Ucrania, pruebas borradas

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Ante la narrativa político-mediática dominante que presenta Rusia como una potencia imperialista, belicista y agresiva y nos afirma que Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea quieren poner fin a la guerra, el italiano Manlio Dinucci propone una serie de pruebas irrefutables, que la prensa mainstream nunca menciona, de que la realidad es exactamente lo contrario de lo que nos repiten cada día. Veamos la fase preparatoria del conflicto ucraniano, descrita en el libro L’altra faccia della Storia (“La otra cara de la Historia”), publicado en Italia por Byoblu.

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Manlio Dinucci (Red Voltaire).— Desde 1991, el año en que Ucrania se convirtió en una república independiente, después de la disolución de la URSS, la OTAN tejió una red de relaciones dentro de las fuerzas armadas ucranianas. Simultáneamente, a través de la CIA estadounidense y de otros servicios secretos, procedió al reclutamiento de militantes neonazis, que recibieron financiamiento, entrenamiento y armamento.

 

Existe una extensa documentación fotográfica que muestra a jóvenes militantes neonazis de la UNA-UNSO [1] mientras se entrenaban en 2006, en Estonia, con instructores de la OTAN que les enseñaban técnicas de combate en medio urbano y el uso de explosivos en la realización de sabotajes y atentados.

Esa es la estructura paramilitar neonazi que entra en acción, el 20 de febrero de 2014, en la plaza Maidan de Kiev, durante una manifestación política en la que se enfrentan partidarios y opositores de la adhesión de Ucrania a la Unión Europea. Mientras que grupos armados y organizados militarmente toman por asalto edificios gubernamentales, tiradores “desconocidos” (posteriormente identificados como individuos reclutados en Georgia) disparan con fusiles de precisión tanto contra los manifestantes como contra la policía, con saldo de decenas de muertos en ambos bandos.

El día mismo del putsch de la plaza Maidan, el secretario general de la OTAN se dirige en tono de mando a las fuerzas armadas ucranianas, advirtiéndoles que deben «mantenerse neutrales», so pena de «graves consecuencias negativas para nuestras relaciones». Abandonado por la cúpula de las fuerzas armadas y por gran parte del aparato gubernamental, el presidente Yanukovich huye del país.

Al putsch de la plaza Maidan sigue de inmediato la arremetida contra los rusos de Ucrania y contra los ucranianos amigos de Rusia. Se trata de una ola de terror organizada con un orden bien determinado: saqueo y destrucción de las sedes del partido comunista de Ucrania y de otros movimientos políticos; linchamiento de dirigentes políticos; actos de tortura y asesinatos contra periodistas; ataque organizado contra la Casa de los Sindicatos de Odesa, donde numerosos militantes son asesinados o quemados vivos en el incendio del edificio [2]; en el este de Ucrania civiles indefensos de origen ruso son masacrados en Mariupol, bombardeados con fósforo vivo en Slaviansk, Lugansk y Donetsk.

Ante la ofensiva terrorista contra los ucranianos rusoparlantes, el Consejo Supremo de la República de Crimea –territorio ruso transferido a Ucrania en tiempos de la URSS– decide, por votación, separarse de Kiev y solicitar la reincorporación de la península a la Federación Rusa. Un referéndum popular confirma esa decisión con 97% de votos a favor. El 18 de marzo de 2014, el presidente ruso Vladimir Putin firma el tratado de adhesion de Crimea a la Federación Rusa con el estatus República Autónoma.

Mientras que en la región de Donbass, las Repúblicas Populares proclamadas en Donetsk y Lugansk enfrentan con las armas los ataques de Kiev, cuyo saldo se eleva a 14 000 muertos, la hoja de ruta para la cooperación técnico-militar entra la OTAN y Ucrania, firmada en 2015, prácticamente integra las fuerzas armadas y la industria militar ucranianas a la alianza atlántica, bajo las órdenes de Estados Unidos. Kiev incorpora las milicias neonazis a su Guardia Nacional, entrenada a su vez por cientos de instructores estadounidenses de la 173ª brigada aerotransportada de Estados Unidos, traídos a Ucrania, desde Vicenza, en Italia, junto a otros instructores de la OTAN.

Bajo el régimen de Kiev, Ucrania se convierte en vivero del nazismo renaciente en pleno corazón de Europa. A Kiev llegan neonazis de toda Europa y de Estados Unidos reclutados por Pravy Sektor y el batallón Azov, que se identifica como nazi por su emblema, copiado del emblema de la división SS Das Reich [Ver la foto que ilustra de este artículo.]. Después de entrenarlos y someterlos al bautismo de fuego en acciones militares contra la población rusoparlante de la región de Donbass, los neonazis extranjeros regresan a sus países de origen con pasaportes ucranianos. Mientras tanto, en Ucrania se difunde la ideología neonazi entre las nuevas generaciones ucranianas. De eso se ocupa el batallón Azov, que organiza campos de entrenamiento militar y de formación ideológica para niños y adolescentes, donde se enseña sobre todo el odio a los rusos.

En las elecciones ucranianas de 2019, el actor Volodimir Zelenski –que se había hecho famoso con su serie televisiva sobre la corrupción política, en el papel de un profesor electo por casualidad como presidente de la República– se convierte realmente en presidente de Ucrania. En su campaña electoral, Zelenski había prometido poner fin a la guerra en la región de Donbass y “limpiar” el sistema de gobierno dominado por los oligarcas. Zelenski acusaba al millonario Petro Porochenko, entonces presidente, de esconder su fortuna en paraísos fiscales extranjeros.

Pero, después de ser electo, el propio Zelenski hizo todo lo posible por alimentar la guerra, dirigida de hecho por la OTAN, con vistas a atacar a Rusia.

En cuanto a su segundo compromiso, la eliminación de la corrupción, en particular la expatriación de capitales en paraísos fiscales, son elocuentes los hechos consignados en una investigación documentada por el diario británico The Guardian. Zelenski es copropietario de 3 empresas con sede y capitales en Belice, en las Islas Vírgenes Británicas y en Chipre. A través de esas empresas, Zelenski recibe de oscuros financistas más de 40 millones de dólares.

Un documental investigativo del estadounidense Scott Ritter –ex miembro del US Marine Corps y especialista en inteligencia, que además fue inspector de la ONU en Irak– muestra las lujosas residencias que Zelenski posee en Miami (evaluada en 34 millones de dólares), en Israel, en Italia, en Londres, en Georgia, en Grecia y en otros países.

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[1Siglas de la Asamblea Nacional de Ucrania-Autodefensa de Ucrania, organización ucraniana internacionalmente catalogada como de extrema derecha nacionalista. Red Voltaire.

[2«Ucrania: ¿qué pasó en Odesa?», Red Voltaire, 6 de mayo de 2014; «Crimen en Odesa», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de mayo de 2014. Obsérvese que muchos de los videos y fotos que habíamos incluido en estos artículos de la época han sido eliminados por las plataformas de internet. Nota de Red Voltaire.

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