¿Que hay detrás del llamado de Trump a Maduro?

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Lo que Trump y Maduro discutieron es algo que nadie sabe con certeza. Lo que sí se sabe es que, tras la llamada, el ocupante de la Casa Blanca intentó aislar a Venezuela por aire…

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Wilmer Armando Depablos*.— Fue Donald Trump quien hizo pública su llamada telefónica con el presidente Nicolás Maduro Moros, luego de que la información ya se había filtrado a través de The New York Times.

La ultraderecha quedó atónita tras la despreocupada confesión de Trump a los periodistas en la puerta de su avión: «Sí», seguido de «No quiero hacer comentarios», aunque insinuó: «No diría que fue bueno ni malo». A partir de ese momento, los operadores de los medios, la maquinaria occidental de desinformación, los laboratorios de guerra sucia y los presentadores desataron una ola de especulaciones —o, más precisamente, mentiras—, algo normal en ellos.

En Venezuela, mientras tanto, el presidente Maduro y su equipo de gobierno no dijeron ni una sola palabra al respecto. Ese silencio demuestra claramente que existía una cláusula de confidencialidad de antemano, violada una vez más por Estados Unidos, como es su comportamiento habitual.

Lo cierto es que hoy, 3 de diciembre, el presidente Maduro continúa al frente del destino de la nación desde el Palacio de Miraflores. Las instituciones funcionan, la gente continúa con sus actividades habituales y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana está lista para defender la patria junto con la milicia.

Lo que Trump y Maduro discutieron es algo que nadie sabe con certeza. Lo que sí se sabe es que, tras la llamada, el ocupante de la Casa Blanca intentó aislar a Venezuela por aire, solo para pedirle ayer al presidente Maduro que autorizara los vuelos del programa de repatriación «Vuelta a la Patria». ¿Cómo se puede entender esto? Quién sabe, como dirían en mi pueblo.

También trascendió que Trump mantuvo una reunión con su gabinete de seguridad que generó enorme expectativa, y que, según trascendió, terminó con las frases “matemos a todos esos hijos de puta” y “se irá”, ambas tan ambiguas como todo lo demás pero totalmente acordes con el lenguaje al que Trump nos tiene acostumbrados.

Al mismo tiempo, Gallup, la reconocida encuestadora estadounidense, muestra una caída drástica y escandalosa en la popularidad del actual presidente de Estados Unidos. No debemos olvidar que las encuestas nacionales indican que el 70 % de los estadounidenses rechaza una intervención en Venezuela.

En otras palabras, Donald Trump no cuenta con el apoyo popular ni con el del Congreso, que tendría que autorizar dicha intervención según la Constitución estadounidense. Y, por si fuera poco, se enfrenta a advertencias claras e inequívocas de China, Rusia, Irán y Corea del Norte, todos miembros del nuevo orden mundial emergente: no toquen a Venezuela.

Hoy, incluso varios importantes medios de comunicación estadounidenses reconocen que el Tren de Aragua ya no existe porque fue confrontado y desmantelado en Venezuela por el gobierno de Maduro, al igual que el llamado Cártel de los Soles es una ficción, parte de una narrativa televisiva creada para justificar despliegues militares en el Caribe.

Fue Maria Zakharova, la portavoz oficial del Kremlin, quien invitó al gobierno estadounidense a comenzar a combatir a los cárteles en Nueva York si realmente quiere combatir el narcotráfico, y el propio senador Bernie Sanders instó a Washington a analizar su propio entorno.

Marco Rubio es una prueba clara de que los intereses del narcotráfico han penetrado en la administración Trump, de ahí el indulto otorgado a Juan Orlando Hernández, que obviamente sirve a los intereses del narcotráfico.

Trump no sólo está rodeado de funcionarios que sirven al narcotráfico, sino también acompañado de criminales de guerra como Pete Hegseth, quien hoy está acusado internacionalmente de ordenar la ejecución y asesinato de pescadores.

Este imperio herido y en decadencia no ha podido, ni podrá jamás, derrotar a un pueblo que juró no volver a ser colonia ni neocolonia de ninguna potencia. Recordemos el nombre de nuestro himno nacional: Gloria al Bravo Pueblo.

Ese mismo pueblo valiente, libre, soberano y bolivariano libra hoy una de las batallas más duras de una guerra híbrida de cuarta y quinta generación: una guerra cognitiva multiforme: económica, donde ya los hemos derrotado; financiera, donde seguimos avanzando con el Sur Global; militar, donde estamos preparados; e internacional, donde nos acompañan nuestros aliados, entre ellos Rusia, China, Irán y Corea del Norte.

El petróleo venezolano jamás será utilizado como arma de guerra, a diferencia del dólar y el sistema SWIFT, que durante décadas se utilizaron contra pueblos enteros.

La energía de nuestra patria acompañará al nuevo Sur Global —el nuevo mundo multipolar y pluricéntrico— para el desarrollo y el bienestar de los pueblos de este Sur en ascenso, que contrasta directamente con el mundo unipolar en declive del G7 en oposición a los BRICS.

Basta de desequilibrios y asimetrías en las relaciones internacionales

* Analista político venezolano

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