
Las fuerzas de seguridad de Israel ejecutaron este lunes 08 de diciembre, una violenta redada en el complejo de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) en Jerusalén Este, en un acto que el organismo internacional calificó de «flagrante desprecio» hacia sus obligaciones internacionales. La incursión armada en la sede administrativa de la agencia es la más reciente escalada en el acoso sistemático que el régimen de Tel Aviv mantiene contra la entidad humanitaria.
El Comisionado General de la UNRWA, Philippe Lazzarini, detalló la gravedad de la operación, señalando que agentes y funcionarios israelíes ingresaron por la fuerza al complejo, cortando de inmediato todas las líneas de comunicación. La acción no se limitó a la simple irrupción, sino que se extendió a la incautación de bienes esenciales, incluyendo equipos de comunicaciones y mobiliario, esenciales para la operación de la agencia en el territorio ocupado.
Un hecho particularmente ofensivo y simbólico fue la profanación de los emblemas internacionales: el personal israelí arrió la bandera de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para, acto seguido, reemplazarla con una bandera del régimen de ocupación. Lazzarini condenó este ultraje, enfatizando que la acción ignora la obligación de Israel, como Estado miembro de la ONU, de salvaguardar la inviolabilidad de las instalaciones del organismo mundial, tal como lo exige la Convención sobre Privilegios e Inmunidades.

La intrusión se produce tras meses de hostigamiento contra la agencia, que incluyó ataques incendiarios y una campaña masiva de desinformación, al igual que la aprobación de legislación por el Parlamento israelí diseñada para obstaculizar el trabajo de la UNRWA. A pesar de la evacuación previa del personal, la sede conserva su estatus de instalación de la ONU, por lo que las acciones de este lunes 8 de diciembre representan un desafío directo al derecho internacional y un peligroso precedente para la operación de la ONU a nivel global.
Las autoridades palestinas de Jerusalén Este se unieron a la condena, calificando el asalto de «ataque grave» y un reto explícito a la Asamblea General de la ONU, que días atrás había renovado de forma aplastante el mandato de la agencia hasta el año 2029. La gobernación palestina recordó que Jerusalén Este es un territorio ocupado cuya anexión por Israel no cuenta con reconocimiento internacional, lo que agrava la violación de la inmunidad de la agencia.
Las autoridades palestinas urgieron a la comunidad internacional a rechazar estas decisiones y a tomar acciones inmediatas para que Israel «rinda cuentas, como Estado canalla que viola el Derecho Internacional».

