Yanquilandia: Dos supervivientes del tiroteo en la Universidad de Brown ya habían sobrevivido a otros tiroteos

Una cinta de precaución policial rodea el edificio Barus y Holley de la Universidad de Brown tras el tiroteo, el 14 de diciembre de 2025. | Lily Speredelozzi/The Sun Chronicle / AP

Al menos dos de las estudiantes de la Universidad de Brown que se encontraban en el campus durante el tiroteo mortal del sábado ya habían sobrevivido previamente a tiroteos escolares, informó The New York Times.

 

Mia Tretta, de 21 años, estaba preparándose para un examen final en su dormitorio cuando se enteró del ataque. La joven contó que aquel día tenía pensado estudiar en el edificio de ingeniería y física Barus y Holley, donde ocurrió el tiroteo, pero cambió de opinión porque se sintió cansada. Tretta fue una de las víctimas del tiroteo perpetrado en 2019 en la escuela secundaria Saugus de Santa Clarita, California.

«La gente siempre piensa: ‘Nunca me tocará a mí’ […] Y hasta que me dispararon en mi escuela, yo también lo pensaba«, aseveró Tretta. Entonces fue una de los cinco estudiantes que recibieron disparos a manos de un compañero de 16 años. Ella sobrevivió, pero dos alumnos fallecieron.

Tretta recordó que eligió la Universidad de Brown por su ambiente seguro e íntimo, pero esa sensación resultó ser engañosa. «Me sentí como en un lugar más seguro después de que en Saugus me arrebataran toda mi seguridad, toda mi inocencia», indicó.

«¿Cómo se atreve este país a permitir que pase esto?»

Otra estudiante de Brown que también sobrevivió a un tiroteo durante sus años escolares es Zoe Weissman, de 20 años. En 2018, cuando tenía solo 12, presenció el tiroteo en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, que dejó 17 muertos, desde una escuela aledaña.

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El sábado Weissman estaba en su residencia cuando ocurrió el ataque, del que se enteró a través de la llamada de su amiga. Primeramente sintió pánico, pero ese sentimiento fue sustituido después por rabia contra el Gobierno. «Lo que más he estado sintiendo es: ¿cómo se atreve este país a permitir que esto le pase dos veces a alguien como yo?«, se pregunta.

Igual que Tretta, Weissman afirmó que el tiroteo en la universidad había dañado la sensación de seguridad que había cultivado durante años después de sobrevivir al primer ataque. «Lo único que me reconfortaba era que, estadísticamente, era prácticamente imposible que esto me volviera a pasar […] Y, claramente, estamos llegando a un punto en el que ya nadie puede decir eso«, manifestó.

  • El tiroteo se produjo este sábado en el campus de la Universidad Brown de la ciudad de Providence, en el estado de Rhode Island. Al menos dos personas murieron y nueve se encuentran hospitalizadas en estado crítico pero estable.

¿Deben los europeos volver a acostumbrarse a morir en la guerra?

Domenico Moro*.— Recientemente, en Francia han causado un gran revuelo las declaraciones públicas realizadas por el general Fabien Mandon, jefe del Estado Mayor de la Defensa francés.

Según Mandon, hay que volver a “aceptar perder a sus hijos. Lo que falta es la fortaleza de ánimo para aceptar sufrir, para proteger lo que somos. Si nuestro país vacila porque no está dispuesto a aceptar perder a sus hijos, porque hay que decirlo, a sufrir económicamente porque las prioridades se destinarán a la producción para la defensa, entonces estamos en peligro”[i]

Por lo tanto, hay que volver a acostumbrarse no solo a sacrificar nuestro nivel de vida para financiar un aumento del armamento, sino sobre todo a morir en la guerra en Francia y, al parecer, en toda Europa.

Hace cien años, la posibilidad de que un joven europeo muriera en la guerra se consideraba algo normal, por muy desagradable que fuera. Tras las masacres de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, en Europa y, en general, en los países avanzados del Occidente colectivo, se afirmó la inaceptabilidad de morir en la guerra.

Esta postura también se observó en Estados Unidos, aunque, a diferencia de Europa occidental, mantuvieron una postura explícitamente imperialista incluso después de la Segunda Guerra Mundial. El punto de inflexión en Estados Unidos fue la guerra de Vietnam, durante la cual los reclutas se revelaron incapaces de soportar los peligros de muerte del combate y se pusieron de manifiesto las dificultades para motivar a los soldados (y el apoyo de los civiles) por parte de la ideología dominante[ii].

La respuesta de Estados Unidos fue la introducción de las Fuerzas Armadas profesionales. De hecho, desde el final de la guerra de Vietnam, han sido los voluntarios profesionales los que han intervenido en las numerosas guerras emprendidas por Estados Unidos. Pero, como demuestra la retirada estadounidense de Afganistán, incluso las bajas de profesionales resultan poco digeribles para la opinión pública estadounidense.

La misma tendencia al paso del servicio militar obligatorio al servicio militar voluntario profesional se afianzó, entre los años 90 y principios de los 2000, también en los principales Estados de Europa occidental, empezando por Alemania, Francia, Italia y España.

El concepto estratégico que subyace a esta solución es que, con el fin de la URSS, desapareció la necesidad de «defender la patria» y que el empleo de las tropas debía destinarse a misiones denominadas «fuera de zona», ya que se había entrado en la «era de las expediciones».

Por lo tanto, se necesitaba un instrumento militar más pequeño y móvil, adecuado para desplegarse en países lejanos, especialmente del tercer mundo, en operaciones de mantenimiento de la paz o imposición de la paz[iii].

Los conflictos que se esperaba combatir eran de baja intensidad, contra guerrilleros o milicias sin armas pesadas o casi sin ellas. A pesar de ello, cuando se produjeron pérdidas limitadas de vidas militares, como por ejemplo en Nassiriya el 12 de noviembre de 2003, cuando murieron 19 militares italianos, la emoción fue fuerte.

Así pues, Europa se ha librado durante mucho tiempo de conflictos con grandes pérdidas de vidas humanas, con los que, en cambio, los países del Sur global siempre han tenido que lidiar, a menudo precisamente a causa de guerras desencadenadas por los países occidentales utilizando armas aéreas o manipulando a facciones locales.

Nueva doctrina militar y nuevo modelo de defensa

Hoy en día, la forma de entender las Fuerzas Armadas parece estar cambiando de nuevo. El nuevo enemigo, para la clase política occidental europea, es Rusia, y la guerra que hay que librar ya no es una guerra de baja intensidad contra fuerzas guerrilleras, sino una guerra de alta intensidad contra Fuerzas Armadas fuertemente armadas y tecnológicamente avanzadas.

La razón, según se dice desde diversos frentes, es la voluntad de Rusia de restaurar el «imperio soviético», amenazando también a Europa occidental. De esta narrativa se omite el hecho de que fue la OTAN la que se expandió amenazadoramente hasta las fronteras de Rusia, a pesar de las promesas hechas por los líderes occidentales a Gorbachov en el momento de la disolución del Pacto de Varsovia, y que la OTAN siempre tuvo la intención de incorporar también a Ucrania.

Asimismo, se omite el hecho de que en Ucrania la guerra entre el Gobierno ucraniano y la minoría rusoparlante del Donbás había comenzado mucho antes de que Rusia interviniera y había causado 10 000 muertos entre esa población rusoparlante.

Así pues, ante este supuesto nuevo peligro, Europa está modificando sus instrumentos militares, tanto en lo que se refiere a los medios materiales como al personal. El programa ReArm Europe, presentado por la Comisión Europea en marzo de 2025, prevé la asignación de 800 000 millones de euros en armamento y la posibilidad de que los Estados europeos superen el límite del 3 % del déficit público para gastos militares.

Más reciente es la noticia, en lo que respecta a Italia, de que el 41 % de los fondos para la industria, 10 300 millones de un total de 25 100 millones, del Ministerio de Industria y Made in Italy (Mimit) se destinarán a armamento. Se trata de recursos que se desviarán del bienestar social (sanidad, educación, etc.) y de sectores industriales estratégicos en dificultades, como la siderurgia, que —lo decimos de paso— requeriría la nacionalización de la antigua Ilva.

Pero también hay novedades importantes en cuanto al personal que tendrá que utilizar estas nuevas armas. De hecho, los ejércitos profesionales de la «época de las expediciones» son demasiado pequeños para las nuevas tareas. Las Fuerzas Armadas italianas, por ejemplo, cuentan con 160 000 hombres y mujeres.

Por esta razón, algunos países europeos, como Lituania, Letonia, Suecia y Croacia, han restablecido el servicio militar obligatorio, mientras que Noruega y Dinamarca lo han ampliado también a las mujeres.

Más importante aún es que Alemania y Francia, además de Bélgica y Polonia, han decidido introducir el servicio militar, aunque no sea obligatorio. En Alemania, el canciller Merz ha decidido aumentar el número de soldados de 180 000 activos y 50 000 reservistas a 260 000 activos y 100 000 reservistas.

Si no se consigue completar las filas con voluntarios, se reintroducirá el servicio militar obligatorio. En Francia, Macron ha dicho que: “necesitamos movilización, la movilización de la nación para defenderse… para estar preparados y ser respetados… ante la aceleración de la crisis y el agravamiento de las amenazas”.

Los nuevos soldados recibirán un sueldo de 800 euros al mes durante 10 meses. El objetivo francés es duplicar para 2030 a 80 000 unidades la reserva que se puede movilizar y emplear en posibles conflictos. En cuanto a Italia, el ministro de Defensa, Crosetto, ha afirmado que quiere presentar un proyecto de ley en el Parlamento sobre un servicio voluntario similar al alemán y al francés.

La postura agresiva de la OTAN y Europa hacia Rusia

Estos aumentos de efectivos militares y reservas movilizables no son comparables al reclutamiento masivo que sería necesario en caso de una guerra real con una nación como Rusia, que tiene 146 millones de habitantes y las segundas Fuerzas Armadas a nivel mundial, con 1,32 millones de soldados activos y 2 millones de reservas[iv].

Sin embargo, es una señal grave de que Europa occidental está adoptando una postura agresiva que está claramente dirigida contra Rusia. Esto resulta evidente si unimos las decisiones mencionadas a las declaraciones de importantes jefes militares occidentales, entre los que no solo se encuentra el francés Mandon. 

A este respecto, el almirante Giuseppe Cavo Dragone, que además de haber sido jefe del Estado Mayor de la Defensa, es hoy el máximo responsable militar de la OTAN, ha hecho una declaración preocupante al Financial Times. El almirante afirmó que la OTAN está evaluando ataques preventivos contra Rusia.

Es cierto que Cavo Dragone se refería a acciones de guerra híbrida, que incluyen ciberataques, guerra económica, noticias falsas y otras operaciones de baja intensidad, pero se trata, en cualquier caso, de operaciones muy perjudiciales para los países que las sufren. Por no hablar de que hacer declaraciones de este tipo mientras se está intentando resolver el conflicto ucraniano es, como mínimo, inoportuno.

Por otra parte, los Estados europeos más importantes —los llamados «voluntariosos»— ya se habían opuesto al plan de paz propuesto por Trump, proponiendo un nuevo texto sobre el que basar la negociación, que es claramente inaceptable para el Kremlin.

La reacción rusa a las palabras de Cavo Dragone ha sido bastante contundente. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, ha afirmado que las declaraciones del almirante italiano son: un paso extremadamente irresponsable, que demuestra que la alianza está dispuesta a continuar con la escalada. Vemos un intento deliberado de socavar los esfuerzos para superar la crisis ucraniana. Las personas que hacen tales declaraciones deben ser conscientes de los riesgos y las posibles consecuencias, incluso para los propios miembros de la alianza».[v]

Igualmente contundente fue la reacción de Vladimir Putin: «No tenemos intención de luchar contra Europa, ya lo he dicho cien veces. Pero si Europa quiere luchar contra nosotros, estamos preparados».[vi]

En resumen, Europa parece adoptar una postura cuando menos agresiva con respecto a Rusia, lo que dificulta detener una guerra que, evidentemente, ya está perdida para Ucrania (y para la OTAN) y que, cuanto más avance, más insostenible será la situación ucraniana.

Llegados a este punto, sin embargo, cabe preguntarse una cosa: ¿por qué Europa adopta este tipo de actitud en lugar de desempeñar un papel tercero y de mediación entre las dos partes contendientes?

Esto resulta aún más inexplicable para algunos si se tiene en cuenta que las sanciones contra Rusia han privado a Europa, y en particular a Alemania e Italia, de suministros de gas a precios bajos, en los que habían basado la fortuna de sus exportaciones manufactureras.

Además, la financiación de la guerra en Ucrania le ha costado a Europa, entre enero y agosto de 2025, nada menos que 50 000 millones de euros, y le costará mucho más, porque Trump solo suministrará a Ucrania las armas que Europa esté dispuesta a pagar.

Dos tercios de las necesidades de financiación de Ucrania para los próximos dos años, que serán cubiertas por la Comisión Europea, ascienden a 90 000 millones de euros. Son bastante dudosas las formas en que la Comisión espera recaudar esos fondos: o bien mediante la recaudación de dinero en los mercados financieros, poco atractiva para aquellos Estados hostiles a la deuda común, o bien mediante el uso de los 210 000 millones de euros rusos que han sido congelados en instituciones financieras europeas occidentales, lo que equivale al robo de bienes ajenos.

Las causas de la agresividad europea hacia Rusia

Para comprender el motivo de la obstinación de los países europeos occidentales en su hostilidad hacia Rusia, proponemos las siguientes explicaciones.

La primera consiste en la existencia de un imperialismo colectivo, por decirlo a la manera de Samir Amin, que incluye a los países del G7 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Japón y Canadá) y que se opone al Sur global y a los BRICS, que tienen en Rusia a uno de sus miembros más importantes.

Para dicho imperialismo (o Occidente colectivo), un Estado ruso autónomo y fuerte es un adversario que hay que eliminar o reducir estratégicamente. Esta orientación caracteriza la relación entre Rusia y Gran Bretaña, que históricamente se inspira en la doctrina de Halford Mackinder (1861-1947), geógrafo y diputado inglés y fundador de la geopolítica.

Según Mackinder, si se quiere dominar el mundo hay que dominar Eurasia y, si se quiere dominar esta última, hay que dominar el llamado Heartland, el centro geopolítico mundial. Este centro, una zona entre Asia y Europa, coincide con Rusia.

Por esta razón, el imperio británico se opuso al ruso, a caballo entre los siglos XIX y XX, en el llamado Gran Juego por el dominio de Asia Central. A las motivaciones británicas se suman las de Francia, que, precisamente en los últimos años, ha visto reducirse drásticamente su influencia sobre sus antiguas colonias africanas, muchas de las cuales la han sustituido por Rusia.

No es, por tanto, casualidad que Gran Bretaña y Francia hayan sido el núcleo inicial de los «dispuestos» a apoyar a Kiev y a oponerse a Moscú.

Pero son todas las élites financieras de Europa occidental, a diferencia de sus pueblos, las que se oponen a una Rusia fuerte y autónoma. De hecho, como decía el economista británico John A. Hobson a principios del siglo XX, el imperialismo nace de la acumulación de capital excedente en los Estados avanzados, que, por lo tanto, necesitan invertirlo en el extranjero. [vii]

De ahí surge la necesidad de controlar el mundo en el plano político y militar. El imperialismo de estas élites se basó primero en los imperialismos nacionales europeos y luego, después de la Segunda Guerra Mundial, en una especie de imperialismo colectivo, liderado por Estados Unidos.

La doctrina imperialista de estos últimos se basó durante décadas, hasta Biden, en una teoría elaborada por Brzezinski en 1997, que predicaba, en consonancia con Mackinder, la incorporación de Europa del Este a la OTAN con el fin de debilitar a Rusia. [viii]

Esta estrategia ha sido desestimada desde la llegada de Trump, que no es menos imperialista que Biden, pero que identifica a China como el adversario estratégico de Estados Unidos y, por lo tanto, trata de dividir a las dos potencias, Rusia y China, porque juntas son un hueso demasiado duro de roer.

Además, Trump ha dicho muy claramente, reiterando el concepto en el reciente documento sobre la Estrategia de Seguridad Nacional, que Europa debe empezar a ocuparse de su propia defensa. 

Llegados a este punto, es totalmente comprensible la desorientación de las élites europeas, que durante décadas han confiado en el poderío estadounidense y que ahora se apresuran afanosamente a potenciar su fuerza militar.

La última explicación de la hostilidad hacia Rusia reside en el hecho de que es una buena razón para aumentar el gasto público, a través de los gastos militares, que son los únicos para los que la UE permite superar las restricciones presupuestarias.

Se trata de una especie de keynesianismo militar, es decir, de apoyo estatal al capital en un período de estancamiento económico persistente. Esto se aplica en particular a las economías de Italia, Francia y Alemania. De hecho, recientemente, la OCDE ha publicado las previsiones de evolución del PIB de los países que la integran, mostrando cómo son precisamente las tres principales economías de la zona euro las que se encuentran a la cola, con incrementos anuales asfícticos, que en 2026 se sitúan en el +0,3 % para Alemania, el +0,5 % para Italia y el +0,8 % para Francia. [ix]

Las empresas bélicas, como la alemana Rheinmetal (+135,7 %) y la italiana Leonardo (+79,33 %)[x], han registrado el mayor crecimiento del valor de las acciones en las bolsas europeas durante el último año.

Además, la guerra, con su destrucción de edificios, instalaciones e infraestructuras, es una oportunidad de inversión muy atractiva. Los Estados europeos occidentales, gracias al apoyo al Gobierno de Zelensky, pretenden adjudicarse los contratos para la reconstrucción de Ucrania, empezando precisamente por Italia, que no en vano ha acogido en Roma la conferencia para la recuperación.

En conclusión, parece claro que el imperialismo europeo les está llevando por una pendiente hacia la guerra contra un Estado que, en realidad, no les está amenazando. La posición de Europa se basa en los intereses de una minoría, la del capital financiero, que van en contra de los intereses más generales de los pueblos europeos por la paz y la cooperación económica.

Según el Censis, esto se ve confirmado por el hecho de que el 66 % de los italianos considera que hay que renunciar a aumentar las Fuerzas Armadas si, para ello, hay que recortar el bienestar social, y que un 44 % considera que Italia no debería intervenir militarmente ni siquiera si se atacara a un país de la OTAN[xi]. 

En cualquier caso, las élites europeas que se oponen a Rusia están jugando con fuego. De hecho, Europa occidental sigue provocando, de forma totalmente irrealista, a un Estado que, además de tener el segundo ejército del mundo, es también una superpotencia nuclear con el mayor número de ojivas nucleares del mundo.

Sin contar que, volviendo a las palabras del general Mandon, Rusia ha demostrado tener un umbral de tolerancia a las pérdidas humanas muy superior al de Europa occidental.

* Sociólogo y economista italiano 

Fico llama a Ucrania «agujero negro» que engulle miles de millones de euros

El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico. | AP

El primer ministro eslovaco, Robert Fico, volvió a reafirmar este sábado su desacuerdo con la idea promovida por la Unión Europea (UE) de apoyar a Ucrania económicamente.

 

«Ucrania es un agujero negro, gracias al cual se pierden miles de millones de euros, el razonamiento económico racional y el futuro sostenible de la UE», escribió el político en una publicación en redes sociales, a la que adjuntó un video en el que sigue expresando su negativa al respecto.

«No vemos lo que pasa en Ucrania. ¿Recuerdan cuánto secretismo había cuando me atreví a decir: ‘Cuidado con la corrupción en Ucrania’, porque no sabemos cuánto dinero se robó allí?», sostuvo el primer ministro eslovaco. Y para reafirmarlo, recordó que al día de hoy el bloque europeo ya le ha otorgado a Ucrania 177.500 millones de euros.

«No tenemos ni idea de adónde ha ido a parar todo. Y ahora hay otro plan», dijo, en referencia a la iniciativa de la UE de entregar 140.000 millones de euros más a Ucrania. «Será una decisión muy seria del Consejo Europeo: destinar decenas de miles de millones de euros más a Ucrania, principalmente para armas. Mientras esté aquí sentado, no quiero tener nada que ver con esto«, aseveró. «Como primer ministro, jamás aceptaré ninguna solución financiera para Ucrania», reiteró.

Eslovaquia no va a financiar a Ucrania

A medianos de noviembre, Fico ya había reafirmado su rechazo al plan de la Unión Europea de destinar 140.000 millones de euros a Ucrania. Según el mandatario, la ayuda financiera al régimen de Kiev puede prolongar el conflicto. Fico también rechazó la participación de Eslovaquia en cualquier otro plan para financiar a Ucrania.

«La Unión Europea quiere tomar la decisión de que en los años 2026 y 2027 demos a Ucrania 140.000 millones de euros para gastos militares. Lo siento, ustedes pueden estar de acuerdo con eso. Yo respetaré su opinión. Pero yo les digo que nunca estaré de acuerdo con esa opinión. Me niego a permitir que Eslovaquia participe en cualquier plan financiero o de otro tipo que proporcione a Ucrania 140.000 millones para la guerra durante los próximos dos años. No quiero la guerra, quiero que termine», afirmó.

El ALBA continuará siendo espacio esencial de solidaridad y digna resistencia

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(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)

Gracias, querido Presidente y hermano de la República, también hermana, Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, y, en primer lugar, decir que acogemos y apoyamos todas estas ideas y reflexiones que tú has compartido con nosotros como introducción a esta histórica Cumbre del ABA.

Querido Comandante Daniel Ortega Saavedra, copresidente de la hermana Nicaragua, y compañera Rosario Murillo, copresidenta también de esa hermana República;

Queridos primeros ministros de las naciones hermanas del Caribe, Roosevelt Skerrit, de Dominica; Philip J. Pierre, de Santa Lucía;

Estimados ministros de Asuntos Exteriores de los países que conforman el ALBA;

Compañero Rander Peña, Secretario Ejecutivo del ALBA-TCP;

Jefes de delegaciones, y representantes de las naciones que integran nuestra Alianza;

Invitados y participantes:

Yo, en primer lugar, Maduro, quisiera trasladar un mensaje de apoyo y solidaridad a las naciones del área que, como Cuba, fueron dañadas por el huracán Melissa y que aún hoy enfrentan los estragos de tan colosal y destructivo fenómeno meteorológico, y aprovechar para llamar una vez la atención sobre el tema del cambio climático.

El cambio climático no es fruto de una teoría de la conspiración, ni tampoco forma parte de un plan de la izquierda para generar estados de opinión, como algunos tratan de mostrarlo. El cambio climático es una realidad y los ejemplos que tenemos en la región y alrededor del mundo así lo demuestran. El tiempo que les queda a los pueblos y naciones para alcanzar el punto de no retorno es cada vez menor y, por tanto, si se continúa por el camino del consumismo irracional, definitivamente, la especie humana está condenada a perecer.

Estimados Jefes de Estado y de Gobierno, hermanos:

América Latina y el Caribe, ese maravilloso y diverso mundo al que martianamente llamamos Nuestra América, encara hoy amenazas que no tienen precedentes en las últimas décadas.

La Doctrina Monroe salió del closet. Ya no se esconden los apetitos imperiales; muy por el contrario, se exhiben sin pudor, como hace más de un siglo, mediante la diplomacia de las cañoneras.

Como en el pasado neocolonial, el imperialismo cree que tiene el poder para imponerse por la fuerza sobre la independencia y el derecho a la libre determinación de las naciones del hemisferio. Asume, sin moderación, autoridad y prerrogativas que no tiene para amenazar con el uso de la fuerza todo lo que habita en lo que irrespetuosamente denomina su “patio trasero”.

Las renovadas pretensiones colonialistas de la Doctrina Monroe se muestran constantemente en los anuncios y en las acciones amenazantes contra Venezuela, como preludio de lo que supondría una agresión tan irresponsable como riesgosa, un nuevo corolario, heredero del desprestigiado y derrotado corolario Roosevelt. Ahora tenemos el corolario Trump.

La política del gran garrote y la diplomacia de las cañoneras, con su criminal prontuario de agresiones y atropellos contra los pueblos, es el pasado de la región, ¡no podemos permitir que sea el futuro!

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, del pasado mes de noviembre, incorpora un enfoque aún más agresivo y ofensivo a esa vetusta pero muy peligrosa doctrina.

América Latina y el Caribe no es patio trasero, ni siquiera delantero de nadie. Nosotros somos Estados soberanos. Los recursos y las riquezas naturales de nuestras naciones pertenecen a nuestros pueblos, como patrimonio inalienable que ningún otro país por poderoso que sea, tiene derecho a reclamar o ambicionar.

Solo cada nación tiene las prerrogativas de disponer sobre esas riquezas, en la manera que entienda conforme a sus derechos soberanos, con debido respeto y consideración al equilibrio natural y ecológico del planeta, libre de injerencias y pretensiones hegemónicas de cualquier otro país.

El despliegue naval ostensible, exagerado e injustificado de las fuerzas navales de los Estados Unidos en el mar Caribe y la deliberada amenaza de agresión militar contra la nación bolivariana revelan un propósito hegemónico y criminal que debe poner en alerta a todos los pueblos y gobiernos del continente. Es un peligro que se debe denunciar de la forma más resuelta, y, desde Cuba, hoy aquí en esta Cumbre del ALBA, lo condenamos en los términos más firmes y categóricos.

Denunciamos también el reciente asalto e incautación de un buque petrolero por parte de las fuerzas militares de los Estados Unidos, que demuestra de manera irrefutable las verdaderas intenciones de este despliegue. Condenamos enérgicamente este vil acto de piratería y robo de los recursos del pueblo venezolano, que constituye una grave violación del Derecho Internacional, contraviene los principios de la libertad de navegación y del libre comercio, y perjudica, no solo a Venezuela, sino a la comunidad internacional en su conjunto. Estamos ante los nuevos corsarios y piratas del Caribe.

El Gobierno estadounidense debe saber que nadie cree en los falsos pretextos que esgrime para amenazar a Venezuela. Su declarada guerra contra el narcotráfico, el aparatoso despliegue de naves militares, los ataques a embarcaciones y los asesinatos indiscriminados que se han cometido, no buscan poner freno a la entrada ilegal y mucho menos al consumo de narcóticos en los Estados Unidos. Pero eso no les importa, confían en que podrán provocar temor o debilidad entre los líderes políticos, entre las fuerzas populares y los gobernantes de la región.

Cometeríamos un error y traicionaríamos más de 200 años de lucha por la independencia de nuestra América si los gobiernos latinoamericanos y caribeños cejamos en el deber de enfrentar con firmeza la pretensión hegemónica recién declarada por el Gobierno de los Estados Unidos.

Ratificamos el firme compromiso con la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, aprobada, como tú decías, en enero de 2014 durante la II Cumbre de la CELAC en La Habana. Su defensa constituye hoy una premisa de la más alta prioridad y una obligación ante nuestros pueblos.

Reiteramos la importancia del diálogo respetuoso y civilizado para la resolución pacífica de conflictos, controversias y diferencias. Condenamos el uso o amenaza del uso de la fuerza para la consecución de intereses, en contravención de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

Y reiteramos, una vez más, el más firme respaldo a la Revolución Bolivariana y Chavista, y al compañero presidente, nuestro hermano Nicolás Maduro Moros, empeñado en defender, al precio de cualquier sacrificio, la heroica historia de la hermana República Bolivariana de Venezuela, que nos ha dado sobrados ejemplos de gallardía, resistencia y victoria ante las adversidades en líderes de la talla de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y Hugo Chávez Frías.

Estimados Jefes de Estado y de Gobierno, amigas y amigos del ALBA:

La verdadera integración latinoamericana y caribeña será en extremo difícil si se siguen aceptando las exclusiones arbitrarias y la censura en los foros multilaterales, como ha sucedido en las últimas Cumbres de las Américas, incluyendo el más reciente intento malogrado de celebrar este evento hemisférico este diciembre. La decisión de excluir a Venezuela, Nicaragua y Cuba respondió claramente a las directrices del Gobierno de los Estados Unidos. Lamentablemente, algunos países de la región se plegaron, dando la espalda a la virtud, la dignidad y el respeto entre los pueblos.

Las exclusiones van contra la esencia del multilateralismo y contra el principio de la igualdad soberana de los Estados y el Derecho Internacional, al valerse del chantaje, la intimidación, la amenaza y el uso de la fuerza como métodos de coerción contra países independientes y soberanos.

El imperialismo y las oligarquías nacionales de los países de la región apuestan por el gastado recurso de “divide y vencerás”. Intentan así promover el enfrentamiento y los conflictos entre naciones del continente y sabotear, en consecuencia, los esfuerzos por el fortalecimiento y consolidación de los mecanismos de concertación regionales independientes y genuinos entre nuestros países.

Se proponen, asimismo, destruir o impedir el surgimiento de gobiernos soberanos que implementen políticas sociales y puedan convertirse en adversarios naturales del capitalismo global y depredador y de la hegemonía estadounidense, pues ello se erigiría en el principal obstáculo para la apropiación de los recursos naturales de las naciones por parte de las grandes transnacionales al servicio del capital.

Estados Unidos, en su afán por destruir a los gobiernos progresistas de la región y haciendo acto de su prepotencia, se inmiscuye de manera abierta en los procesos electorales para tratar de imponer a candidatos de derecha afines a sus apetencias imperiales. Eso lo demuestra el reciente proceso electoral en Honduras, muestra fehaciente de la injerencia desvergonzada del imperio para impedir que el pueblo hondureño pudiera elegir a su gobierno de manera libre y soberana.

Otra expresión de estos modos de hacer es la aplicación de medidas coercitivas unilaterales contra países que no se alinean con los intereses de los Estados Unidos y el Occidente geopolítico. Tales acciones no solo causan un daño directo y deliberado a la soberanía e independencia de los Estados, sino que también quebrantan el principio de no intervención en los asuntos internos y obstaculizan los esfuerzos de estos países por promover el legítimo desarrollo de sus pueblos.

Reclamamos aquí el cese inmediato y sin condicionamientos de todas estas medidas, una demanda que ha sido históricamente respaldada por la comunidad internacional, como se ha reflejado en las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas y del Consejo de Derechos Humanos, así como en múltiples declaraciones del Movimiento de Países No Alineados, del Grupo de los 77 y China, y del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas.

Como ustedes conocen, Cuba ha vivido durante más de sesenta años bajo un férreo y brutal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos, el más severo y prolongado sistema de medidas coercitivas unilaterales que se haya impuesto jamás a una nación.

Los efectos del bloqueo impactan en todos los ámbitos de la sociedad; ninguna familia cubana se libra de ellos. La escasez de alimentos y medicinas, los cortes de electricidad, las dificultades para obtener combustibles en el mercado internacional y la imposibilidad de realizar reparaciones y mantenimiento a la infraestructura electroenergética son algunas de las complejas realidades que enfrentamos las cubanas y los cubanos.

Desde 2019 el bloqueo contra Cuba ha alcanzado niveles extremos, volviéndose cada vez más cruel e inhumano. Las consecuencias se han intensificado con la inclusión arbitraria de Cuba en la espuria lista unilateral del Departamento de Estado sobre supuestos países que patrocinan el terrorismo. Tras concluir su reciente visita al país y presenciar de primera mano la realidad del pueblo cubano, la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos llamó al Gobierno de Estados Unidos a levantar o suspender todas las medidas coercitivas unilaterales aplicadas contra Cuba.

Agradecemos a los países que han apoyado, y continúan haciéndolo, el reclamo porque se ponga fin al genocida bloqueo contra Cuba.

El pueblo cubano, heredero del legado de nuestros héroes y mártires y fiel a las enseñanzas de Fidel y Raúl, ha dado incontables ejemplos de resistencia y de voluntad de lucha para hacer frente a las maniobras imperiales y defender la independencia y soberanía de la patria.

Queridos Jefes de Estado y de Gobierno, amigas y amigos:

En un contexto tan adverso y peligroso resulta primordial, para labrar los caminos propios, recordar e inspirarnos en las figuras fundadoras del ALBA.

Como decía Maduro, hoy se cumplen 21 años del nacimiento de esta Alianza, de la mano del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y del Comandante Hugo Chávez Frías, dos gigantes que dedicaron sus vidas a continuar la obra iniciada por Bolívar y Martí, en interés de alcanzar la verdadera integración de los pueblos de nuestra América.

Como expresara el Comandante Chávez: “[…] el ALBA es el comienzo, es la aurora de una nueva era, de un nuevo mecanismo de cooperación; es cooperación, no es mercado; no es competencia, es complementariedad, es solidaridad; es colocar al hombre por delante, al ser humano, lo social por delante, no el mercado”.

En fecha reciente, como expresión de nuestras convicciones y principios, se cumplieron 20 años desde que, en Mar del Plata, nuestros pueblos enterraron al ALCA abominable que pretendía subyugar y arrastrar a las naciones a una nueva etapa de colonización.

Hoy la historia nos convoca a convertirnos, sin demora, en los sepultureros de la agresión militar, política y económica estadounidense que se cierne sobre toda la América Latina y el Caribe, inspirados en ejemplos como el de Hugo Chávez, cuyo legado nos recuerda que, a pesar de circunstancias hostiles, la victoria es posible. Su lucha y compromiso nos guían como rayo que ilumina la noche más oscura.

Un día como hoy, recordamos también el papel crucial que desempeñó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz para demostrar que la integración es posible e impostergable, a través de mecanismos innovadores como los Tratados de Comercio de los Pueblos y de misiones sociales como Yo sí puedo y Operación Milagro. Ambos programas, sin igual por su magnitud en el mundo, propiciaron en poco tiempo que millones de personas de la región se alfabetizaran y recuperaran la visión, y contribuyeron al desarrollo espiritual y material de comunidades enteras.

Lo que ayer representaron estas misiones, hoy nos proponemos hacerlo, en medio de descomunales desafíos, a través de proyectos nuevos para consolidar la Alianza y contribuir al bienestar de los pueblos, sobre la base de la Agenda Estratégica 2030 del ALBA-TCP que aprobamos en Caracas en 2024.

Tales son los casos, entre otros, de AgroALBA, cuyo objetivo es propiciar inversiones que permitan desarrollar los sectores agrícola, pecuario y avícola, y los sistemas productivos también, en cada uno de nuestros países, y de ALBA Azul, que se propone desarrollar las capacidades pesqueras y acuíferas de los países miembros. Ambos están ya en fase de implementación en Cuba y estamos comprometidos con su éxito.

A esto se suma el alistamiento al Buque del ALBA, medio que facilitará o que ya está facilitando el comercio y la integración entre las naciones, y que ya hemos recibido en puertos cubanos, incluso recientemente, trayendo la generosa ayuda aportada por la hermana Venezuela y el ALBA a las provincias y familias severamente afectadas por el huracán Melissa.

Hermano Maduro, compañeras y compañeros, nuestra gratitud es infinita.

Para seguir avanzando en el logro de estos y otros muchos propósitos tenemos un referente esencial y permanente en Fidel, quien con su fuerza de voluntad y ejemplo revolucionario impregnó a esta Alianza, desde su nacimiento, de espíritu antimperialista, defensa férrea de la autodeterminación de los pueblos, y también como Raúl, de la convicción de que Sí se puede. Su visión no se limitó a lo económico, sino que comprendió la necesidad de librar una verdadera batalla de ideas, de desarrollar un proyecto cultural y educativo que promoviera la unidad en la diversidad y la formación de una conciencia latinoamericana y caribeña.

Recordar y honrar al Comandante en Jefe en la forja de este modelo de Alianza de nuevo tipo, basado en la solidaridad, la cooperación, la complementariedad y la justicia social, en la víspera del año del Centenario de su natalicio, es un compromiso con su legado y uno de los mayores homenajes que la familia del ALBA le puede rendir a un estadista universal como Fidel.

Que el ALBA esté reunida hoy es una demostración de fidelidad a esos principios, a sus fundadores, Fidel y Chávez, y a sus inspiradores, Bolívar y Martí.

Las apetencias imperialistas de los enemigos no podrán socavar jamás la unidad de los pueblos, no podrán doblegar, con sus amenazas y agresiones, la voluntad de lucha ni la fe en la victoria.

El ALBA continuará siendo espacio esencial de solidaridad y digna resistencia frente a las campañas desestabilizadoras, las medidas de presión y las más diversas formas de agresión.

Fieles a las ideas de Bolívar, Martí, Fidel y Chávez, forjadas a lo largo de más de doscientos años, seguiremos luchando por un objetivo común: la unidad, la paz y la soberanía de nuestros pueblos.

¡Hasta la Victoria Siempre!

Muchas gracias, Maduro (Aplausos).

Discurso pronunciado en la clausura del XI Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba

Queridas compañeras y compañeros miembros del Comité Central del Partido e invitados:

Hemos tenido un Pleno intenso a pesar de su brevedad.  Lo impone la situación del país, urgida de transformaciones que no solo deben ser económicas y estructurales, sino que también exigen un cambio de mentalidad en cuanto a las formas y métodos del trabajo partidista.

En un solo día de reunión hemos logrado debates profundos, críticos y, sobre todo, responsables, aprovechando las posibilidades que nos da la tecnología para evitar costosos movimientos de personal, sin dejar a nadie al margen; pero en mi opinión la mayor ganancia está en la calidad de las discusiones, en ese modo cualitativamente superior de abordar los problemas cuando se tocan con las manos gracias a una conexión más frecuente y sistemática con el pueblo.

Ni la más avanzada tecnología puede superar el valor del contacto humano.  Nuestras tareas más importantes y urgentes están en el terreno, en los barrios, los consejos populares, los municipios, las provincias, con el oído pegado a la tierra y el pie en el estribo, como nos ha alertado tantas veces el General de Ejército.

De ese vínculo imprescindible con el pueblo, fuente de las fuerzas que sostienen a la Revolución, brotan las soluciones a los problemas más acuciantes, es algo que aprendimos en la escuela de Fidel.

Este no es un Partido de élite, es un Partido de masas.  No podemos dirigir por informes, debemos y tenemos que dirigir con el pueblo, mirando los problemas de frente y a fondo, y enfrentándolos con el mayor grado de participación popular posible.  Solo desde una perspectiva colectiva y comprometida pueden evaluarse serenamente los duros datos del comportamiento de la economía en los últimos meses, caracterizados por mayor persecución financiera, petrolera y de todo tipo contra Cuba.

Lo sorprendente sería tener datos positivos en una economía brutalmente perseguida y cercada por la primera potencia mundial, en tiempos en que ni los mercados más dinámicos están libres de la incertidumbre que genera el actual desorden económico internacional.  Entonces, abordemos de forma directa y sin eufemismos los impactos de ese cerco en la economía cubana al terminar otro duro año.

Con cierre del tercer trimestre, el PIB decrece en más de un 4 %, la inflación se dispara, la economía está parcialmente paralizada, la generación térmica es crítica, los precios se mantienen altos, se incumplen las entregas de los alimentos normados, y las producciones agropecuarias y de la industria alimentaria no satisfacen las necesidades de la población.  A todo ello hay que agregar las costosas pérdidas provocadas por el devastador paso del huracán Melissa.

Esta situación, indudablemente crítica, demanda la intervención oportuna y sistemática de los dirigentes y cuadros para abordar ante la población los principales problemas, evaluando decisiones y perspectivas, hecho que ratifica el reconocimiento a la autoridad de las instituciones y, en particular, a los representantes del Partido y el Gobierno a todos los niveles.

Esta certeza, sin embargo, no puede sustraernos de la inconformidad generalizada por todo lo que funciona mal o no funciona, mientras por todas partes emerge la crítica al exceso de reuniones que “no resuelven nada”, y a la creciente desigualdad entre pequeños grupos poblacionales que parecen tener todos los problemas resueltos, algunos incluso presumiendo de su estatus económico, mientras la mayoría no logra solventar totalmente algunas necesidades básicas.

Esa situación, provocada en primer lugar por seis décadas de acoso económico externo, es vista como un nuevo escenario de “ahora o nunca” por el enemigo histórico de la nación cubana y los herederos del llamado exilio que hizo fortuna con la industria de la contrarrevolución y nunca ha dejado de soñar con otra Cuba sometida y dependiente, clavada como una estrella más en la bandera estadounidense.

Esa frustrada pesadilla mercenaria alimenta el renovado empeño imperial por asfixiar a la Revolución Cubana aplicando una política de máxima presión, de desgaste, a golpe de medidas coercitivas que limitan sensiblemente nuestro marco de acción, deteniendo sueños y empeños por alcanzar la prosperidad merecida, y violando los más elementales derechos humanos del pueblo cubano con una agresión sistemática apoyada en una cobarde y calumniosa campaña de intoxicación mediática.

La pelea es dura, larga y desigual.  La regla del enemigo es que no existen reglas.  Las leyes internacionales, los compromisos con la paz y el desarrollo son papel mojado para el imperio y sus acólitos.  Lo hemos visto en Gaza y lo estamos viendo contra Venezuela.  El fin justifica los medios, parecen decirnos cada vez que actúan en nombre de la ilegal ley del más fuerte, aunque los representantes del fascismo del siglo XXI ni siquiera se molestan en explicarlo.

Por si quedaban dudas, este noviembre cargado de amenazas y peligros el imperio ha irrespetado otra vez a la comunidad internacional –o lo que queda de ella– con su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, suma grosera de Doctrina Monroe y Corolario de Roosevelt sin maquillajes.

¿Qué hacer?  La pregunta clásica de Lenin sigue incluyendo la respuesta: hacer, actuar, transformar.  Plan contra plan, diría Martí.  Y también Fidel, quien nos convocó claramente a “…emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos…”, desafiando poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional, defendiendo valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio.

Lo revolucionario será siempre actuar y hacerlo movilizando fuerzas y talento con claridad en los objetivos, conectando intereses y demandas del país con el aprovechamiento máximo de los escasos recursos de que disponemos.

Lo revolucionario es levantarnos cada día dispuestos a enfrentar con energía la desidia y la afrenta, la agresión externa y las complejas situaciones que asedian a las economías de países como el nuestro, que fueron despojados de sus recursos y derechos más de una vez, y el cerco especialmente diseñado para castigar a la rebelde Cuba por su osada pretensión de seguir siendo libre, independiente y soberana a unas pocas millas del imperio.

Lo revolucionario sigue siendo promover y estimular la participación y el control popular, destacando y extendiendo las experiencias enaltecedoras que protagonizan cubanas y cubanos, de forma individual o en colectivo, no uno, sino todos los días.  Lo justo es exigir sin cansarnos que las instituciones den respuestas eficaces y oportunas, que sean sensibles ante las demandas de la ciudadanía y que los servidores públicos actúen como tales.

Y es, sobre todo, llegar allí donde nuestros compatriotas viven, trabajan y estudian e incluso donde no, para escuchar y aprender de quienes lidian cotidianamente con las mayores dificultades, y es también para informar, explicar, argumentar, orientar, destrabar, ayudar a organizar e impulsar acciones que les permitan enfrentar los retos actuales, más que como una desgracia, como una oportunidad para resolver colectivamente lo que es posible resolver con fuerzas y recursos propios.

No podemos olvidar ni por un momento que en las condiciones actuales la paralización de muchas actividades por las largas horas de apagón debido a la falta de combustibles, lubricantes y de mantenimiento de las termoeléctricas, trastoca completamente la cotidianidad, genera incertidumbre y acentúa sentimientos de desesperanza, que se pueden revertir a veces tan solo con la información imprescindible y oportuna, con una palabra de aliento y el agradecimiento por lo mucho que hacen con tan poco.

Lo he confirmado en las visitas a los municipios, la experiencia más aportadora del trabajo político, la que nos enseña el cuerpo y el alma del pueblo cubano, la que jamás quitaría de mi agenda semanal, porque me ha permitido llegar hasta lo más recóndito del país, conocer a compatriotas increíbles que ponen la solución donde otros solo ven problemas, y ratificar con ellos la vitalidad de la Revolución donde más creatividad demanda la resistencia.

Hay pobreza en Cuba, dicen todos los días los medios creados por los mismos que aplauden el bloqueo y las medidas de asfixia.  Sí, hay una enorme carencia material en Cuba, generada por la política genocida que paga generosamente a los que celebran esa pobreza.  Nadie puede estar conforme con eso y trabajaremos sin descanso por la prosperidad que este pueblo merece.

Pero junto a esa pobreza que tanto le gusta ver al enemigo de esta nación heroica, hay otra realidad que el odio no les deja ver: un pueblo creativo y laborioso que no se rinde, y hay decenas, cientos de proyectos personales y colectivos que van “rompiendo monte en cueros y en el puño un corazón”, como cantaba el inolvidable Vicente Feliú en su canción A los que luchan toda la vida.

Estos años difíciles nos muestran claramente a las mujeres y los hombres que todos los días se proponen crecer y mejorar al país, sin esperar más premio que el resultado de su trabajo convertido en progreso.  En contraste, aparecen aquellos que lucran con las necesidades e insuficiencias, los que entorpecen el camino y demoran el avance, y otros capaces de vender a la nación que un día los exaltó a las máximas instancias.

Recordaba en estos días a Fidel, y cito: “El enemigo conoce sobradamente bien las debilidades de los seres humanos en su búsqueda de espías y traidores, pero desconoce la otra cara de la moneda: la enorme capacidad del ser humano para el sacrificio consciente y el heroísmo”.

También decía Fidel en un acto de clausura del congreso metalúrgico, el 6 de julio de 1960: “Porque una revolución no es sino una gran batalla entre los intereses del pueblo y los intereses contrarios al pueblo […] nos enseña cuáles son los hombres y las mujeres que sirven, y cuáles son los que no sirven; los que no sirven ni para abonar su tierra con su sangre y con su vida; nos enseña quienes están hechos de una madera humana, quiénes están hechos de una madera noble y generosa; y quiénes están hechos de egoísmo, de ambición, de deslealtad, de traición o de cobardía […]

“En una revolución todos tienen que quitarse la careta; en una revolución los altaritos se desploman: los que han tratado de vivir engañando a los demás, los que han tratado de vivir posando de virtuosos o posando de personas decentes, o posando de patriotas, o posando de valientes. Eso nos enseña la Revolución […] nos enseña quiénes son los verdaderos patriotas […] y de dónde surgen los grandes traidores”.

No creo que haya frases más exactas para describir la actuación de Alejandro Gil, de cuyo denigrante caso tenemos que sacar experiencias y aprendizajes, dejando claro, en primer lugar, que la Revolución tiene tolerancia cero hacia esas conductas.

Compañeras y compañeros:

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, mezcla, como ya expresé, de la Doctrina Monroe y el Corolario de Roosevelt, con un nuevo corolario, el de Trump, promete devolver al mundo a los oscuros tiempos del fascismo hitleriano con tintes de la salvaje conquista del oeste americano y prácticas de corsarios y piratas que dieron triste fama al mar Caribe en tiempos coloniales.

En inédita afrenta a las normas internacionales, como en los tiempos de Drake y Morgan, Donald Trump acaba de lanzar a sus piratas sobre un petrolero de Venezuela, apoderándose sin pudor de la carga, como un vulgar ladrón.  Fue el más reciente episodio de una alarmante secuencia de ataques a pequeñas embarcaciones y ejecuciones extrajudiciales de más de ochenta personas, bajo acusaciones jamás probadas y en medio de un amenazante despliegue militar sin precedentes en una declarada Zona de Paz.

La Revolución Bolivariana es el objetivo principal del amenazante despliegue actual de las naves militares estadounidenses en lo que pretenden seguir usando como traspatio de sus fechorías.  Pese a las numerosas manifestaciones dentro y fuera de su país contra los planes de guerra en la región, el inquilino de la Casa Blanca, su Secretario de Estado y el de la guerra no se esconden para amenazar al de Venezuela y a cualquier otro gobierno que consideren hostil.

Cuba denuncia y condena este regreso a la política de las cañoneras, esta diplomacia amenazante, este escandaloso robo, uno más en la ya larga lista de saqueo de los bienes del Estado venezolano, esa injerencia inaceptable en los asuntos internos de una nación que marcó el rumbo de la independencia de nuestra América.

No estamos solos en el mundo.  Nos lo demostró el inmenso apoyo de la comunidad internacional al votar a favor de la Resolución cubana contra el bloqueo en la Asamblea General de las Naciones Unidas, desbaratando la agresiva e inédita campaña de presiones, chantajes y coerción ejercida por el Gobierno de los Estados Unidos para evitar que se repitiera como resultado la condena internacional a la genocida política del bloqueo económico, financiero y comercial ejercido contra el pueblo cubano y recrudecido en los momentos actuales.

Seguiremos denunciando el bloqueo genocida y seguiremos movilizando la solidaridad internacional.  Al mismo tiempo, trabajaremos activamente para diversificar las relaciones económicas y comerciales y fortaleciendo la integración con las naciones hermanas de América Latina y el Caribe, hoy bajo una grave amenaza de agresión.

Compañeras y compañeros:

Se ha discutido ampliamente el impacto del huracán Melissa y otros eventos naturales, reconociendo la capacidad de resistencia y solidaridad del pueblo.  Que sirva ese análisis para plantearnos un desafío a nuestra naturaleza como cuadros y dirigentes del Partido.

Tal como actuamos entonces, evitando pérdida de vidas humanas, heroicamente, actuemos todos los días, con la disciplina, el rigor, el valor con que actuaron los combatientes y equipos de dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, a quienes agradecemos otra vez su heroísmo y su ejemplo.

Hago extensivo ese reconocimiento a la actitud disciplinada, consciente y colaboradora del pueblo cubano, de aquellos que lo perdieron todo y no se rindieron; no se sentaron a llorar a la orilla de los caminos inundados, y han sido una fuerza determinante en la recuperación en sus lugares de residencia.

Fueron devastadores los daños, que no detallo para no extender demasiado mis palabras.  Tampoco detallaré los avances en la recuperación de las provincias orientales.  Solo digo que desde el primer minuto, tras el paso de Melissa, me acompañó la certeza de que íbamos a sobreponernos al golpe, a pesar de las difíciles condiciones en que se encuentra el país.  Y esa certeza se afirmó siempre en la calidad de la tropa que se situó al frente de la dura tarea: las compañeras y compañeros de la dirección del Partido y del Gobierno en la nación que trabajaron codo a codo, mano a mano con las presidentas y presidentes de los consejos de defensa de las provincias, municipios y zonas de defensa.

Sé que en el fragor de batallas tan intensas no hay tiempo para llevar diarios y anotaciones; pero confío en que todos puedan tomarse algunas horas para reconstruir momentos y acciones que serán útiles en el futuro.  Necesitamos reconstruir las experiencias para actualizar los planes de reducción de riesgos ante desastres.  La escuela cubana de enfrentamiento a desastres tiene que seguir siendo ejemplo y marcando pauta en esas misiones, y en la preparación de todos ante las futuras amenazas que plantea el cambio climático.

Aprovecho para agradecer, en nombre del Partido, el Gobierno y el pueblo cubanos, la solidaridad nacional e internacional que apoya la reconstrucción de las zonas más afectadas.

Camaradas:

Por su importancia inmediata, mediata y de largo plazo debo referirme, aunque sea brevemente, al Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía, cuya discusión popular adquiere especial trascendencia en este momento.  No voy a detenerme en lo discutido, pero debo ratificar algunas consideraciones que estimo importantes para concretar en resultados lo que se propone en ese Programa.

Corregir distorsiones y reimpulsar la economía no es un eslogan, es una batalla concreta por la estabilidad de la vida cotidiana, porque el salario alcance, porque no falte el alimento en la mesa, porque se acaben los apagones, porque se reanime el transporte, porque la escuela, el hospital y los servicios básicos funcionen con la calidad que merecemos.  Hemos debatido con crudeza, sin triunfalismos, y hemos defendido una agenda económica que va a la raíz de los problemas y compromete a cada organismo, a cada territorio y a cada cuadro.

Asumimos la necesidad impostergable de avanzar hacia la estabilidad macroeconómica.  Eso implica ordenar las cuentas, enfrentar la inflación, ajustar el Presupuesto para proteger a quienes más lo necesitan, y resolver el complejo tema de la tasa de cambio.  No son decisiones sencillas ni populares, pero un Partido responsable no apuesta por lo fácil, sino por la solución definitiva del problema.   La tarea es combinar rigor económico con justicia social, y esa combinación solo la puede garantizar la Revolución socialista.

Hemos colocado en el centro la producción de alimentos como prioridad nacional.  Una agricultura fuerte, con encadenamientos locales, con respaldo a los productores y menos trabas a su gestión debe cambiar el panorama.  Se han aprobado orientaciones para eliminar obstáculos, mejorar los mecanismos de acopio y comercialización, estimular el esfuerzo productivo y acompañar mejor a quienes trabajan la tierra.

También hemos reafirmado el papel decisivo de la empresa estatal socialista, convocada a demostrar en la realidad eficiencia, disciplina y capacidad de innovar.  La autonomía que defendemos es para producir más, para servir mejor al país, para encadenarse con el sector no estatal sin perder su esencia socialista.  El mensaje es claro: quien dirija una empresa estatal tiene que sentir que cada peso, cada recurso, cada decisión es un compromiso con el pueblo y no un espacio para privilegios.

Coincidimos en que sin eficiencia económica no hay soberanía posible.  Por tanto, es imprescindible dar un salto en la gestión de la empresa estatal.  Se ampliarán sus autonomías, pero también su responsabilidad con los resultados.  Las OSDE deben dejar de ser estructuras administrativas para convertirse en verdaderos motores de desarrollo.

Pretendemos igualmente potenciar, de manera ordenada y controlada, la indudable contribución de las mipymes y cooperativas no agropecuarias como actores necesarios para dinamizar la producción nacional.  Se trabajará en su mejor integración con el sector estatal.  Desbloquear con agresividad y sentido estratégico la inversión extranjera, con el objetivo de identificar y eliminar los trámites innecesarios que ahuyentan el capital.  La prioridad, como se ha anunciado, está orientada a los proyectos que generen alimentos, energía y divisas.

Avanzar con determinación en la corrección de las distorsiones monetarias, protegiendo siempre a los más vulnerables.  En cuanto a la unificación cambiaria es un objetivo irrenunciable para la salud económica del país, que debemos lograr gradualmente.

He comentado sin muchos detalles algunas ideas.  A la versión final del Plan debemos dedicarle horas de análisis y discusión, incluyendo la indispensable consulta a los trabajadores.  Entendemos que de ellos emergerán propuestas audaces sobre el aprovechamiento de potencialidades y reservas para lograr un plan que esté más concentrado en la necesidad urgente de resolver la situación actual del país.

Hemos debatido también el Presupuesto del Estado y las prioridades de inversión, las estrategias para enfrentar la inflación, el déficit fiscal, el impacto del bloqueo, así como la crisis sanitaria por arbovirosis y otros problemas de salud pública.

Otro de los ejes de nuestras discusiones es la transición energética.  Cuba necesita avanzar con decisión hacia un sistema energético más limpio, más soberano y más eficiente.  Pero hemos dejado claro que no queremos una transición que deje detrás a territorios, a trabajadores ni a familias.  Queremos y debemos impulsar una transición energética justa, que genere empleo, que dinamice las economías locales, que abra oportunidades a técnicos, ingenieros, obreros y comunidades.

Por eso el Pleno ha respaldado la prioridad a las inversiones en energías renovables; la expansión de la energía solar y eólica; el uso más inteligente de la biomasa, y los programas de eficiencia energética en hogares, empresas y servicios.  Cada panel solar que se instale, cada circuito que se modernice, cada equipo eficiente que se generalice debe verse también como una nueva oportunidad de trabajo, de formación, de encadenamiento productivo.  Hemos insistido en que los proyectos energéticos incluyan componentes de empleo local, capacitación en el puesto de trabajo y participación de las comunidades.  La batalla por la energía es también una batalla por la justicia territorial.

Este Pleno orienta mirar con prioridad a los municipios más golpeados por los apagones, por la vulnerabilidad climática y por la falta de infraestructura.  Allí debe llegar primero la combinación de inversiones, de programas sociales y de participación popular, como prueba de que la Revolución no abandona a nadie y de que no vemos la transición energética como un privilegio, sino como un derecho.

En cuanto al desarrollo social, sigue siendo centro del proyecto.  No hay Revolución posible sin justicia social.  Reafirmamos que, a pesar de las limitaciones, la salud y la educación seguirán siendo gratuitas y de calidad para todos.

Hoy salimos de aquí con acuerdos concretos, con tareas precisas y, lo más importante, con un plan de acción unificado para enfrentar los enormes desafíos que quedan por delante.

Camaradas:

Revisando la implementación de los acuerdos de los plenos anteriores, reconocimos avances, pero también, y con total franqueza, identificamos insuficiencias, lentitudes y obstáculos; todavía el burocratismo, el formalismo y la inercia ponen frenos inaceptables a la voluntad del Partido y a las necesidades del pueblo.  Aquí se ha dicho con claridad que hay que cambiar todo lo que deba ser cambiado, y se cambiará.  Hemos propuesto y aprobado conceptos de trabajo, prioridades y acciones.  Ahora nos toca implementar, trabajar y cumplir.  Los mecanismos de control se fortalecerán, y la rendición de cuentas será  profunda y sistemática.

Una vez más la mirada responsable y optimista hacia la juventud cubana.  La juventud cubana no es solo beneficiada con políticas sociales, es protagonista de la transformación.  Por eso el XI Pleno ha orientado que en cada provincia y municipio se trabaje junto a las organizaciones juveniles y estudiantiles en planes específicos para la inserción laboral de los jóvenes, para el acompañamiento a quienes ni estudian ni trabajan y para el desarrollo de emprendimientos productivos y sociales que encaucen la creatividad y la responsabilidad de las nuevas generaciones.  No nos resignamos a que el talento joven se desperdicie y que la migración siga siendo un plan de vida.  La Revolución nació como un proyecto de juventud y solo podrá continuar si los jóvenes la sienten y la hacen suya.

Con relación al trabajo del Partido hemos realizado un balance severo de las acciones acometidas.  Se trata de fortalecer la unidad política y el papel del Partido en la conducción del país, las provincias, los municipios, las instituciones, las comunidades con prioridad para las batallas económica, ideológica y de comunicación que estamos convocados a librar cada día.

La confianza del pueblo en sus instituciones se construye con hechos, con resultados palpables y con sensibilidad hacia las necesidades cotidianas.  La acción coordinada para enfrentar a Melissa es la mejor prueba de cuánto podemos lograr con organización, disciplina y unidad.

El transcurso mismo del Pleno nos ha ratificado una y otra vez que la principal fortaleza es la unidad.  Una unidad basada en el debate, la crítica y la disciplina consciente.

En cuanto a la intoxicación mediática y la desinformación ya sabemos que no hay mejor antídoto que la verdad, el trabajo sistemático y el ejemplo.  Como compromisos para el presente inmediato, a partir de lo aquí debatido, menciono y ratifico los siguientes:

• Enriquecer y perfeccionar el Programa de Gobierno con el aporte de los resultados de la consulta popular que se está realizando.

• Avanzar en la implementación de las medidas económicas aprobadas, con disciplina y control.

• Garantizar que el Presupuesto 2026 responda a las prioridades del pueblo y a la defensa de la Revolución.

• Reforzar la atención a los territorios afectados por desastres naturales, asegurando que nadie quede desamparado.

• Promover la participación activa de la juventud en todos los ámbitos de la vida nacional.

• Intensificar la batalla ideológica, cultural y comunicacional, defendiendo la verdad de Cuba frente a la manipulación y la desinformación.

Compañeras y compañeros:

Hemos llegado al final de este XI Pleno en un momento particularmente desafiante para la patria.  Nadie ignora las tensiones económicas, las carencias materiales y las presiones externas que sufre nuestro pueblo; pero nadie puede negar tampoco la fuerza moral, la creatividad y la capacidad de resistencia que la Revolución ha demostrado una y otra vez.  Hoy este Comité Central ratifica que el Partido no se coloca al margen de los problemas, sino en el centro de su solución junto al pueblo.

Todo lo que hemos dicho y acordado quedaría en palabras vacías si el Partido no se exige a sí mismo una manera distinta de funcionar.  Los últimos plenos han sido claros: hay que combatir el formalismo, la rutina, la complacencia, el autoengaño.  Hemos hablado de crítica y autocrítica no como ritual, sino como método de trabajo.  Hoy ratificamos que el Partido único de la Revolución Cubana debe ser más democrático en su funcionamiento interno, más cercano a los problemas reales de la gente, más exigente con sus cuadros y más transparente en su relación con la sociedad.

La implementación de los acuerdos de este XI Pleno no dependerá solamente de documentos y resoluciones; dependerá de la conducta diaria de cada militante, de cada cuadro, del funcionamiento de cada institución en los territorios, particularmente en los municipios; dependerá de la capacidad para escuchar, para rectificar, para rendir cuentas, para decir la verdad, aunque duela, y para movilizar reservas morales y productivas que están ahí, en el pueblo, esperando un liderazgo que las convoque y acompañe.

No ignoramos el cansancio, la irritación, la incertidumbre que se ha instalado en algunos sectores de la sociedad, como consecuencia, en primer lugar, de 66 años de bloqueo, ahora reforzado con notable impacto en la cotidianidad; pero también como resultado de errores e insuficiencias que están por resolverse todavía.  Sería irresponsable negar esa realidad y soslayar la cuota de autocrítica que nos debemos.  Pero  no será posible enfrentar y resolver los problemas si nos dejamos vencer por el desaliento, somos hijos de un pueblo que hizo una Revolución a 90 millas del poder imperial más grande del planeta y que la ha defendido durante más de seis décadas exitosamente.

Al cerrar este XI Pleno, el llamado es muy concreto: Para los cuadros del Partido y del Gobierno todos debemos salir de aquí con un plan realista, con plazos y responsables para cada acuerdo económico adoptado, y rendir cuentas con transparencia de sus avances y obstáculos.

Y, sobre todo, el llamado es a la unidad.  Una unidad consciente, que se construye sobre la verdad, la participación y la confianza mutua.  La unidad que necesitamos hoy es la de quienes discuten fuerte, pero marchan juntos.

Con esa convicción y renovada confianza en la demostrada capacidad de nuestro pueblo cubano para asumir los mayores desafíos y en la fuerza de nuestras ideas, concluye esta sesión de trabajo del XI Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

Nos espera un intenso trabajo.  Que nadie espere soluciones fáciles o inmediatas.  El camino es de lucha, de creación, de resistencia inteligente, porque nos asiste la razón, la fuerza moral y un pueblo heroico como la mayor inspiración.

En el año del Centenario del Comandante en Jefe honremos su memoria con un ejercicio permanente de crítica y autocrítica, no para las faltas, sino como acicate para la acción transformadora.  Cambiando todo lo que debe ser cambiado.  Revolucionando la Revolución, que es lo que se espera de nosotros los revolucionarios.

¡Con Fidel, con Raúl, con nuestro pueblo!

¡Venceremos!

¡Patria o Muerte!

¡Socialismo o Muerte! (Exclamaciones de: “¡Venceremos!”)

(Ovación.)

ALBA-TCP aprueba misión para apoyar restitución eléctrica de Cuba

Así fue dado a conocer por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al dar lectura a la declaración final de la XXV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que sesionó este domingo a modo virtual entre sus nueve países miembros.

El mandatario bolivariano comentó que dio instrucciones para elevar “todo lo que estamos haciendo, dos, tres veces más” y aseguró “vamos a salir mejor, más fuertes, más conscientes y más victoriosos que nunca”.

La declaración final contempla 13 puntos y está enmarcada en el contexto del centenario del nacimiento del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, del bicentenario del Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826 y de las crecientes amenazas a la paz y estabilidad de América Latina y el Caribe.

El texto honra la historia y legado del comandante en Jefe Fidel Castro, a quien llamó precursor fundacional de la organización junto al líder bolivariano Hugo Chávez, y gran articulador de los sueños de José Martí para el pueblo cubano, latinoamericanos y caribeños.

Reafirmó el compromiso inquebrantable para seguir profundizando la doctrina bolivariana, pensamiento y acción e “incompatible con toda forma de hegemonía, dominación o tutela imperial”, pilar fundamental que inspiró a Fidel y a Chávez a fundar la Alianza Bolivariana.

Asimismo, condenó en los términos más enérgicos el declarado propósito de la recién publica Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, orientada a reafirmar la “obsoleta e históricamente derrota Doctrina Monroe”, así como el acto de piratería cometido por ese gobierno al asaltar y conquistar un buque petrolero venezolano en el mar Caribe.

Consideró que este hecho viola el derecho internacional y ataca la soberanía de la República Bolivariana, y felicitó al pueblo venezolano por demostrar, una vez más, una profunda resiliencia frente a las adversidades y defendió con coraje y conciencia su dignidad y derecho a su propio destino.

La declaración del ALBA-TCP demandó la exclusión de Cuba de la “arbitraria y espuria lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo”; y resaltó los logros del Gobierno de Reconciliación Nacional de Nicaragua en la construcción de una economía soberana, de un país que es libre cada vez más cristiano y socialista.

De otro lado, demandó el cese inmediato de toda amenaza militar contra cualquier país de Nuestra América y reiteró la plena vigencia de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, aprobada en enero de 2014 en La Habana, Cuba.

Reafirmó, además, el compromiso con la defensa de los derechos de las personas migrantes, además de exigir los cumplimientos de los protocolos de repatriación segura, ordenada y respetuosa con dignidad humana.

Finalmente, reconoció los avances de los programas AgroAlba y AlbaAzul, orientados a incrementar los niveles de soberanía alimentaria y productiva; celebró el inicio de las operaciones del Barco del Alba, y aprobó el Plan de Acción del 2026, el cual está orientado a los objetivos planteados en la Agenda Estratégica 2030.

Dos muertos y varios heridos tras ataques de la OTAN contra la provincia de Zaporozhie

Foto: aif.ru
Foto: aif.ru

Dos personas han muerto y otras cinco, incluido un menor de edad, han resultado heridas en las últimas 24 horas por ataques nazi-otanistas en la provincia rusa de Zaporozhie, informó este lunes el gobernador local, Yevgueni Bálitski.

De acuerdo con el funcionario, durante las últimas 24 horas, la OTAN ha llevado a cabo diez intentos de ataques selectivos contra la provincia, lo que conllevó la muerte de dos personas y la hospitalización de otras cinco. Bálitski precisó que un menor nacido en 2010 ha resultado afectado como consecuencia del ataque con un dron ucraniano contra un vehículo civil.

Detalló también que los ataques afectaron a tres distritos municipales de la provincia, así como a la ciudad de Berdiansk.

EEUU y la Unión Europea escenas de un matrimonio

La Unión Europea está en alarma por la nueva doctrina de seguridad nacional de los Estados Unidos. Se nota un síndrome de “seducida y abandonada”, evidente en las declaraciones de algunos de sus dirigentes que hablan de “traición”, pero también hay razones que alimentan los temores europeos.

Para empezar, Ucrania: el proyecto de paz elaborado por Estados Unidos en el intento de convencer a Moscú de poner fin a la guerra es, para los europeos, la prueba definitiva del desentendimiento estadounidense del conflicto. Trump reconoce la derrota de Occidente Colectivo en Ucrania y marca un cambio en las orientaciones de política exterior, porque detiene la expansión hacia el Este de la OTAN y considera el restablecimiento de relaciones con Rusia como un paso necesario para la definición de un nuevo orden internacional.

No se trata solo del cínico pragmatismo estadounidense, que siempre emplea poco tiempo entre la conciencia de una derrota y la salida del conflicto que la provocó (véase Afganistán); hay un cambio de rumbo decidido que produce solo vagas promesas de protección a los antiguos aliados juntas a acciones concretas de distanciamiento.

Existe frustración europea por la decisión de EEUU de excluir a Bruselas y Kiev de la elaboración del plan de paz en discusión. Se transparenta la idea que Washington tiene de Europa: un continente política y militarmente dependiente de la voluntad estadounidense y que, precisamente por su reiterada oposición a una paz razonable, no tiene motivo para participar en el proceso de negociaciones.

Bruselas, prisionera del lobby de las armas que le impide reconocer la derrota y el suicidio económico y financiero, lo que implicaría la dimisión en bloque de toda la Comisión Europea, se queda con el fósforo en la mano, amenazando con dinero y armas que no tiene para seguir en una guerra que para Kiev solo puede empeorar. Por lo demás, vista desde Washington, la decisión es comprensible: la negociación se hace con el enemigo y reconociendo la realidad. Europa, por conveniencia política y por supervivencia, afirma que el vencedor ha sido derrotado y que el derrotado ha ganado y por lo tanto de aquí se procede. Obvio que la UE no quiere la paz, entonces es inútil que se siente a la mesa donde la paz se busca; si en cambio está de acuerdo con terminar la guerra, entonces debe confiar en quien, como EEUU, esa guerra abrió y esa guerra debe cerrar.

La nueva frontera ya no es Europa

Pero es en el plano más general donde se encuentra la razón principal de la alarma de la UE. Estados Unidos ya no considera a Europa como el centro su sistema de seguridad planetario, porque cambian las coordenadas estadounidenses del control global. El área indo-pacifica es la que necesita invertir mayores recursos, mucho más que la mediterránea. La defensa de Europa mediante el mantenimiento de la OTAN (cuyos gastos son cubiertos en un 70 % por EEUU) se considera exorbitante porque ya no es estratégicamente fundamental, y el Viejo Continente es visto sobre todo como un mercado de obediencia política estricta útil para contener a China.

En esencia, terminada la ilusión de infligir una derrota estratégica a Rusia (que se ha demostrado más fuerte que toda la OTAN), se gira hacia la reducción del enfrentamiento frontal con Moscú y, por tanto, se reduce objetivamente la centralidad de la UE en el esquema. ¿Se traducirá esto en el cierre de las bases estadounidenses en Europa? Difícil. Es más probable una fuerte reducción del contingente militar y una redistribución de los costos en detrimento de la UE. Sin excluir que la propuesta de salir de la OTAN para pasar a una alianza militar mucho más restringida –actualmente planteada por algunos exponentes de los think tanks más cercanos a la Casa Blanca– pueda convertirse en el objeto de una transformación sustancial del conjunto del dispositivo bélico estadounidense.

En sí misma, la propuesta tiene cierta racionalidad: GB, Francia y Alemania son aliados seguros, pero es inútil contar con pequeños países europeos de los que no puede llegar ninguna ayuda decisiva para la defensa de los intereses estadounidenses, mientras Washington debería garantizar a toda Europa una intervención en su defensa. Un ejemplo evidente es el de los países bálticos, elogiados por Biden y detestados por Trump: están las provocaciones continuas hacia Rusia de Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia y Polonia, a las que podría sumarse Ucrania y Georgia. Pues bien, Washington podría evaluar la no aplicación del artículo 5 de la OTAN en caso de que estas provocaciones dieran lugar a una reacción rusa. La idea de desencadenar la Tercera Guerra Mundial que pone a riesgo la sobrevivencia de los mismos EEUU a causa del fanatismo nazi de bálticos y finlandeses, no convence a nadie en la actual Casa Blanca.

La ampliación de la OTAN

La nueva doctrina estadounidense de seguridad nacional cierra así con la estrategia que desde 1945, y aún más después de 1989, EEUU había adoptado con función antirrusa. Desde la caída del Muro de Berlín, Europa se convirtió en el eje de un diseño estratégico de dominio mundial. Terminada la amenaza soviética y cerrada la era bipolar, Europa dejo de ser la primera trinchera para salvaguardar la integridad estadounidense. Dado el desmantelamiento del Pacto de Varsovia, se intentó expandir la OTAN hacia el Este, hasta Asia Menor.

Mientras Rusia permaneció en manos de un presidentes alcohólicos y de oligarcas que transferían a Gran Bretaña las inmensas riquezas de la ex Unión Soviética, para el Pentágono la cuestión era solo cómo desactivar las miles de ojivas nucleares dispersas por el territorio postsoviético. El control sobre ellas se convirtió rápidamente en el paso más importante para EEUU, pero, pese a contar con un fuerte apoyo en los círculos filo-estadounidenses en Rusia, ningún inquilino del Kremlin llegó nunca a confiar el arsenal atómico a Occidente, a pesar de la escasez de recursos para su mantenimiento.

El escenario cambió bruscamente con Bill Clinton. La idea de ampliar la OTAN nació como el más clásico de los proyectos imperiales. El nuevo orden mundial unipolar de liderazgo anglosajón tenía hambre de territorios, riquezas e influencia, y la conquista del Este habría abierto el camino al dominio hasta el extremo Norte y a una proyección hacia Asia mediante el posible desmembramiento de Rusia.

Entre 1989 y 1991, los gobiernos socialistas de Europa del Este cayeron bajo la presión occidental. La agresión a la integridad yugoslava fue la primera guerra contra aquellos países que seguían –por razones culturales, políticas, religiosas y étnicas– vinculados a Rusia y opuestos a la occidentalización forzada que Washington quería imponer en Europa Oriental. La guerra para destruir la ex Yugoslavia, impulsada por Estados Unidos y Europa, fue encargada a croatas y bosnios, a los que luego se sumaron los kosovares. El objetivo era destruir Serbia, el mejor aliado de Moscú en los Balcanes. Para los demás, la receta de la desestabilización se vistió con el nombre de “primaveras”.

En Kosovo, que entró en guerra contra Serbia desde febrero de 1998 hasta junio de 1999, se produjo una total violación de la integridad territorial de un Estado soberano, pero se reconoció su legitimidad. Kosovo era territorio serbio y pese a que el insurrecto UCK kosovar era conocido como un pequeño ejército de delincuentes especializados en el tráfico de seres humanos y órganos, Occidente se puso de su lado y, en 2008, cerca de cien países reconocieron su independencia. Por ello, hoy Putin acusa a Occidente de doble rasero: en nombre del Derecho Internacional, en Donbás se rechazó lo que en Kosovo se promovió. Es decir, ante dos escenarios idénticos se eligieron dos caminos opuestos.

Que hoy Estados Unidos considere el área del Indo-Pacífico como la región del mundo donde se juega el futuro de su dominio global es perfectamente lógico. Es en el enfrentamiento con China donde EEUU medirá cuánto le queda de su papel de gendarme global. La China de Xi es hoy una amenaza letal para el imperio unipolar y para su sistema de alianzas y control planetario.

En economía y tecnología, en poderío demográfico, en recursos estratégicos del suelo y subsuelo y en flujos financieros, China va claramente por delante; y en el plano militar, la exhibición en el desfile militar de Pekín sorprendió y alarmó al Pentágono. La alianza AUKUS y las provocaciones de la exaltada nueva primera ministra japonesa intentan intimidar a Pekín, conscientes de que el control de los mares –por donde transita el 60 % del comercio mundial– será decisivo. En este sentido, la nueva ruta ártica de China y Rusia, que elude completamente el espacio de control occidental, representa otro problema de gran envergadura.

Precisamente porque los términos del problema ya son evidentes –con una China en constante ascenso y unos EEUU en declive continuo– Washington ha decidido que, al no disponer de fuerza militar, política y económica suficiente para mantener abiertos dos conflictos globales con China y Rusia, debe retirarse en buena parte del teatro europeo. Un escenario que afecta sin duda a la proyección planetaria del mando estadounidense, pero seguir se presenta como un lujo insostenible frente al desafío chino, que para EEUU es vital. En el caso europeo está la extensión del gigante imperial; en el del Pacífico, su propia supervivencia.

La ‘cúpula dorada’ de Trump cuesta más de un billón de dólares

La pretensión de Washington de construir un sistema de defensa antimisiles ha alcanzado un nuevo tope económico. Según Bloomberg, el programa, denominado “Cúpula Dorada”, supera con creces las estimaciones iniciales, hasta el punto de que podría alcanzar aproximadamente 1,1 billones de dólares, incluyendo personal, investigación y operaciones en curso (*). Esta estimación reaviva las dudas sobre la capacidad de Estados Unidos para completar el proyecto.

La idea de un sistema multidimensional diseñado para interceptar el fuego enemigo fue presentada en mayo por Trump como una prioridad de seguridad nacional. Inspirado en los principios de la fracasada “Cúpula de Hierro” israelí, pero diseñado para cubrir la totalidad del territorio estadounidense, la “Cúpula Dorada” pretendía ser una barrera tecnológica capaz de identificar y neutralizar amenazas de potencias extranjeras o ataques de largo alcance.

Washington fijó como objetivo su lanzamiento operativo en torno a 2029, respaldado por una estimación inicial de 175.000 millones de dólares para iniciar la construcción. Desde entonces, la evaluación de las necesidades ha evolucionado considerablemente, creando una brecha entre las pretensiones iniciales y la falta de dinero.

No será posible cumplir con el plazo de 2029, en particular debido a los requisitos técnicos, el volumen de infraestructura necesaria y las pruebas requeridas antes de cualquier despliegue. Algunos cálculos apuntan a un componente financiero mucho mayor de lo previsto: el diseño de una versión compacta del sistema, destinada a contrarrestar un ataque masivo de un solo adversario, ya representa 844.400 millones de dólares. Sin embargo, esta estimación solo cubre una parte del sistema previsto por Washington.

Las proyecciones iniciales se basaron únicamente en el precio del equipo y los sistemas de interceptación. Los costos asociados con el mantenimiento continuo, la contratación y capacitación del personal, así como los ciclos de investigación necesarios para adaptar el sistema a las amenazas cambiantes, alteran significativamente el presupuesto inicial. Por ello, el costo total, una vez agregados estos gastos, alcanzaría aproximadamente 1,1 billones de dólares. También podría considerarse que la plena efectividad del sistema no está garantizada, incluso si Estados Unidos logra cumplir con el plazo anunciado.

Más allá del debate tecnológico, la magnitud financiera de la “Cúpula Dorada” coloca a Washington ante decisiones estratégicas cruciales. En la Casa Blanca tienen el punto de mira muy alto y poco dinero en la hucha.

(*) https://www.bloomberg.com/graphics/2025-golden-dome/

Fuerte cruce de mensajes entre los cancilleres de Hungría y Polonia sobre Rusia y una hipotética guerra en Europa

Thierry Monasse / Gettyimages.ru

Los ministros de Exteriores de Hungría y Polonia protagonizaron este domingo una disputa verbal debido a sus posturas divergentes respecto al escenario de una supuesta guerra entre Europa y Rusia.

 

El duelo daléctico empezó después de que el responsable de Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, comentara en X las declaraciones del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, que criticó los pasos de Bruselas para confiscar los activos rusos congelados que se dan «ignorando a Hungría y violando la legislación europea a plena luz del día». De acuerdo con sus palabras, se trata de «una declaración de guerra».

Como respuesta, el canciller polaco escribió que «Viktor se ha ganado la Orden de Lenin», una condecoración que se otorgaba en los tiempos de la Unión Soviética.

El ministro de Relaciones Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, acusó a Varsovia de querer «una guerra entre Rusia y Europa». «¡Entendemos que ustedes realmente quieren una guerra entre Rusia y Europa! ¡No nos dejaremos arrastrar a su guerra!», declaró.

Las palabras no quedaron sin respuesta de Sikorski. «A menos que Rusia vuelva a invadir, no habrá tal guerra, pero entendemos que esta vez ustedes estarían de su lado», escribió.

Rusia no tiene intención de atacar a Europa

En medio de las repetidas acusaciones de la UE y la OTAN sobre los preparativos de una supuesta ofensiva en su contra, Moscú ha destacado en numerosas ocasiones que no planea ningún ataque contra los países europeos.

En octubre, Putin criticó a los gobiernos occidentales que tratan de convencer a la población de sus países sobre la existencia de una supuesta amenaza rusa y «siguen alimentando la histeria antirrusa». «Entonces, ¿qué clase de personas son? O bien son muy incompetentes, si realmente creen en ello, porque es imposible creerse semejante tontería, o simplemente son deshonestos, ya que ellos mismos no se lo creen, pero intentan convencer a sus ciudadanos de lo contrario», denunció.

Posteriormente, a finales de noviembre, el mandatario ruso afirmó que Rusia nunca tuvo intención de atacar a Europa, y añadió que Moscú está dispuesta a reafirmar este compromiso «en papel».

Esta semana, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, precisó que Rusia no planea ninguna agresión contra la OTAN ni la UE, pero si allí deciden entrar en guerra, estará preparada. «Por ese lado [Occidente] reina un fervor abiertamente militarista. Y, como dijo nuestro presidente, si Europa decide entrar en guerra, estamos preparados para ello incluso ahora mismo«, añadió.

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