
Estados Unidos registró 1.618 casos de sarampión en lo que va del año, la cifra más alta reportada desde 1992. La alarmante propagación, que provocó tres muertes, está ligada principalmente a la baja cobertura de vacunación, poniendo en riesgo la salud pública y subrayando el resurgimiento de esta enfermedad prevenible en la nación norteamericana.
Según los datos oficiales publicados este miércoles 22 de octubre, por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), 1.595 de los casos se reportaron en 42 jurisdicciones nacionales, a los que se suman 23 casos entre visitantes internacionales. Este total supera cualquier registro de las últimas tres décadas, acercándose a los 2.126 casos documentados en 1992.
La gravedad de la situación se evidencia en las cifras de hospitalización. Del total de casos confirmados, 198 personas (un 12 por ciento) han requerido ingreso hospitalario, incluyendo 95 niños menores de cinco años.
El informe de los CDC detalla que un alarmante 92 por ciento de los casos confirmados este año se produjeron entre personas que no estaban vacunadas o cuyo estado de inmunización era desconocido. La falta de vacunación ha sido identificada como el principal factor detrás de la rápida propagación de la enfermedad.

El sarampión, una enfermedad altamente contagiosa, había sido virtualmente erradicada en Estados Unidos gracias a las campañas de inmunización. Sin embargo, la reciente caída en las tasas de vacunación, impulsada en algunos sectores por la desinformación, creó las condiciones ideales para esta propagación masiva.
La comunidad internacional de la salud observa con inquietud cómo esta nación, con uno de los sistemas de salud más avanzados del mundo, enfrenta el mayor número de infecciones de sarampión en 33 años, una clara señal de alarma sobre la necesidad de fortalecer los programas de inmunización a nivel federal.

