
Durante su intervención ante la Tercera Comisión de la Asamblea General, el diplomático reiteró que el Gobierno Sandinista no forma parte del “manipulado, obsoleto e injerencista Consejo de Derechos Humanos”, y advirtió que dicho órgano ha sido utilizado con fines de dominación imperial.
Hermida recordó que la Comisión tiene un mandato esencialmente social, humanitario y cultural, por lo que no debe convertirse en plataforma de debates políticos o informes sesgados que distorsionan su propósito original.
El representante nicaragüense denunció la práctica sistemática de manipular los derechos humanos como armas políticas, al despojarlos de su esencia universal para imponer agendas neocoloniales.
“Nicaragua es un pueblo digno, libre e indoblegable, que jamás aceptará chantajes ni tutelajes coloniales disfrazados de preocupaciones humanitarias”, enfatizó.
Con autoridad moral e histórica, el país centroamericano rechazó toda resolución o informe sin legitimidad, como el del mencionado grupo, creado —según denunció— por países occidentales y sus aliados serviles con el propósito de fabricar acusaciones y justificar agresiones políticas.
El diplomático calificó el documento como un texto prefabricado, sustentado en fuentes sesgadas y organizaciones financiadas por los mismos promotores del injerencismo, empeñado en desacreditar los avances del pueblo nicaragüense en materia social y de derechos humanos.
Hermida advirtió que detrás de esta campaña se esconden las pretensiones de imponer sanciones y medidas coercitivas unilaterales, las cuales consideró crímenes de lesa humanidad que vulneran derechos fundamentales como la salud, la educación, la alimentación y el acceso al agua potable.
“El informe calla deliberadamente el impacto de esas medidas ilegales sobre nuestro pueblo”, subrayó, al tiempo que denunció la hipocresía de los países occidentales que las imponen mientras respaldan el genocidio cometido por Israel en Palestina.
Asimismo, cuestionó el silencio del documento ante las políticas antinmigrantes y racistas de esos mismos gobiernos, herederas del colonialismo y del genocidio contra los pueblos originarios.
El embajador sostuvo que Nicaragua habla con la autoridad de sus hechos, pues en su territorio los derechos humanos “se viven en hospitales, escuelas, viviendas, carreteras y programas sociales que restituyen derechos a toda la población”.
“Nuestro modelo prioriza la dignidad humana, la igualdad y el bienestar, y estos avances nada tienen que ver con informes falsos elaborados desde escritorios lejanos”, recalcó.
Recordó que el primer derecho humano es el derecho de los pueblos a vivir en paz, con soberanía y autodeterminación, principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.
Reafirmó el compromiso de Nicaragua con la promoción y protección de los derechos humanos, así como con la cooperación internacional genuina, basada en el respeto mutuo y la no injerencia.

