
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) rechazó de forma contundente las recientes declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, quien aseguró que “cristianos están siendo masacrados por islamistas radicales en Nigeria”.
El bloque regional integrado por doce países calificó la afirmación como “falsa y peligrosa”, advirtiendo que el terrorismo en la región no discrimina entre religiones y afecta por igual a musulmanes, cristianos y otras comunidades.
En su comunicado, la CEDEAO subrayó que los ataques en África Occidental responden a dinámicas políticas, económicas y territoriales complejas, no a una guerra religiosa.
“El terrorismo no distingue género, etnia o credo. Es un fenómeno que busca desestabilizar a los Estados y fracturar la cohesión social”, puntualizó el bloque.
La respuesta llega tras las declaraciones de Trump, quien el pasado sábado aseguró haber ordenado al Departamento de Guerra “prepararse para una acción en Nigeria” con el supuesto objetivo de “eliminar a los terroristas islámicos”.
El mandatario republicano acusó al Gobierno nigeriano de “permitir la matanza de cristianos”, sin presentar evidencia alguna.
Para la CEDEAO, este tipo de afirmaciones reproduce una visión colonial y simplificada del continente, en la que se asocia automáticamente al islam con la violencia y se instrumentaliza el sufrimiento de las comunidades para justificar posibles intervenciones extranjeras.
Nigeria enfrenta desde hace más de una década la insurgencia del grupo Boko Haram y su escisión, el Estado Islámico en África Occidental (ISWAP). Ambos han atacado tanto a mezquitas como a iglesias, aldeas rurales, mercados y convoyes militares.
Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han documentado miles de víctimas de distintas confesiones religiosas, desmintiendo la idea de un genocidio selectivo contra cristianos.
El Gobierno nigeriano, por su parte, declaró que “las palabras del presidente Trump no reflejan la realidad sobre el terreno”, y pidió “respeto por la soberanía y la verdad”.
Para la CEDEAO, el desafío no es religioso, sino estructural y social: pobreza extrema, falta de oportunidades, corrupción estatal y tráfico de armas alimentan la expansión de los grupos armados.
El bloque llamó a Naciones Unidas y a la comunidad internacional a “no caer en afirmaciones que profundicen la desconfianza entre comunidades”, y reiteró su compromiso de combatir el terrorismo “desde la unidad, la soberanía y la inclusión”.


