Honduras poco a poco se convierte en una zona desértica, debido a la explotación de los recursos naturales que llevan a cabo las empresas mineras.

Las empresas mineras hondureñas cuentan con el aval del gobierno a quien parece no importarle el reclamo que hacen los pobladores de las comunidades, afectados por la actividad minera.

Las fuentes de agua que utilizan los pobladores, sus animales y que les sirve para su higiene personal se agotan. La actividad extractivista reduce a la nada los pastizales para el ganado.

De nada sirve las protestas que llevan frente a la Fiscalía del Ambiente, estas dependencias del Estado ignoran sus quejas. Ni el gobierno, ni las empresas mineras han llevado el desarrollo a las poblaciones explotadas, estas carecen de los servicios básicos de subsistencia.

Luego del golpe de Estado del año 2009 se aprobaron cientos de concesiones mineras en el Parlamento hondureño. A estas empresas no les interesan ni los recursos naturales, ni los derechos de las poblaciones, solo dejan a su paso una estela de muerte y contaminación.

La confabulación del poder político con el poder económico vuelve estéril toda la lucha que los pobladores de las comunidades llevan a cabo para detener las concesiones de las empresas mineras y así evitar los daños al ambiente en Honduras.

Dassaev Aguilar, Tegucigalpa.

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