El misterioso transbordador espacial X-37B del ejército de Estados Unidos vuelve a estar en servicio. Fue lanzado con éxito de nuevo anoche por un cohete Falcon 9 de SpaceX, la empresa de Elon Musk. Si bien la mayoría de los objetivos de la misión son secretos, la Fuerza Espacial de Estados Unidos ha revelado una parte del programa.
El X-37B es uno de los vehículos más secretos del arsenal estadounidense. Es un transbordador espacial totalmente robotizado y reutilizable, similar a una versión en miniatura del antiguo transbordador espacial de la NASA.
Su función oficial es servir como plataforma orbital experimental para nuevas tecnologías militares. Es conocido por sus misiones de larga duración; la anterior duró 434 días. En total, los dos transbordadores espaciales X-37B existentes ya han pasado más de once años en órbita.
Para la octava misión, denominada OTV-8, la Fuerza Espacial ha revelado dos de los experimentos a bordo. El primero probará un sistema de comunicación láser de muy alta velocidad entre el transbordador y las redes de satélites comerciales en órbita baja (probablemente Starlink).
El segundo es aún más futurista: implica un “sensor inercial cuántico”, un nuevo tipo de sistema de navegación que permitiría a una nave espacial determinar su posición y velocidad sin depender del GPS.
El resto de la misión permanece clasificado. Como es habitual en este tipo de lanzamientos, SpaceX interrumpió la transmisión en vivo de su lanzamiento inmediatamente después de la recuperación de la primera etapa del cohete, a petición de la Fuerza Espacial.
Por lo tanto, se desconoce la duración de la misión, su órbita precisa y la naturaleza de las demás tecnologías probadas a bordo.
El lanzamiento confirma una vez más la posición de SpaceX como socio de confianza del complejo militar-industrial estadounidense. La empresa de Elon Musk ahora es capaz de lanzar las cargas militares más sensibles.
Los dos experimentos que se han hecho públicos demuestran claramente las prioridades estratégicas del ejército estadounidense para los próximos años: desarrollar comunicaciones espaciales más rápidas e ininterceptables y garantizar su funcionamiento incluso si la red GPS se ve afectada o destruida durante la guerra.
El X-37B es claramente el laboratorio volante donde se preparan las guerras del futuro.