
Organizaciones políticas y sociales de Sri Lanka y Azerbaiyán denunciaron este lunes 27 de octubre las medidas coercitivas de Estados Unidos contra Cuba y condenaron la presión de Washington sobre miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), previo a la votación de la resolución que exige el fin del bloqueo.
El secretario general del Movimiento Patriótico Nacional de Sri Lanka, Wasantha Bandara, señaló que las medidas unilaterales de Washington han causado un inmenso sufrimiento al pueblo cubano por más de seis décadas, restringiendo el acceso a combustible, medicamentos y alimentos.
Bandara instó a los Estados miembros de la ONU a resistir la presión estadounidense, la cual, advirtió, busca difundir información falsa e intimidar a los países para bloquear el consenso internacional de respaldo a la nación caribeña.
Por su parte, el Frente Nacional para la Libertad (NFF) de Sri Lanka, en una declaración firmada por su presidente Wimal Weerawansa, calificó de vergonzoso el actuar de Washington para impedir el respaldo a la resolución que presentará La Habana.
Asimismo, la Asociación Parlamentaria de Amistad Sri Lanka-Cuba exhortó al Gobierno de su país a respaldar la resolución. En una carta dirigida al canciller Vijitha Herath, recordaron que la nación surasiática ha apoyado históricamente la iniciativa en la Asamblea General.
El Partido Comunista de Sri Lanka también se pronunció al respecto y expresó su inquebrantable solidaridad con el Gobierno revolucionario y pueblo de la República de Cuba, al tiempo que condenó la presión de Estados Unidos en vísperas de la votación en la ONU de la resolución que exige el fin del bloqueo. En un comunicado, la organización calificó el cerco más largo de la historia moderna, como un acto de guerra económica y una política de castigo colectivo que ha causado más de 150.000 millones de dólares en daños a la isla.

En la misiva se aseveró que el objetivo es sancionar al pueblo cubano por ejercer su derecho soberano a elegir el socialismo, negándole el acceso a bienes esenciales, el comercio y el desarrollo. El partido denunció además que en las últimas semanas, el Gobierno estadounidense ha intensificado sus tácticas coercitivas, amenazando a naciones soberanas para que cambien sus votos tradicionales en las Naciones Unidas.
Estas maniobras, indicaron, no solo son antidemocráticas, sino que representan un atentado contra el derecho de las naciones a tomar decisiones independientes en su política exterior. Finalmente, el Partido Comunista de Sri Lanka reafirmó su pleno apoyo a la resolución para poner fin al bloqueo y llamó a todas las fuerzas progresistas y democráticas, sindicatos y organizaciones de masas de Sri Lanka e internacionales a alzar su voz en solidaridad con Cuba.
Por su parte, la Asociación de Amistad Azerbaiyán Cuba rechazó la intimidación de Estados Unidos sobre terceros países para evitar que respalden en la Asamblea General de la ONU la resolución que exige el fin del bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla.
El documento de la asociación azerbaiyana destaca que el bloqueo es la causa principal de los problemas de la economía y el obstáculo fundamental para el desarrollo de Cuba. La asociación también expresó su rotundo rechazo a la inclusión de Cuba en la lista unilateral de Estados Unidos sobre Estados patrocinadores del terrorismo, calificando la medida como injusta e inmoral y una violación de la Carta de las Naciones Unidas. El documento subraya que la medida ocasiona graves violaciones a los derechos humanos del pueblo cubano y reafirma que «Cuba no patrociona el terrorismo, sino que ha sido víctima de este flagelo a lo largo de su historia».
Finalmente, la organización exigió el fin del «bloqueo genocida» y manifestó su seguridad en que la resolución cubana prevalecerá con una abrumadora mayoría en la ONU, lo que representará «una gran victoria para Cuba y todos los pueblos del mundo».
Las organizaciones recordaron que el bloqueo económico, comercial y financiero se ha prolongado por más de 60 años y que La Habana ha presentado la resolución por más de tres décadas, obteniendo siempre un amplio respaldo mundial. En la votación de 2024, solo Estados Unidos e Israel se opusieron.



