En otro intento por aferrarse al poder y continuar expandiendo el proyecto colonial del sionismo, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, solicitó al presidente Isaac Herzog ser indultado en el juicio en el que se enfrenta desde a tres causas por corrupción, fraude, abuso de confianza y soborno, actos cometidos entre 2007 y 2017.
La solicitud fue enviada al Ejecutivo a través de la defensa de Netanyahu. En ella el jefe de Gobierno de la entidad sionista aduce «interés nacional». Señala que el perdón ayudaría a zanjar divisiones y desavenencias al interior de la sociedad israelí y promovería una amplia reconciliación. «Para repeler las amenazas y materializar las oportunidades, se requiere unidad nacional», expresó el líder sionista en su pedido, que fue recibido por el Departamento Jurídico de la Presidencia.
Desde la Portavocía de Herzog, en un breve mensaje que suscitó polémicas sobre un eventual indulto, contestaron: «La Oficina del presidente es consciente de que se trata de una solicitud extraordinaria con importantes implicaciones». Y agregó: «Tras recibir todas las opiniones pertinentes, el Presidente considerará la solicitud con responsabilidad y sinceridad».
Las investigaciones contra Netanyahu comenzaron hace casi una década. Además del cargo de corrupción, está acusado de un cargo de soborno, así como de tres cargos de fraude y tres de abuso de confianza. En meses recientes, pidió al Poder Judicial aplazar las vistas judiciales para dedicarse a la campaña genocida de Israel en Gaza —con saldo de 70.100 palestinos asesinados y más de 170.900 heridos— y a la agresión contra Irán, que segó la vida de más de un millar de iraníes, en su mayoría civiles.
En mayo de 2024, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional comunicó que había solicitado órdenes de detención contra Netanyahu y contra su ministro de Defensa, Yoav Galant, acusados de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. La orden emitida por Karim Khan contemplaba diversos crímenes, como el uso del hambre como arma de guerra, llevar a cabo asesinatos deliberados, dirigir ataques de manera intencionada contra la población civil, exterminio y/o asesinato, persecución y otros actos inhumanos.
Esta maniobra de pedir clemencia tiene lugar a semanas de que Donald Trump, presidente de EE.UU., país principal aliado de la entidad sionista, solicitó a Herzog indultar a Netanyahu. A principios de noviembre lo hizo a través de una carta. Antes, en octubre, lo solicitó durante una presentación ante el Parlamento israelí.
En su carta a Herzog, que retoma en sus primeros párrafos el pedido de Trump, Netanyahu refiere divisiones internas, aunque omite que parte de esas desavenencias está vinculadas a la gestión de la campaña genocida en Gaza, que tras dos años de exterminio de civiles no cumplió los objetivos militares que este publicitó.
Tampoco refiere que otros focos de tensión giran en torno al regreso de los rehenes, que solo concretó tras una solución política con el movimiento Hamás, la resistencia del movimiento Hezbolá, que a costa de grandes sacrificios detuvo la agresión israelí contra el sur libanés y desplazó a cientos de miles de colonos en el norte de los territorios ocupados, y la respuesta defensiva de Irán durante la «guerra de los 12 días», que iba camino al fracaso de no ser por el apoyo bélico de EE.UU. y su bombardeo a las instalaciones nucleares pacíficas de Teherán, en ese momento bajo supervisión internacional.
La solicitud de clemencia del Primer Ministro israelí no ha de verse aislada de las masivas protestas que sacudieron el país entre enero y octubre de 2023, en rechazo a la reforma judicial que impulsan Netanyahu y su ministro de Justicia, Yariv Levin, también del partido de ultraderecha Likud.
Las protestas se saldaron con cientos de detenidos y manifestantes reprimidos. De acuerdo con expertos, la reforma judicial pretende disminuir la jurisdicción de la Suprema Corte para juzgar las decisiones tomadas por el Gobierno e impedir que detenga manifestaciones de corrupción y abusos de poder. No pocos vieron en ella una jugada del Primer Ministro israelí para blindarse judicialmente, evadir el juicio y no rendir cuentas por sus actos.
Netanyahu es juzgado por el conocido como caso 1.000, acusado de haber recibido regalos por parte del magnate de Hollywood Arnon Milchan a cambio de favores políticos; y por el caso 2.000, en el que supuestamente benefició al editor jefe del medio Yedioth Ahronoth, Arnon Mozes, en un escándalo de fraude y abuso de confianza para perjudicar al periódico de la competencia, Israel Hayom.
Además, se le juzga por haber incurrido —en su segunda etapa como ministro de Comunicación (2015-2017)— supuestamente en un delito de soborno al empresario Shaul Elovich, quien controlaba la empresa de telecomunicaciones Bezeq y el sitio web Walla News, para granjearse una cobertura mediática favorable.
