La película de Miguel Ángel Delgado sobre el campo de concentración de la isla homónima relata el desamparo de los presos políticos en Galicia durante la Guerra Civil y la dictadura junto a los crímenes de lesa humanidad cometidos por el dictador.
Es injusto y, sobre todo, inexacto para con la historia afirmar que en Galicia existió la Guerra Civil. Hubo masacre, represión, asesinatos preventivos, vejaciones, extorsión. El historiador Paul Preston lo documentó y lo resumió claramente en su obra magna sobre el levantamiento militar: “Fue el lugar donde las verdaderas intenciones de los rebeldes se manifestaron con toda su transparencia”.
Lo que ocurrió en la isla de San Simón, un pequeño cacho de tierra de 250 metros de ancho y 84 de largo aflorado en el fondo de la ría de Vigo, fue un ejemplo paradigmático de lo que Franco tenía preparado para sindicalistas, políticos de izquierda, funcionarios, masones o maestros de escuela que no simpatizasen con el golpe de Estado en su tierra.
El 25 y 26 de septiembre, “San Simón”, la película de Miguel Ángel Delgado sobre el campo de concentración franquista de la isla homónima aterrizó en el Festival de San Sebastián para tratar de seguir dignificando la memoria de los más de 6.000 presos que pasaron allí varios años, en algunos casos; en otros, sus últimos días antes de ser fusilados y arrojados en cualquier cuneta. “Hay que sembrar el terror”, decía el infame general sublevado Emilio Mola, “hay que dejar la sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros”, soflamaba. En San Simón se cumplieron buena parte de sus objetivos.
El filme de Delgado relata la esencia de los peores años del antiguo lazareto. Lo hace bajo la visión de uno de los presos —un solemne Flako Estévez— dedicado bajo condiciones de esclavitud —como todos— a labores de secretaría casi que mortuoria en la isla. Se entera antes que nadie de los asesinatos, de los traslados, de los ingresos. Quizá por eso, por saber escribir y gestionar documentos, salva la vida para ver los últimos días de decenas que pasan por allí. Algunos, para ya solo salir con los pies por delante en una caja de madera húmeda y barata.
Morían enfermos, de viejos o explotados bajo trabajos forzados. Los mataban si los cazaban al llegar a tierra tras fugarse nadando hacia la playa de Cesantes y los fusilaban cuando los juicios sumarísimos así lo sentenciaban. Vivían humillados, hacinados en salas sobre colchones insalubres suplicando para sí no ser ellos los siguientes en ser despertados de madrugada para ser conducidos a su último paseo.
Salir vivo de allí era una esperanza militante que se deshizo con la lectura del último parte de guerra firmado por Franco el 1 de abril de 1939: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo…”. La guerra había terminado y sus esperanzas se truncaron completamente. No saldrían de allí —los que quedasen vivos o no trasladados— hasta marzo de 1943, cuando Franco decidió cerrar aquella jaula.
Estreno en salas tras la premiere de Donostia
A Donostia asistieron varios miembros del equipo técnico y artístico y el estreno —uno de las pocas de su sección y la única película en gallego del festival—
Además, antes de su estreno comercial que tendrá lugar el próximo 24 de octubre, San Simón también pudo verse en la sección Panorama Galicia del Festival de Cine Internacional de Ourense el 2 de octubre.
Un elenco que une actores profesionales y familiares de represaliados
El reparto de San Simón mezcla actores y actrices profesionales con actores y actrices sin experiencia previa. Entre ellos están Flako Estévez, Alexandro Bouzó, Guillermo Queiro, Ana Fontenla, Mª del Carmen Jorge, Manuel F. Landeiro, Lucía Amarelle, Javier Varela, Tatán, Darío Fernández o Andrés Giráldez. Entre los miembros del equipo artístico y técnico destaca, además, la participación de hijos y nietos de los presos de San Simón.