Gabi (Unidad y Lucha).— El refrán favorito de la socialdemocracia y el reformismo es «a río revuelto, ganancia de pescadores». ¿Por qué? Porque en situaciones de crisis sistémicas del modelo de producción capitalista, cuando la clase obrera tiende más a la acción espontánea, recogen sus alientos revolucionarios y los encauzan por las instituciones burguesas. Las organizaciones reformistas son funcionales al imperialismo y en estos momentos iniciales de la III Guerra Mundial no podemos quedarnos tibias o tibios. Debemos exigir la salida del Estado español de la OTAN sin paños calientes, porque no será ningún gobierno burgués quien la expulse por sí mismo, sino solo a partir de la presión obrera y popular.
El objetivo más urgente para el movimiento antiimperialista es su unidad basada en acuerdos políticos, sin la cual será muy difícil frenar la inercia bélica del imperialismo anglo yanki sionista. En esta línea se sitúa la CECOB (Coordinadora Estatal Contra la OTAN y las Bases), cuyo nacimiento vino motivado por la necesidad de agrupar todas las plataformas contra la OTAN del Estado español hacia campañas unitarias. Sin embargo, en los últimos meses han surgido ciertos núcleos que, ávidos de protagonismo, están intentando romper la unidad con retórica idealista como un brindis al sol.
En primer lugar, estas organizaciones reclaman la disolución de la OTAN. Esa es una consigna que el movimiento antiimperialista no debe asumir, porque lo aleja de la acción política de masas. La disolución o supervivencia de la OTAN es una casuística que solo depende de la voluntad de los gobiernos implicados. Por el contrario, debemos luchar por la salida del Estado español de la OTAN, así como por la expulsión de las bases extranjeras. Esto sí es un objetivo que depende enteramente de la clase obrera y los sectores populares. La sumisión del reformismo a las instituciones imperialistas es vomitiva y lastra la marcha del antiimperialismo.
En segundo lugar, defienden el desarme de todos los bloques militares. Nadie que tenga un mínimo de consciencia del mundo que le rodea puede secundar esta idea. Si países como Cuba, Venezuela, Irán, Palestina, Líbano, Yemen o la RPD de Corea no tuvieran unos ejércitos tan desarrollados, probablemente no habríamos llegado hasta aquí. El imperialismo anglo yanki sionista, nucleado en torno a la OTAN, es el mayor enemigo de la humanidad y sin esta contraparte, que ahora lideran China y Rusia, habríamos desaparecido. La lucha antiimperialista no puede exigir el desarme de los países que no forman parte de la OTAN o que no cuentan con bases yankis invadiendo su soberanía. No podemos ser equidistantes entre el bloque agresor y el agredido.
En tercer lugar, entienden la UE como una estructura con soberanía democrática. Al hilo del acuerdo arancelario alcanzado entre Estados Unidos y la Unión Europea, que en efecto refleja la total sumisión de esta frente a aquellos, estos grupos claman por la independencia de Europa, abriendo la puerta, quizá queriendo o quizá no, a la creación de un ejército europeo pagado por la clase obrera a través de un impuesto específico, tal y como defendió Pepe Álvarez, Secretario General de la UGT, en un Primero de Mayo. La Unión Europea es la respuesta superestructural a las distintas formas de coalición del capital financiero europeo para hacer frente a la competencia estadounidense, rusa y china. La Unión Europea no es la Europa de los pueblos que nosotros queremos: es una amalgama imperialista que todavía depende de su pasado colonial en África, en Asia y en Latinoamérica.
Una vez más, las mismas y los mismos oportunistas de siempre atentan contra la unidad de la clase obrera porque no son capaces de hacerse un hueco en la dinámica electoralista de compra-venta de sillones y maletines. La clase obrera y los sectores populares no deben caer en sus redes o estamos perdidos.


