
A principios de noviembre de 2023, el fascista José María Aznar señaló que “Pedro Sánchez es un peligro para la democracia constitucional española (…) El que pueda hacer, que haga, el que pueda aportar, que aporte, el que se pueda mover que se mueva…”.
Ese toque de corneta del mayor exponente del fascismo en el estado español fue recepcionado por los poderes del Estado, cuya médula y esencia es fascista en tanto hunde sus raíces en el estado franquista. Y estos poderes del estado fascista, lo que denominan “el estado profundo”, se pusieron a trabajar a destajo para satisfacer la orden de su caudillo al objeto de decapitar a Sánchez y derribar a su gobierno.
La judicatura se ha batido el cobre, por un lado tratando de librar a los corruptos del PP de sus casos de corrupción, boicoteando leyes emanadas por el Parlamento como, por ejemplo, la amnistía a los encausados del 1 de Octubre y, por otro lado, asediando judicialmente al gobierno, a Sánchez y su entorno, donde el Tribunal Supremo hace, aporta y mueve lo que puede, descollando el magistrado con el que, según el PP, iban a controlar dicho Tribunal por la puerta de atrás, como se visualiza con la condena al Fiscal General del Estado. Militares franquistas jubilados señalando por chats que “había que ejecutar a 26 millones de hijos de puta”, los medios de manipulación – Jiménez Losantos, Negre, Carlos Herrera, y demás reaccionarios – vertiendo la reacción y la ideología fascista por arrobas mintiendo sin cesar, una asociación de guardias civiles que estaban “dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre en defensa de la soberanía e independencia de España y su ordenamiento constitucional”, como respuesta al pacto entre Sánchez y los nacionalistas de derecha catalanes, diplomáticos y altos funcionarios vilipendiando al gobierno de Sánchez y, por último, la Conferencia Episcopal señalando a Sánchez que debe convocar elecciones.
El partido del fascista Aznar, seguramente el partido más corrupto de Europa, donde la corrupción es la forma aplicada por los monopolios para dirigir los estados, más allá de la estrategia de la presión parlamentaria y en la calle, que les está resultando del todo insuficiente, al igual que el poner las comunidades autónomas donde gobiernan a disposición de los intereses electorales de Feijóo, pretende dar un nuevo giro de tuerca celebrando bimensualmente elecciones autonómicas en aquéllas regiones en las que consideran que ganan las mismas, véase Extremadura ahora en diciembre o Aragón, en febrero. El PP, experto en saquear las arcas públicas y en arremeter sin piedad contra la clase obrera, contra los servicios públicos, alineados con el fascismo internacional no dudando en defender al fascista gobierno israelí y norteamericano, condecorando al fascista de Javier Milei – cuyo gobierno roba a los discapacitados, niega los tratamientos a los enfermos de cáncer o pretende realizar una reforma laboral donde masacra por completo a la clase obrera en Argentina – no duda en gastar dinero público en elecciones autonómicas que no corresponden realizar, al objeto de satisfacer su táctica de demolición del gobierno de derechas de Sánchez.
Como se puede constatar, a la “democracia constitucional española”, fascista hasta la médula, en un grado de descomposición cada día mayor, ya ni tan siquiera le vale un gobierno antiobrero compuesto por socialfascistas y oportunistas, que incrementa la edad de jubilación y debilita el sistema de pensiones públicas, que sostiene el despido barato introducido por la Reforma Laboral del corrupto Rajoy, sosteniendo lo mollar de dicha Reforma, que sostiene la política de transferencias de fondos públicos hacia la sanidad privada debilitando el sistema público de salud, que está privatizando, de facto, la educación universitaria y la formación profesional, deteriorando notablemente el sistema educativo, que destina dinero público hacia la guerra imperialista, incrementando el gasto militar y armando al fascista de Zelenski, etcétera.
El capitalismo monopolista europeo, y también en el estado español, están en bancarrota. El gobierno de Sánchez es lacayo de la UE, un imperialismo europeo que lleva décadas subordinado al imperialismo norteamericano, cuya dirigencia abraza la reacción, no dudando en arremeter contra los intereses de los pueblos europeos y, fundamentalmente, contra el proletariado en Europa, donde esta servidumbre a EEUU implica comprar cuatro veces más caro el gas natural licuado, transferir una mayor cuantía desde Europa hacia el complejo militar industrial norteamericano, comprometer miles de millones de euros en inversiones en industria norteamericana a cambio de negar a los obreros en Europa- también en el estado español – la sanidad y las pensiones públicas, incrementar la carestía de vida, reducir los salarios reales, liquidar la industria europea y, consecuentemente, expulsar a millones de obreros al paro forzoso, empujar a los obreros europeos a la guerra imperialista; en definitiva, sacrificar la vida de millones de proletarios.
Todo esto es asumido por el gobierno de PSOE-SUMAR-IU-PCE, sustentado también por nacionalistas catalanes y vascos, y apoyado por CCOO y UGT, comprometido plenamente con un gobierno que está aplicando una política claramente antiobrera y que hace que en el estado español sea el único lugar de Europa donde no se están produciendo huelgas generales.
Y a pesar de este cuadro, a pesar de que se está masacrando sin piedad a la clase obrera, a la patronal española y al auténtico poder del estado, que precisamente no está en la presidencia del gobierno ni en el Parlamento tan siquiera, le es insuficiente, necesita masacrar todavía más al proletariado.
La socialdemocracia como “ala moderada del fascismo” y el oportunismo arremeten contra la clase obrera sin piedad, consolidan los avances realizados por la extrema derecha en sus gobiernos, como lleva pasando en el estado español durante cincuenta años. Muestran una dialéctica al proletariado de que solamente hay una política posible, la de satisfacer los intereses del gran capital, la de mostrar que el único sistema posible es el capitalismo, la de que el proletariado debe subordinar sus vidas a los intereses del gran capital, que el capital financiero está por encima de todo; allanando el camino para que la extrema derecha vuelva a arrasar, y sucesivamente masacran al proletariado.
El capital financiero trata de encauzar el desapego al régimen burgués y la indignación contra el sistema de la clase obrera empleando el nacionalismo, el chovinismo, el fascismo, confrontando y dividiendo al proletariado; señalando a los oportunistas traidores, a los sindicalistas vendidos a la patronal como ejemplo de lo que es el comunismo y el socialismo, cuando tanto los oportunistas como los socialdemócratas son tan burgueses y tan enemigos del proletariado como los fascistas.
Es cardinal fortalecer las filas del Partido, es fundamental ensanchar la influencia del partido dentro de la clase obrera, es necesario que el proletariado reciba la salida comunista, la salida revolucionaria y rupturista con el capitalismo haciendo que tome conciencia de la misma y, consecuentemente, construya la organización para rebelarse contra el capitalismo y derrocarlo revolucionariamente. La única salida de la clase obrera es la Revolución, desarrollar el socialismo e imponer su estado, un estado socialista que despoje de todo tipo de derecho a la burguesía y que ponga a disposición del proletariado la propiedad de todos los medios de producción y todo el poder político.
¡SOLO HAY UNA SALIDA: LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡ABAJO EL ESTADO BURGUÉS, ABAJO EL FASCISMO!
¡SOCIALISMO O BARBARIE!
Madrid, 17 de diciembre de 2025
COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

