
La movilización nacional impulsada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) contra las medidas del presidente Daniel Noboa entró este lunes en su octavo día, marcada por el recrudecimiento de la violencia y una creciente presencia militar en varias provincias.
Imbabura se mantiene como el centro de las protestas, con carreteras cerradas que han provocado escasez de combustible y otros insumos básicos. En cantones como Cotacachi y Otavalo, el Gobierno desplegó operativos policiales y militares con el fin de retomar el control de las vías.
En Quito, la capital, se vivieron los primeros cierres de calles en rechazo a la eliminación del subsidio al diésel y al asesinato de Efraín Fuerez, dirigente indígena que falleció tras recibir el impacto de un proyectil durante una protesta en Pinsaqui, en Imbabura.
Organizaciones de derechos humanos, como Inredh, responsabilizaron a las Fuerzas Armadas del asesinato de Fuerez.
Por su parte, la Unión Provincial de Comunas y Cooperativas Cañaris (UPCCC), adscrita a la Ecuarunari y a la Conaie, anunció su incorporación inmediata al paro nacional en Cañar.
A través de un comunicado, la organización hizo un llamado a la unidad de los pueblos y comunidades, anunció la implementación de corredores humanitarios y advirtió que no permitirá la presencia de representantes del Ejecutivo en su territorio, a quienes acusan de buscar dividir al movimiento indígena.
Con una semana de protestas, bloqueos y represión, el paro indígena se ha consolidado como la mayor muestra de resistencia a la política económica del Gobierno de Noboa, mientras el descontento social se extiende y la tensión crece en varias regiones del país.