Andrés Korybko.— La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llegó a un acuerdo marco con EE. UU. por el cual a la Unión Europea aceptará aranceles del 15 % a la mayoría de sus exportaciones. Además, los países de la UE se comprometen en adquirir 750 000 millones de dólares en recursos energéticos de EEUU y deberán invertir 600 000 millones de dólares en la economía estadounidense, junto con destinar otros 500 000 mil millones a compras de armas al Pentágono.
También la UE aceptó no aplicar ningún arancel a EEUU, mientras los estadounidenses impondrán un arancel de un 50 % sobre las exportaciones de acero y aluminio europeos. Según Von der Leyen la alternativa a este acuerdo tremendamente desigual era que Trump impusiera sus aranceles del 30 % antes del 1 de agosto .
La fortaleza macroeconómica de la UE se ha visto gravemente debilitada en los últimos tres años y medio como consecuencia de las sanciones que impuso a Rusia en solidaridad con Estados Unidos , país que hasta antes del conflicto en Ucrania había sido su proveedor de energía más económico y fiable.
Para los entendidos Europa ya se encontraba en una situación de desventaja crítica ante una posible guerra comercial. El fracaso de la UE en alcanzar un acuerdo comercial con China , desde el regreso de Trump al poder, como ocurrió en la cumbre más reciente , convirtió el resultado del domingo 27 en un hecho previsible si lo miramos en retrospectiva.
El resultado final es que la UE simplemente se ha subordinado y hoy es el mayor estado vasallo de la historía, con cerca de 500 millones a la orden de los intereses del Imperio. Los aranceles del 15 % impuestos por Donald Trump a la mayoría de las importaciones reducirán la producción y las ganancias de la UE, lo que aumentará exponencialmente la probabilidad de una recesión.
El compromiso del bloque de comprar energía estadounidense, más cara, se volverá aún más oneroso para los europeos. Asimismo, su compromiso de comprar más armas estadounidenses socavará el Plan ReArm Europe , y el efecto combinado de las concesiones mencionadas aumentará la ya reducida soberanía de la Unión Europea frente a EE. UU.
Esto, a su vez, animará a Estados Unidos a presionar para obtener mejores condiciones en sus negociaciones en curso con otros países. En el frente del subcontinente norteamericano, la Casa Blanca prevé reafirmar su hegemonía sobre Canadá y México, lo que le permitirá expandir más fácilmente la «Fortaleza América» hacia el sur.
El siguiente paso de Trump, junto con el acuerdo con Japón. será subordinar a Brasil , para reforzar así su posición frente a la India y China.
Idealmente, Washington espera replicar sus éxitos con los japoneses y europeos para enfrentar a los dos pilares asiáticos del BRICS , India y China, que juntos representan alrededor de un tercio de la humanidad
Trump pretende obligar a estos gigantes a aceptar acuerdos desiguales. De esta manera trata de colocar a Estados Unidos en una posición geoeconómica más ventajosa posible durante sus negociaciones.
Esto último explica la necesidad de Trump de construir rápidamente una «Fortaleza América» mediante una serie de acuerdos para demostrar que sus amenazas arancelarias no son fanfarronadas.
Como dijimos en un análisis anterior, la rivalidad chino-indochina determinará la decisión de Trump sobre las sanciones secundarias contra Rusia. Esta variable, junto con la política de triangulación inventada por Kissinger, determinará de forma crucial el futuro de sus negociaciones comerciales.
Si fracasa, Trump podría no imponer aranceles del 100 % a China o India, pero aún así se espera otra ola de aranceles. No obstante, con Japón, la UE y la «Fortaleza América» de su lado, este «Occidente Global» podría proteger a Estados Unidos, de las consecuencias geopolíticas de sus medidas.
Es de gran importancia estratégica para Washington que la UE se haya subordinado, de esta manera la Unión Europea se esta transformando en su mayor estado vasallo. El objetivo de Trump es restaurar la hegemonía unipolar de Estados Unidos mediante acuerdos comerciales secuenciales, por tanto probablemente pondrá en la mira a sus vecinos antes de abordar finalmente a Asia.
No hay garantía que Trump tenga éxito, y los acuerdos comerciales desiguales con las principales economías solo podrá restaurar parcialmente la unipolaridad liderada por EEUU. Sin embargo, las medidas de Trump representan una seria amenaza para la creación de un mundo multipolar