Estados Unidos aprobó este miércoles la venta de armas por 11.100 millones de dólares a Taiwán en el que sería el mayor paquete histórico de entrega de equipo militar estadounidense para la isla, informa Reuters.
La propuesta incluye ocho acuerdos de venta que abarcan 82 sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS) y 420 sistemas de misiles tácticos del Ejército (ATACMS) por un valor de más de 4.000 millones de dólares. También incluyen 60 sistemas de obuses autopropulsados y equipos relacionados, drones, ‘software’ militar, misiles Javelin y TOW, repuestos para helicópteros y kits de reacondicionamiento para misiles Harpoon.
El paquete está en notificación al Congreso, con posibilidad de bloqueo o modificación, pese al amplio apoyo bipartidista. El Pentágono afirmó en declaraciones separadas que la venta beneficia los intereses nacionales, económicos y de seguridad de EE.UU., al respaldar la modernización de las fuerzas taiwanesas obteniendo una «capacidad defensiva creíble«.
«Nuestro país continuará promoviendo reformas de defensa, fortaleciendo la resiliencia defensiva de toda la sociedad, demostrando nuestra determinación de defendernos y salvaguardando la paz mediante la fuerza«, declaró la portavoz taiwanesa Karen Kuo, agradeciendo las ventas.
«Este paquete de notificaciones del Congreso, un récord en la asistencia de seguridad de Estados Unidos a Taiwán, responde a la amenaza de China y a la exigencia del Sr. Trump de que sus socios y aliados intensifiquen sus esfuerzos para garantizar su propia defensa», declaró por su parte Rupert Hammond-Chambers, presidente del Consejo Empresarial EE.UU.-Taiwán.
- El paquete histórico sigue a un viaje no anunciado del ministro taiwanés Lin Chia-lung a Washington para reuniones con funcionarios, cuya agenda no se detalló. EE.UU. mantiene relaciones formales con Pekín pero extraoficiales con Taiwán, siendo su principal proveedor de armas, lo que causa fricción constante con China.
- Por su parte, autoridades chinas han insistido constantemente en que EE.UU. debe «cumplir con el principio de una sola China» y abordar la cuestión de Taiwán con especial prudencia, cesando cualquier apoyo a «fuerzas separatistas que buscan la ‘independencia de Taiwán’ o la resistencia a la reunificación mediante el aumento del poderío militar». Asimismo, se ha reiterado que «China nunca vacilará en la defensa de su soberanía e integridad territorial», marcando una «línea roja» ante las constantes acciones intervencionistas estadounidenses.


