La Juventud del Partido Comunista

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¿Qué papel juega la organización juvenil comunista? ¿Qué diferencia a la Juventud Comunista de cualquier otra organización juvenil? ¿Por qué militamos en la juventud del PCPE?

La Juventud Comunista, decía el Che, debe “Ser un ejemplo vivo, ser el espejo donde se miren los compañeros que no pertenezcan a las juventudes comunistas, ser el ejemplo donde puedan mirarse los hombres y mujeres de edad más avanzada que han perdido cierto entusiasmo juvenil, que han perdido la fe en la vida y que ante el estímulo del ejemplo reaccionan siempre bien”.

Las y los jóvenes comunistas tenemos la responsabilidad histórica de iniciar las luchas que mañana traerán el socialismo. Debemos ser la vanguardia entre las masas del proyecto del PCPE, los primeros en materializar la estrategia del Partido, abrir el camino hacia una sociedad nueva. De la juventud del Partido depende, con su intervención en los frentes, incorporar a la lucha a todas las nuevas generaciones de hijos e hijas de la clase trabajadora, concienciarlos de la necesidad de organizarse en cada barrio, centro de trabajo y centro de estudios. Y para ello hemos de ser referentes, demostrar porque somos la juventud comunista, partiendo de la ventaja que nos aportan nuestras ideas, nuestro modelo organizativo y, sobre todo, de nuestro estudio científico de la realidad que nos permite analizarla y transformarla. Todo esto nos permite acudir a los frentes con las ideas claras, alejándonos de debates estériles y teniendo los objetivos definidos, eso es lo que nos diferencia cualitativamente de cualquier otra organización.

Una Juventud sin su Partido de vanguardia no vale nada, pero junto a él supone una potente herramienta de influencia entre las masas y una escuela donde formar a los futuros cuadros del Partido Comunista. Militar en los Colectivos de Jóvenes Comunistas es militar en la escuela de cuadros del PCPE, es formar parte de la expresión organizativa de la política del Partido específicamente dedicada a la intervención en la realidad juvenil. Esta relación, que fusiona a Juventud y Partido bajo el más estricto cumplimiento del Centralismo Democrático, asegura la defensa de los intereses de la clase obrera. Cualquier otro modelo organizativo o traición de estos principios significaría favorecer a la burguesía y retroceder en la lucha de clases.

Como decíamos antes, nuestro objetivo es analizar la realidad y cambiarla. Por eso nuestra obligación es organizar a las masas de extracción obrera y popular en función del programa de las y los comunistas. Una o un militante que no interviene en un frente es un militante inútil, en nuestra organización no caben dirigentes que se dedican a una sola tarea ni “intelectuales” que solo se dedican a teorizar. La mejor forma de conocer la realidad que nos rodea es adentrándonos en ella, formando parte de las masas para dirigirlas hacia el camino del socialismo. El crecimiento de la organización juvenil, al igual que el del Partido, pasa por referenciarnos entre las masas, para que, de este modo, los elementos más conscientes pasen de una organización de masas a la organización de vanguardia.

La formación teórica, la experiencia diaria junto a las masas y la progresiva interiorización del proyecto darán lugar a las y los dirigentes del mañana. Son las tareas ineludibles para cualquier militante de los CJC que, desde la humildad de la juventud, el respeto a la experiencia de los y las camaradas del Partido, la más alta ética revolucionaria, y siendo leales al PCPE y a sus órganos de dirección, jugamos un papel fundamental dentro del proyecto comunista en el Estado español.

Manu G.

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Miguel Hernández… «Y nuestro odio no es el tigre que devasta: es el martillo que construye.»

«Ya sabéis, compañeros en penas, fatigas y anhelos, que la palabra homenaje huele a estatua de plaza pública y a vanidad burguesa. No creo que nadie entre nosotros haya tratado de homenajear a nadie de nosotros hoy, al reunirnos, en la sabrosa satisfacción de comer como en familia. Se trata de otra cosa. Y yo quiero que esta comida no dé motivo para pronunciar palabras de significación extraña de nuestro modo de ser revolucionario. Esta comida es justo premio a los muchos merecimientos hechos en su vida de espectro por uno de nosotros, durante los veinticinco días que ha conllevado consigo mismo, con la paciencia de un muerto efectivo, allá, en la ultratumba de esta cárcel. El hambre que he traído de aquella trasvida fantasmal a esta otra vida real de preso: el hambre que he traído, y que no se me va de mi naturaleza, bien merece el recibimiento del tamaño de una vaca: Eso sí; como poeta, he advertido la ausencia del laurel… en los condimentos. Por lo demás, el detalle del laurel no importa, ya que para mis sienes siempre preferiré unas nobles canas. Quedamos, pues, en que hoy me ha correspondido a mí ser pretexto para afirmar, sobre una sólida base alimenticia, nuestra necesidad de colaboración fraterna en todos los aspectos y desde todos los planos y arideces de nuestra vida. Hoy que pasa el pueblo, quien puede pasar, por el trance más delicado y difícil de su existencia, aunque también el más aleccionador y probatorio de su temple, quiero brindar con vosotros. Vamos a brindar por la felicidad de este pueblo: por aquello que más se aproxima a una felicidad colectiva. Ya sabéis. Es preciso que brindemos. Y no tenemos ni vino ni vaso. Pero, ahora, en este mismo instante, podemos levantar el puño, mentalmente, clandestinamente, y entrechocarlo. No hay vaso que pueda contener sin romperse la sola bebida que cabe en un puño: el odio. El odio desbordante que sentimos ante estos muros representantes de tanta injusticia: el odio que se derrama desde nuestros puños sobre estos muros: que se derramará. El odio que ilumina con su enérgica fuerza vital la frente y la mirada y los horizontes del trabajador. Pero, severamente, cuidaremos en nosotros que este odio no sea el del instinto y la pasión irrefrenada. Ese odio primigenio sólo conduce a la selva. Y nuestro odio no es el tigre que devasta: es el martillo que construye. Vamos, pues, a brindar». Miguel Hernández

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