La Internacional Antifascista, capítulo argentino, expresó su rechazo al reciente despliegue militar del Comando Sur de Estados Unidos en aguas del mar Caribe, según un comunicado emitido este viernes.
La organización calificó esta acción como una “clara amenaza disuasiva” contra la Revolución Bolivariana y el pueblo venezolano, enmarcada en una estrategia de dominación imperial sobre América Latina y el Caribe.
El texto señala que la operación, liderada por el Gobierno de Donald Trump, no persigue objetivos de seguridad regional, sino que busca desestabilizar el proyecto bolivariano mediante una “guerra híbrida y multidimensional”. Esta estrategia combina “bloqueos económicos, medidas coercitivas unilaterales, agresiones mediáticas y maniobras militares intimidatorias”.
La Internacional Antifascista destacó que Venezuela representa un “faro de dignidad, ofensiva popular y autodeterminación” para la región, lo que motiva los intentos de Estados Unidos por frenar su influencia.
El comunicado también alertó sobre la propuesta de instalar una base militar estadounidense de submarinos en Argentina, que se articularía con la base británica en las Islas Malvinas. La presencia del jefe del Comando Sur, Alvin Holsey, en la región refuerza esta percepción de un “cerco estratégico” sobre el Atlántico Sur y el Caribe, en detrimento de la soberanía nacional y regional.
La organización convocó a las fuerzas sociales y políticas de América Latina a fortalecer la “unidad antiimperialista” y mantenerse alerta ante posibles intervenciones. “La defensa de Venezuela es la defensa de la unidad latinoamericana y de un mundo libre de injerencia y violencia imperialista”, afirmó el comunicado, que concluye con un llamado a la solidaridad internacionalista y la declaración de América Latina como “territorio de paz”.
La Declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, aprobada en 2014 durante la Cumbre de la Celac en La Habana, refleja el compromiso regional, más allá de las diferencias políticas, de promover la resolución pacífica de conflictos y rechazar el uso o la amenaza de la fuerza.
Asimismo, establece la obligación de los Estados de respetar la no intervención, directa o indirecta, en los asuntos internos de otros países, y de cumplir con los principios de soberanía nacional, igualdad de derechos y autodeterminación de los pueblos. Estos compromisos reafirman el respeto al derecho internacional y a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.