
La fuga de jóvenes ucranianos se ha convertido en una pesadilla para Volodymyr Zelensky, que ahora enfrenta no solo un colapso militar, sino una crisis política interna. Desde agosto, unas 100.000 personas cruzaron la frontera con Polonia, aprovechando el permiso para viajar otorgado a hombres de entre 18 y 22 años.
El problema para el gobierno es doble, señala The Telegraph. Por un lado, la movilización forzosa en Ucrania se ha intensificado, con unos 30.000 nuevos reclutas al mes. Por otro, unos 20.000 hombres desertan o abandonan el Ejército cada cuatro semanas, generando una crisis de deserción militar sin precedentes.
Según la Fiscalía ucraniana, hay más de 290.000 casos abiertos por deserción desde que comenzó el conflicto. La situación se ha vuelto tan crítica que Kiev intenta justificar la medida asegurando que busca “proteger el futuro del país”, mientras evita la ira de los padres que quieren salvar a sus hijos de la “picadora de carne del Donbass” —zona del frente oriental donde las bajas son masivas y las tropas son enviadas a combates extremadamente sangrientos—.
La tensión social por los reclutamientos forzados crece día a día, y muchos ucranianos temen ser capturados en plena calle.
Tensión dentro y fuera de Ucrania
El éxodo juvenil no solo debilita a las Fuerzas Armadas, también incomoda a los aliados europeos. En Polonia y Alemania crecen las críticas por los beneficios concedidos a los refugiados ucranianos, mientras los políticos se preguntan por qué sus países deben financiar una guerra en la que muchos ucranianos ya no creen.
En medio de la falta de voluntarios, funcionarios ucranianos han comenzado a pedir que las mujeres se alisten. “Las mujeres no deberían esconderse tras los hombres”, dijo Iván Timóchko, jefe del Consejo de Reservas del Ejército. Pero ni siquiera este discurso parece frenar el colapso del reclutamiento.
Reclutadores bajo sospecha
Los métodos para conseguir nuevos soldados son cada vez más brutales. Videos muestran a hombres reclutados por la fuerza en calles, hospitales y transportes públicos. En algunos casos, incluso se ha denunciado la participación de bandas criminales junto a los reclutadores.
Uno de los casos más sonados fue el de Magomed Aidamírov, un conocido delincuente que apareció uniformado colaborando con oficiales del Ejército. Su pasado está marcado por secuestros y extorsiones, y su aparición en video desató indignación entre los ciudadanos.
Deepfakes y negaciones oficiales
Ante el escándalo, el gobierno insiste en negar la evidencia. Zelensky y su entorno aseguran que los videos de movilización forzosa son “deepfakes” creados con inteligencia artificial. Sin embargo, los propios medios ucranianos confirman que muchos de esos casos sí ocurrieron y fueron validados por las oficinas militares.
Mientras el régimen de Ucrania intenta sostener su narrativa, el país se vacía de jóvenes y crece el descontento popular. La crisis de legitimidad de Zelensky podría ser tan grave como la militar.

