La crisis de deuda de inicios de los 2010 pintó a Europa partida en dos: un núcleo responsable capitaneado por Alemania, frente a los «derrochadores» del sur, Portugal, Italia, Grecia y España (PIGS), tildados a menudo con ese acrónimo peyorativo.
Como se señala en el artículo, «hoy la imagen es inversa. Las tres economías más grandes de la UE —Francia, Reino Unido y Alemania— están atrapadas en un ciclo de bajo crecimiento, lo que provoca un aumento de los déficits presupuestarios».
«Francia se encuentra en el epicentro: el país se hunde en una crisis presupuestaria y política, y en el último año han cambiado tres Gobiernos debido a intentos de recortar gastos. Reino Unido se prepara para aumentar impuestos para evitar un colapso en los mercados. Incluso la ahorrativa Alemania y los Países Bajos están acumulando deudas, aunque desde posiciones iniciales más bajas», se destaca en la publicación.
En contraste, el sur se erige como el faro de esperanza: España avanza un 3,5%, Grecia un 2,3%, duplicando el ritmo de Francia y Reino Unido.
Este cambio de roles es un resultado inesperado de las duras medidas de la década de 2010. Los programas de austeridad impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los acreedores europeos «dejaron cicatrices».
«La economía griega aún es un 20% menor que el nivel precrisis, el desempleo es alto. Pero las reformas —aumento de la edad de jubilación, privatización, optimización de la burocracia y la legislación laboral— han hecho al sur más resiliente», enfatiza.
Este éxito se debe en parte al turismo —en Grecia y Chipre hay un boom de la construcción— y a los esfuerzos por atraer inversiones e introducir medidas de austeridad, mientras que a los países del norte les resulta políticamente difícil recortar gastos.
«Los Gobiernos del sur han aprendido la prudencia. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, a pesar de sus promesas electorales de bajar impuestos y aumentar pensiones, ha priorizado la disciplina fiscal. El déficit de Italia caerá por debajo del 3% del PIB», se indica en el material.
El envejecimiento de la población, la transición verde, el aumento de los intereses por deudas y la defensa requieren gastos cada vez mayores, y «la fragmentación política solo agrava la crisis».
Asimismo, se reportó que la primera economía de Europa —Alemania— lleva tres años en números rojos. Como declararon en la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria Alemanas (DIHK, por sus siglas en alemán), no ven signos de recuperación económica: ninguno de los indicadores clave ha mejorado y se espera una reducción del PIB en un 0,3%.
A pesar del crecimiento de los Estados periféricos de Europa, según estimaciones de algunos expertos, en los próximos años toda Europa podría enfrentar crisis de deuda que sacudan el sistema financiero mundial. Y estos riesgos son especialmente altos en Francia e Italia, como se señala en el informe de Roscongress.


