Rechazan la acusación absurda de EE.UU. y el Sur de Corea en el caso del ciudadano muerto en Malasia

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Han pasado 15 días desde el 13 de febrero cuando murió en Malasia nuestro ciudadano Kim Chol quien portaba pasaporte diplomático.

Si bien no se ha aclarado todavía la causa de su muerte, EE.UU. y las autoridades surcoreanas acusan absurdamente a la RPDC insistiendo en que él fue envenenado por la “altamente tóxica sustancia nerviosa VX”.

Las valoraciones al respecto de los especialistas y medios de prensa de otros países comprueban lo absurdo y la falta de argumento científico y lógica de la insistencia de EE.UU. y las autoridades surcoreanas.

Los químicos de muchos países opinan que VX tiene fuerte permeabilidad y seguridad y una sola gota de esta sustancia puede causar la muerte de decenas y cientos de personas, por eso, resulta contradictorio decir que la mujer, arrestada como sospechosa del asesinato, salió ilesa porque se lavó las manos en un baño público. Agregan que aunque las sospechosas del asesinato se hubieran inyectado la atropina, antídoto principal de VX, se habrían dado un choque. Aún en el caso de que la hayan usado con guantes, resulta también extremadamente peligrosa esa sustancia mortífera, especifican. Es el clímax de sofistería decir que salió ilesa la persona quien supuestamente, ha untado la mano con esa sustancia, que causa el peligro de vida por la ingestión de la mínima cantidad o el contacto de piel, pero sí murió la otra a quien fue aplicada la misma, evalúan.

Los medios de prensa del mundo reportan que si fue extraída la sustancia VX en los ojos y labios de Kim Chol, esto significa que fueron intoxicados el personal médico de la ambulancia, que le ha transportado, y todos los policías que le custodiaban. Cómo se puede explicar la operación continua del aeropuerto que debió haber sido cerrado si fuera tan grave el incidente, ironizan.

Los especialistas en el derecho internacional y los analistas insisten en que el reglamento de la organización internacional de prohibición de armas químicas estipula que la conclusión final sobre el resultado de análisis de un arma química debe basarse en la misma conclusión que se dé al menos en más de dos laboratorios especializados. Por lo tanto, hay que informar el presente caso a la organización internacional de prohibición de armas químicas y enviar la muestra correspondiente a los laboratorios indicados por ella, señalan y aseveran que si fuera verdad el uso de VX, hay que averiguar de qué país se ha introducido esa sustancia y quién la ha hecho y quién la ha transferido. No sería científico definirla como VX sin hacer estudios detallados y si algunos países tratan de emplear el incidente en otro objetivo político, se producirán consecuencias inimaginables, advierten.

No es casual que algunos medios de prensa sospecharan la posibilidad de que las autoridades surcoreanas les hayan entregado esa sustancia a las sospechosas del asesinato, al tomar en cuenta el hecho de que ellas estuvieron en varias ocasiones en el Sur de Corea.

En virtud del convenio de prohibición de armas químicas, casi todos los países cancelaron estos artefactos, pero EE.UU. y algunos países tienen la sustancia mencionada y el imperio ha emplazado en suelo surcoreano las armas químicas de varios tipos.

Pese a los hechos arriba mencionados, EE.UU. y las autoridades surcoreanas recurren obstinadamente a su histérica e intrigante campaña contra la RPDC acusándola sin razonamientos.

Desde el principio, las autoridades surcoreanas crearon confusión difundiendo rumores falsos como que “Kim Chol murió envenenado por 2 agentes del Buró General de Reconocimiento del Norte de Corea” y “aparecerán los cadáveres de ellas”. De esta manera, intentaron sembrar cizañas entre la RPDC y Malasia.

Últimamente, tratan de utilizar la muerte de Kim Chol en su campaña anti-RPDC en la esfera de DDHH y crear la atmósfera de “condena internacional” a la RPDC con la versión sobre el “uso de armas químicas y las otras de exterminio masivo”.

Resulta evidente que tal conducta imprudente persigue el peligroso objetivo político de manchar la imagen de la muy digna RPDC y derrocar su régimen.

Lo peligroso y grave del problema reside en que el rumor de “uso de armas químicas”, que difunden EE.UU. y las autoridades surcoreanas, es idéntico al otro de “posesión de armas de exterminio masivo por Iraq” preconizado por EE.UU. en la década de 1990.

El imperio tiene la meta final de crear en la arena internacional el veto y el cerco de presión contra la RPDC y desatar a toda costa la guerra nuclear contra ella.

Pero, EE.UU. está equivocado.

Si EE.UU. y las autoridades surcoreanas siguen recurriendo al complot político para derrumbar el régimen de la RPDC, ésta tomará las medidas de autodefensa más fuertes para defender su soberanía y dignidad.

EE.UU. y sus satélites deben actuar con prudencia al ver bien la posición estratégica de la RPDC que se ha situado en la primera fila de potencias nucleares.

KCNA

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