
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunirá este lunes 11 de agosto con el vicepresidente y ministro de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios, Geraldo Alckmin, y otros ministros, para definir los ajustes finales de un plan de contingencia para mitigar el impacto de los nuevos aranceles del 50 por ciento impuestos por Estados Unidos a productos brasileños. El anuncio oficial de las medidas está previsto para el próximo martes 12 de agosto.
El plan busca amortiguar los efectos económicos de la decisión del Gobierno de Donald Trump, que afecta a un 36 por ciento de las exportaciones brasileñas a Estados Unidos, valoradas en aproximadamente 14.500 millones de dólares en 2024. Según miembros del equipo económico del Ejecutivo, el plan incluirá diversas acciones para múltiples sectores y perfiles de empresas.
En este sentido, las iniciativas deberían incluir líneas de crédito para empresas afectadas, aplazamiento de hasta dos meses en la recaudación de impuestos y contribuciones federales, expansión de las compras gubernamentales, especialmente de productos perecederos como pescado, frutas y miel, para absorber bienes que ya no se exportarán.
Según Alckmin, las medidas se enfocarán en los sectores más vulnerables, como el café, la carne y, de manera particular, las industrias de maquinaria, motores y equipos, que enfrentan mayores desafíos para reorientar sus mercados.
El pasado 30 de julio, la Casa Blanca confirmó la imposición de un arancel adicional a Brasil del 40 por ciento, sumándose a uno previo del 10 por ciento para un total de 50 por ciento. La medida fue anunciada mediante una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, acusando a Brasil de ser una “inusual y extraordinaria amenaza” para la seguridad nacional, la política exterior y la economía de Estados Unidos.
La imposición de aranceles, que entraron en vigor el pasado 6 de agosto, fue justificada por el presidente Trump como una respuesta a supuestos ataques de Brasil a la libertad de expresión y al trato dado al expresidente Jair Bolsonaro, a quien se acusa de intentar un golpe de Estado. Esta medida, que excluye 694 productos, ha sido interpretada como una represalia de carácter político.
El mandatario brasileño calificó la decisión estadounidense de “injerencia externa“, reiterando que Brasil no cederá ante presiones ni amenazas. Recientemente, el Gobierno brasileño presentó una demanda formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y ha enfatizado la importancia de separar las relaciones políticas de las comerciales.
El presidente Lula da Silva enfatizó que su país enfrentará el desafío “con seriedad, pero sin sumisión“, protegiendo los intereses de los productores brasileños, al tiempo que señaló que la medida también perjudicará a los consumidores estadounidenses, quienes verán un aumento en los precios de los productos como el café y la carne.