De los falsos acústicos al narcoterrorismo

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El Gobierno de EE.UU. fabrica excusas a su conveniencia para invadir el Caribe

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Francisco Arias Fernández (Granma).— Washington inventa un pretexto para denigrar y crear una amenaza, pone precio a las cabezas de sus blancos, genera un ambiente de impunidad para consumar sus crímenes e ir acostumbrando a la matanza y a la ilegalidad, a pisotear el derecho internacional y la verdadera democracia, sordo ante las condenas de la ONU y de la mayoría del planeta.

 

Engaña y vuelve a engatusar a las audiencias internas y globales; cocina el ataque mientras inventa consensos a favor del exterminio o, al menos, la indiferencia o la ignorancia, como mismo fabrica los acontecimientos o los enlista a su manera y conveniencia e invade el Caribe con los más sofisticados medios navales y aéreos.

El espacio físico y virtual envenenado de guerra. Amenazas a los cuatro vientos. Venezuela tiene precio, ultimátum y advertencia a no volar sobre Caracas; Colombia en el colimador; México maldecido y acusado; a Cuba, el viejo hueso atragantado, vuelven a procurarle la hora final, que se les sigue haciendo infinita, pese a los ultraapoderados del Departamento de Estado y al acecho en la Casa Blanca.

Venezuela enfrenta hoy a los mismos que, desde el primer mandato de Trump, fabricaron los falsos acústicos para borrar todo lo civilizado que se puede lograr en las relaciones bilaterales, normales, diplomáticas, en igualdad de condiciones, no de subordinación o imposición imperial, como fue antes de 1959. El garrote está de moda, con los terroristas como consejeros de Trump.

Portaaviones y robots para matar a Bolívar, destruir Venezuela, y robarse las mayores reservas de petróleo del mundo, como trofeo de guerra.

Crear falsas expectativas de la presunta voluntad negociadora para luego infundir frustración, desmovilizar, intimidar y desinformar, a través del magnate –ávido de protagonismos y noticias diferentes– es utilizado, llevado y traído por su cercano Marco Rubio.

Mafiosos de Miami, vinculados y beneficiados económicamente por terroristas, narcotraficantes y sionistas, ahora adueñados de superpoderes en el Departamento de Estado, la Casa Blanca y el Congreso, presionan y chantajean al máximo de sus posibilidades, para agredir cuanto antes a Venezuela, envuelta en una larga campaña de mentiras y maniobras sucias de todo tipo por la maquinaria subversiva, la CIA y el Pentágono.

Toda la maldad, el odio, los millones y las bombas para apoderarse de sus riquezas, tras más de dos décadas de fracaso y frustraciones de una guerra abierta y encubierta contra un país soberano y bolivariano, que ha luchado por lo que Estados Unidos no quiere: la unidad y la solidaridad de Latinoamérica.

Cuba, su vil obsesión, reapareció en sus pesadillas mediáticas, y pagaron recientemente a un socio anticomunista y ultraconservador, para que un diario británico «tirara la piedra» de que La Habana sería el verdadero objetivo tras liquidar a cohetazos al chavismo.

Aquí estamos, contra viento y marea, listos para celebrar el aniversario 67 de la Revolución, fieles a todos los que desde 1868 la han hecho posible, con más coraje que riquezas, contra amenazas nucleares, invasiones, bandas mercenarias, organizaciones contrarrevolucionarias, mafias y los fascistas de moda. Curados de espanto y sin miedo, derrotando huracanes y delirios imperiales.

Fuente: granma.cu

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