Estados Unidos estaría preparado para “lanzar un ataque nuclear contra China la semana que viene” si así lo ordenase el presidente estadounidense, Donald Trump. Por lo menos, eso es lo que afirmó el almirante Scott Swift, actual comandante de la Flota del Pacífico de la Marina de Guerra de EEUU, durante una conferencia sobre seguridad en la Universidad Nacional de Australia.

Por un lado, su respuesta no es sorprendente, dado que las órdenes de la cadena de mando no se discuten en las Fuerzas Armadas. Por otro lado, el almirante no tuvo la cortesía o la diplomacia de hablar acerca de la importancia de la cooperación entre EEUU y China, los objetivos comunes de las naciones y otras cosas similares. El alto mando militar sencillamente afirmó que ejecutaría la orden sin vacilar, afirman los expertos.

Matemática de la destrucción en masa

Desde un punto de vista técnico, el almirante Swift tiene todas las razones para hacer “tales declaraciones belicosas”. Es una cuestión de “pura aritmética”, consideró Andréi Kots, columnista ruso de Sputnik.

Diez de los 18 submarinos nucleares de la clase Ohio de EEUU se encuentran en el océano Pacífico. Estos sumergibles están equipados con misiles balísticos Trident y Trident II, cuyo rango de vuelo varía entre los 7.400 y los 11.000 kilómetros. Los buques cargan 24 proyectiles, cada uno de los cuales puede contener ocho ojivas de 450 kilotones de potencia o bien 14 ojivas de 100 kilotones.

Estos barcos estratégicos son capaces, en consecuencia, de utilizar un tercio del arsenal nuclear estadounidense contra China en cualquier momento. Las embarcaciones no necesitarían siquiera entrar en la zona de patrulla militar de los submarinos chinos, ya que los Trident pueden ser lanzados desde las aguas territoriales de Estados Unidos, así como desde las islas de Hawái, por ejemplo.

“En el caso de una guerra a gran escala, el Ejército chino no sería capaz de prevenir el ataque con armas nucleares. No alcanzarían a encontrar ni tampoco eliminar todas las embarcaciones de EEUU”, subrayó en una entrevista a Sputnik Vasili Kashin, especialista en asuntos militares chinos y destacado científico del Instituto de Estudios del Lejano Oriente de la Academia de Ciencias de Rusia.

De acuerdo con el experto, Pekín posee actualmente entre 75 y 100 misiles balísticos intercontinentales (ICBM, por sus siglas en inglés). Un 75% de estos ICBM podría alcanzar la parte continental de EEUU, mientras que los restantes llegarían solamente hasta Hawái o Alaska. Algunos de estos proyectiles cuentan con ojivas de navegación individual.

Kashin destacó que es difícil predecir cuántos de estos proyectiles nucleares sobrevivirían a un hipotético primer ataque estadounidense. Las probabilidades apuntan a que quedarían pocas unidades, tal vez unas 10 o 20 de los modelos más modernos, para contrarrestar la ofensiva de EEUU.

El analista explicó, además, que la flota de submarinos de las FFAA del gigante asiático cuenta con entre seis y ocho submarinos nucleares estratégicos del Proyecto 094 Jin, cada uno de los cuales puede cargar una docena de misiles balísticos JL-2. Sin embargo, no existe mucha información oficial disponible acerca de estas armas y estos buques. Tampoco se sabe si la flotilla podría llegar a las zonas de lanzamiento sin cruzar las ‘barreras’ submarinas estadounidenses, a cargo de los sumergibles de ataque de clase Los Angeles y Seawolf de la Armada de EEUU.

China está totalmente capacitada, sin embargo, para alcanzar la paridad nuclear con EEUU en el futuro, o al menos para reducir significativamente la brecha entre ambos. El país asiático tiene los fondos y la tecnología para llevar a cabo semejante cometido, escribió Kots.

Un gran juego político

Kots destacó, sin embargo, que la respuesta dada por Swift, así como la pregunta que le formularon, forman parte muy probablemente de un gran juego político de Donald Trump, que ya en distintas ocasiones se ha posicionado de manera hostil en relación a China.

“El propio hecho de que la noticia acerca de la declaración del almirante sea promovida activamente por los medios de comunicación occidentales, incluyendo algunos estatales, muestra, aunque indirectamente, que la tensión entre EEUU y China va en aumento”, subrayó Kots.

Kashin, por su parte, aclaró que las relaciones ruso-estadounidenses han pasado por varios altibajos recientemente:

“Incluso antes de asumir la Presidencia, Trump realizó algunas declaraciones antichinas. (…) Después, ya como mandatario, inició un corto ‘romance’ con Xi Jinping [presidente de China] y se llevó a cabo un encuentro bilateral. (…) No obstante, la situación comenzó recientemente a tomar de nuevo un cariz distinto cuando China dejó claro que no planeaba presionar a Corea del Norte. (…) Trump ordenó inmediatamente a su flota reanudar las patrullas en el mar del Sur de China y aprobó la entrega de modernas armas a Taiwán”, profundizó el experto.

Además, China y algunos países de la región —Japón, Vietnam y Filipinas— no coinciden acerca de los límites de los mares de China Oriental y Meridional. Por su parte, Washington no tiene en cuenta las disputas territoriales e insiste en su derecho a “volar, navegar y actuar en cualquier parte, donde lo permita la ley internacional”, apuntó Kashin.

Este y muchos otros factores complican aún más las relaciones entre Estados Unidos y China. Sin embargo, es poco probable que estos países decidan resolver sus diferencias a través de un conflicto nuclear en un futuro próximo, ya que hay muchas cosas en juego, concluyó Kots.

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