
Solo uno de cada cinco alumnos en esta situación puede asistir a una escuela de modalidad especial; menos de la mitad de los centros de educación regular recibe este tipo de estudiantes y más de un tercio abandona la formación antes de finalizar la secundaria, señala un estudio de la entidad.
El informe de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) precisó que 2,3 millones de niños y niñas con alguna discapacidad están escolarizados en los 16 países participantes en el estudio, pero el acceso permanece limitado y desigual.
La matrícula es baja en las edades de preprimaria y aumenta de forma gradual hasta los 12 años, cuando alcanza el máximo de 33 por cada mil, y más tarde decrece y queda estabilizado en 24 por mil.
Además, los datos basados en el Sistema Regional de Información Educativa de Estudiantes con Discapacidad (Siried) confirman la presencia de sesgo de género, porque las oportunidades son mucho más fáciles para los hombres respecto a las mujeres.
El reporte precisa que 37 por ciento de los estudiantes con discapacidad abandona la escuela en la última etapa de la secundaria, un momento clave para el tránsito a la educación superior y el mundo del trabajo.
También es común repetir el grado, con mayor posibilidad entre las niñas que entre los varones, precisa el documento.
Las cifras del Siried recuerdan que la inclusión no es un lema, sino una obligación de los Estados, afirmó Esther Kuisch Laroche, directora de la Oficina Regional de la Unesco.
“No basta, dijo, con que las puertas de las escuelas estén abiertas: debemos derribar las barreras físicas, pedagógicas, culturales y sociales que impiden que millones de niños y jóvenes con discapacidad aprendan y participen plenamente”.
La Unesco hizo un llamado a los países de la región a utilizar estos datos para transformar sus sistemas educativos, reforzar la formación docente en educación inclusiva y asegurar que la trayectoria de personas con discapacidad no se interrumpa con barreras que se pueden eliminar.

