Sonia Iruela (Unidad y Lucha).— Venezuela nunca ha dejado de ser un blanco de la ofensiva imperialista de Estados Unidos. Algo que se ha intensificado en las últimas semanas. El gobierno norteamericano ha perpetrado ataques armados contra embarcaciones venezolanas en aguas del Caribe, utilizando el trillado pretexto de la “lucha contra el narcotráfico”. En uno de estos bombardeos murieron tres personas y en otro once. Las autoridades venezolanas han denunciado que las embarcaciones atacadas eran civiles, algunas dedicadas a la pesca, y que estas acciones constituyen actos de guerra contra toda la nación.
A la agresión militar se suma una ofensiva mediática sistemática. Grandes corporaciones de comunicación, alineadas con los intereses del capital, han insinuado que estos ataques son “inventos” de Caracas. Es la misma estrategia de siempre: deslegitimar la resistencia, sembrar dudas entre los pueblos y presentar a la víctima como agresora, justificando futuras intervenciones y golpes de Estado.
Mientras enfrenta problemas internos de desigualdad, violencia y dependencia del narcotráfico, Washington recurre a sanciones, bloqueos, guerras híbridas y propaganda para mantener su dominio global.
Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en el Caribe, desplegando buques de guerra, aeronaves y hasta un submarino nuclear cerca de las aguas venezolanas. El mensaje es claro: intimidar al pueblo venezolano y recordar que el imperialismo sigue dispuesto a intervenir para controlar recursos y decidir el destino de la región.
Frente a esta amenaza, el gobierno bolivariano ha activado el sistema de defensa integral, movilizando a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y a la milicia popular. Bajo el nombre de “Caribe Soberano 200”, se realizan maniobras conjuntas en mar, aire y tierra, enviando un mensaje inequívoco: cualquier intento de agresión encontrará a un pueblo organizado y dispuesto a defender la patria. Maduro ha advertido que, si continúan las agresiones, cada rincón del país será un bastión de dignidad y resistencia consciente.
La guerra contra Venezuela también se intensifica política y económicamente. Las sanciones impuestas por EE. UU. buscan estrangular al pueblo trabajador: encarecen alimentos, bloquean medicinas y asfixian la economía para generar descontento social y facilitar un cambio de gobierno al servicio de las transnacionales.
Hace unos días, el presidente Maduro volvió a denunciar otra una nueva maniobra de la DEA para incriminar a Venezuela en el narcotráfico y justificar nuevas sanciones y acciones militares. En su intervención, recordó que la mayoría de la cocaína, más del 80 % de la cocaína que entra a Estados Unidos proviene de Colombia, su aliado regional, y que es el propio imperialismo quien necesita el negocio de la droga para sostener su economía criminal.
Caracas ha llamado a la solidaridad internacional para rechazar estas provocaciones. “No aceptaremos que se nos trate como un narcoestado. Somos un pueblo libre que jamás se arrodillará ante el imperialismo”, sentenció Maduro. Por eso, desde el PCPE llamamos a los sectores populares antiimperialistas y antifascistas a denunciar las agresiones a nuestros pueblos hermanos y a volcar toda nuestra solidaridad internacionalista hacia quienes se enfrentan al imperialismo, especialmente a Venezuela y Cuba. ¡Ni bloqueo ni invasión! ¡Venezuela vencerá!