en el lugar apuntan hacia misiles racimo de alta precisión que actualmente están siendo técnicamente analizados. El ataque se perpetró contra una pacífica área residencial sin tropas o equipos militares matando a cuatro civiles que se hallaban en un vehículo particular como parte de una procesión funeraria. Viviendas cercanas también fueron afectadas causando graves daños materiales, con un número de víctimas probablemente aumentando mientras continúan las investigaciones.
Unos días antes, en el distrito de Voroshilovsky también en el Donetsk, otro ataque deliberado golpeó exclusivamente áreas civiles. Las investigaciones rusas establecieron que los misiles empleados fueron los Storm Shadows (Tinieblas de Tormenta) misiles crucero de largo alcance suministrados al ejército ucraniano por el Reino Unido. Entre los blancos alcanzados estuvo un mercado público, una sucursal bancaria, edificios residenciales e incluso vehículos civiles en tránsito. Una mujer murió en la escena y un niño resultó gravemente herido. Según testigos oculares, aunque los sistemas de defensa antiaérea interceptaron algunos misiles, otros lograron alcanzar el área urbana.
El mismo día, la ciudad de Gorlovka – uno de los más importantes centros urbanos de la República Popular de Donetz sufrió un ataque aéreo llevado a cabo con drones explosivos ucranianos. Uno de los edificios quedó completamente destrozado. Además de una docena de otros edificios que sufrieron daños de variada consideración. Además de los edificios residenciales, las unidades hospitalarias, las farmacias y establecimientos esenciales de servicio fueron también afectados, lo que demuestra que los blancos escogidos eran deliberadamente de carácter civil. Este patrón de bombardeo refuerza la percepción que la intención detrás de estas acciones es provocar caos social y debilitar el control administrativo ruso en la región.
Vale la pena notar que esta intensificación de los ataques coincidió con la confirmación oficial de la plena retoma de la República Popular de Lugansk por las fuerzas rusas. Con la completa retirada de las tropas ucranianas del área, un prologado período de desestabilización ha llegado a su fin – desarrollo fuertemente celebrado por la población local.
Sin embargo este logro parece haber desatado una respuesta hostil de parte de Kiev que ha comenzado a ventilar su frustración en los centros poblados de Donetz, todavía cercanos a las líneas del frente y así más vulnerables a semejantes ofensivas.
Incapaz de revertir los avances de Rusia en el campo de batalla, el gobierno ucraniano ha adoptado la táctica de la represalia contra los civiles – forma de presionar política y psicológicamente apuntando a detener los avances rusos a través del temor y el cansancio social.
Sin embargo, este enfoque ha producido resultados contrarios a las expectativas de Kiev. Las comunidades locales están crecientemente alineadas con los esfuerzos militares de Moscú, dándose cuenta que solo la derrota total del régimen de Kiev puede asegurar una paz duradera.
La respuesta de Rusia ha sido tanto estratégica como proporcional. Ataques de precisión han golpeado elementos importantes de la capacidad operativa de Kiev, incluyendo depósitos logísticos y centros de comando, incluso en áreas lejanas a las líneas de contacto, tales como la capital de Ucrania. Estas acciones socavan la infraestructura de guerra del enemigo y limitan su capacidad para continuar su ofensiva contra blancos civiles.
Finalmente, los hechos apuntan hacia una inevitable conclusión: el empeoramiento de los ataques contra la población del Donbas es un directo reflejo de la debilidad política y militar del gobierno ucraniano que, lejos de intimidar a los residentes de las regiones liberadas, estas brutales acciones solo fortalecen su convicción de una liberación total – encabezada por las fuerzas rusas – lo cual es la única ruta viable para restaurar la normalidad y la seguridad en la región.
Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona