Al igual que los fusilados y tirados a fosas comunes por el régimen fascista español desde 1936, los republicanos (socialistas, comunistas o anarquistas) hechos prisioneros y convertidos en esclavos sufren hoy día el olvido e indiferencia del Estado burgués español con la complicidad de sus adláteres y esbirros (izquierda y sindicatos oportunistas) que pactaron la “pax romana” con los vencedores.
Se calcula que unos 400.000 presos en el Estado español y unos 100.000 en la provincia de Sevilla contribuyeron a reconstruir el país después de la guerra sirviendo de mano de obra esclava a la Iglesia, instituciones públicas y empresas privadas de todos los sectores. Algunas como Dragados y Construcciones (hoy ACS), Entrecanales y Távora (hoy Acciona), Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), Renfe o Huarte (hoy OHL) siguen presentes hoy en el IBEX-35.
Sólo en la provincia de Sevilla hubo 11 de los 55 campos de concentración de Andalucía. El primero sirvió para construir un colector de aguas residuales en Heliópolis, ya proyectado por el Ayuntamiento de Sevilla en 1937, por lo que éste fue pionero en la utilización de presos para la construcción de obras públicas. En ese caso los presos trabajaron para la entonces llamada Entrecanales y Távora, hoy llamada Acciona, en manos de la familia Entrecanales.
Estos campos que tenían la función de “Redención de Penas por el Trabajo” tenían además el objetivo de “reeducar” en los valores del nacionalcatolicismo a los reos. Para ello los sacerdotes iban a los campos de concentración para celebrar misas y conseguir confesiones que servirían después para delatar a los presos.
El más grande e importante de estos campos de trabajo fue el de los Merinales en Dos Hermanas por donde pasaron hasta 8.000 presos, que junto al de La Corchuela y El Arenoso sirvió para construir el Canal del Bajo Guadalquivir entre Peñaflores y Lebrija entre los años 1940 y 1956. Este canal de 158 kilómetros sirvió para convertir en regadío unas 80.000 hectáreas de secano para provecho de sus propietarios terratenientes.
No hay que señalar por tanto sólo al verdugo, el fascismo y su cabeza visible Francisco Franco, si no a la clase social que lo utilizó para imponer por las buenas o por las malas sus intereses económicos. El capital, en cualquiera de sus formas (industrial, financiero, terratenientes…) apoyó, financió y se sirvió del golpe de Estado de 1936 y es el mismo que sigue manejando los hilos hoy de las instituciones políticas para mantener sometida a la clase obrera y seguir enriqueciéndose con los frutos de su trabajo.
Es por ello que aún hoy se mantienen impunes casi todos los crímenes perpetrados durante el régimen franquista. Los bebés robados (se calculan unos 300 mil), los fusilados en fosas comunes (unos 200 mil) y los presos esclavizados en los campos de concentración (400 mil) no han encontrado reconocimiento ni justicia oficiales tras la operación de maquillaje del régimen llamada “transición”.
Ni en la Corchuela ni en Los Merinales hay una placa, ni una explicación de lo que ocurrió allí. Nadie imagina que junto a la N-IV que pasa por Dos Hermanas a dos presos fugados los fusilaron delante del resto de presos y que les obligaron a desfilar ante sus cadáveres a la orden de “¡vista a la derecha!”.
Los vericuetos burocráticos como la aprobación por el Parlamento andaluz de una proposición no de ley por la que se insta al Gobierno a impulsar este proyecto, o la mención que hizo la Comisión Interministerial sobre la Memoria Histórica en su informe final, hasta la constitución de una gestora Pro-Fundación Merinales, con la participación de diversas entidades políticas y sociales encabezadas por el Ayuntamiento de Dos Hermanas, pretenden cansar a los familiares de las víctimas y que el tiempo borre las huellas de la barbarie capitalista hoy en el poder.
El PCOE-Dos Hermanas denuncia y señala a los verdaderos culpables del genocidio y la esclavitud franquista en campos como Los Merinales y La Corchuela, a los que hoy gobiernan desde el IBEX-35 y que tampoco dudan en usar como mercenario al terrorismo islámico financiado por Arabia Saudita, buen compañero de negocios.
Así mismo el PCOE-DOS HERMANAS exige justicia y reconocimiento para sus víctimas y familiares que lucharon contra la barbarie capitalista en su expresión más cruel, el fascismo.
Sólo levantando nuestras propias instituciones y nuestro poder obrero a través de la unión de las capas populares en un Frente Único del Pueblo será posible implantar nuestra justicia (contraria a la suya) y recuperar lo que ha debido ser siempre nuestro.
PCOE-DOS HERMANAS