El siguiente artículo fue escrito por Tatiana Khabarova el 29 de febrero de 2000 para la revista “North Compass“, la cual no publico.

 

¿Cuál habría sido el curso de los acontecimientos en la URSS si hubiera ocurrido en el país una verdadera restauración, y no virtual, del régimen burgués?

Una verdadera restauración del capitalismo, incluso, aunque fuera de forma parcial, sólo podía ocurrir por un motivo: si las relaciones de producción socialistas se revelasen, en un principio, incapaces de garantizar el ascenso ulterior de las fuerzas productivas de nuestra sociedad, y fuese objetivamente necesario recuperar ciertos elementos de la base de la propiedad privada para asegurar el progreso de las fuerzas productivas.

En nuestro país se produjo una situación similar en el período de la NEP de Lenin.

¿Cuál fue el elemento de la base de la propiedad privada que necesitó la economía socialista, entonces en formación? Fue las relaciones monetario-mercantiles o relaciones de valor. Dado que en aquella época aún se desconocía la forma de manifestación y acción de la ley del valor en la sociedad socialista, fue necesario retroceder temporalmente a las relaciones monetario-mercantiles en su forma capitalista “habitual”.

Este retroceso estratégico se efectuó bajo el control total del Estado proletario y rápidamente produjo los frutos esperados, es decir, la reanimación general de las fuerzas productivas y, sobre esta base, una cierta estabilización política.

Sin embargo, no se deben exagerar los logros de la NEP. En un principio, la NEP no podía resolver ninguno de los problemas que se le planteaban a la Rusia Soviética, en la vía de desarrollo SOCIALISTA que había sido elegida. Todo lo que pudo hacer fue recuperar el 75%, frente al nivel de 1913, de la industria rusa que había sido destruida por la guerra imperialista, por la gestión disparatada de los “demócratas” de entonces (Gobierno Provisional), por la revuelta de los guardias blancos y de la intervención extranjera. La industria sólo comenzó a sobrepasar el nivel de 1913 con el lanzamiento de la industrialización socialista, en 1926. La producción mercantil de cereales, en 1927, apenas representaba la mitad de la producción anterior a la guerra. En 1929 fue necesario introducir el sistema de abastecimiento por señas en una serie de productos alimenticios y bienes de consumo esenciales.

Al mismo tiempo, en el transcurso de la construcción del socialismo, el poder soviético buscaba incesantemente formas de funcionamiento de las relaciones de valor (de mercado) que fuesen parte orgánica del socialismo y garantizasen la distribución de los resultados de la producción social en interés de las masas trabajadoras. Estas búsquedas se llevaron a cabo con éxito.

Los contornos de la modificación socialista de la ley del valor comenzaron a delinearse con seguridad a comienzos de los años 30. Sin este descubrimiento estructural fundamental -cuya importancia en la literatura marxista es, con gran frecuencia, completamente subestimada- la construcción ulterior del socialismo en la URSS habría sido imposible. El comienzo de la formación del “mercado socialista” permitió finalizar de una forma natural y necesaria la NEP. La NEP no fue abolida administrativamente, como muchas veces se afirma. Simplemente cumplió su tarea y dejó de ser necesaria.

ASÍ SE PRESENTA el cuadro del retroceso temporal y parcial al régimen históricamente inferior, cuando es realmente necesario y dictado por causas objetivas.

Pero nada parecido se observó en la URSS, y luego en Rusia, en los tiempos de Gorbachov-Yeltsin, a pesar de que en el alba de la perestroika muchos la compararon con la NEP.

Indiscutiblemente que a lo largo del llamado período de “estancamiento” -cuando Brezhnev lideraba el Partido y el Estado- eran perceptibles serios fenómenos de obstrucción en la economía soviética y en la esfera social. De acuerdo con el tradicional diagnóstico de la economía política marxista, “la base, adquirida en la configuración, frenó el desarrollo de las fuerzas productivas” y por eso necesitaba mejoras radicales.

¿Cuál fue el principal defecto que impidió a la base socialista en la URSS, entre los años 60 y 80, cumplir el papel que le correspondía de “principal motor de las fuerzas productivas” (como formuló Stalin)? Este defecto crucial tiene una relación directa con la guerra informativa-intelectual, desencadenada contra nosotros en los años 50, y consistió en la destrucción deliberada, por la quinta columna, del MODELO ECONÓMICO DE STALIN. El modelo económico de Stalin es un mecanismo de reducción contínua y masiva de los costos y precios en la economía nacional, sobre la base del cual se produjo un rápido aumento del bienestar material, social y cultural de los trabajadores en la URSS.

Uno de los componentes más importantes del modelo económico de Stalin constituye precisamente la, anteriormente nombrada, modificación socialista de la ley del valor. En el período de Stalin se llamaba “SISTEMA DE PRECIOS DE DOS ESCALAS”. La importancia de la modificación socialista del valor es verdaderamente enorme, ya que actúa en nuestra sociedad de forma análoga a la acción de la LEY DE LA TASA MEDIA DE GANANCIA en el capitalismo: es decir, -en lo esencial-, el principio de la distribución del beneficio, creado por la producción social. En el capitalismo, el beneficio social, bajo la forma de lucro sobre el capital, se lo apropia prácticamente todo la clase burguesa. En la sociedad socialista, el beneficio es entregado a los trabajadores a través del mecanismo de reducción regular de los precios al por menor y de la ampliación sistemática de los fondos de consumo social gratuito.

Y fue precisamente esta construcción económica, la más compleja y perfecta en la historia de la economía mundial, que fue destruida como resultado de una serie de “iniciativas” en los años 50 y 60. Después de la famosa “reforma económica” de 1965, se puede considerar que el mecanismo económico socialista fue totalmente deshabilitado.

Si resumimos el efecto de los daños provocados, podemos decir que la propiedad socialista de todo el pueblo fue privada del principio, que era el adecuado, de formación y distribución del beneficio de los medios de producción socializados. En cualquier Estado burgués, esto sería equivalente a que alguien bloquease artificialmente la acción de la ley de la tasa media de ganancia y el proceso de formación de beneficio sobre el capital. Y el hecho de que la economía soviética, ya mutilada con semejante gravedad, haya continuado manteniendo el país “a flote” durante 25 años, ¿no será la prueba de su excepcional vitalidad y del enorme potencial productivo que ella contiene?

De este modo, la economía socialista en la URSS, al final de la época del “estancamiento”, no necesitaba de ninguna nueva NEP (es decir, de un nuevo retroceso hacia el capitalismo). Al contrario, necesitaba una DEPURACIÓN decidida de aquellos “retrocesos hacia el capitalismo”, artificiales y destructores, que fueron introducidos por los “reformadores”, agentes revisionistas, a lo largo de décadas, precursores directos de Gorbachov. La economía de la URSS necesitaba un poderoso saneamiento regenerador y el refuerzo de su núcleo SOCIALISTA, del principio socialista que en ella existía, y ese núcleo era precisamente el modelo de Stalin de gestión de la economía socializada. En general, ya no necesitábamos adoptar prácticamente nada de Occidente, a excepción de ciertos aspectos de importancia secundaria. Debíamos haber regresado, con toda la determinación, al camino innovador y genuinamente socialista abierto bajo la dirección de Stalin. Este camino implicaba -y hoy sigue implicando- el establecimiento de un sistema económico no sólo diferente, comparado con el de Occidente, sino superior, comparado con todo el pasado económico explotador de la civilización.

PERO NO SIENDO la restauración del capitalismo -aunque parcial, en el espíritu de la NEP- necesaria en absoluto a nuestra economía nacional, admitamos por un instante que, a pesar de todo, era necesaria. En este caso, la consecuencia de las “reformas” de Gorbachov-Yeltsin sería la eliminación de los “bloqueos” en la economía, la superación de los fenómenos de crisis, el aumento de la producción, la afluencia de inversiones, la elevación de las cualificaciones de la fuerza de trabajo, el crecimiento de la demanda solvente y del nivel de vida de la población. En vez de todo esto, vemos la caída del PIB a la mitad -diez veces menos en comparación con las proyecciones soviéticas-, la reducción del presupuesto del Estado, el cierre masivo de empresas industriales y agrícolas, el atraso en las tecnologías punteras, el desempleo, la indigencia y la miseria en una escala sin precedentes. Este no es un resultado que permita hablar de lo sucedido como un cambio del régimen social, provocado por contradicciones internas del sistema soviético. La historia no comete disparates tales como sustituir un régimen que trababa (admitamos) el desarrollo de las fuerzas productivas por otro que simplemente las destruía. Tenemos aquí, ante nosotros, un proceso completamente diverso, al cual, desde hace mucho tiempo, ha llegado la hora de llamarle, de una vez por todas, por su verdadero nombre, el cual responde a su naturaleza objetiva: GUERRA; intervención imperialista de un nuevo tipo especial, a través de la complicidad de colaboracionistas internos y de las organizaciones criminales internas; la instauración de un diktat ocupacionista sobre el país, que tiene como fines, precisamente, sólo y exclusivamente, la ocupación y la esclavización.

 

 

Traducido por “Cultura Proletaria” de hist-socialismo.net

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