La oposición venezolana fracasó este domingo en el sabotaje a las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente.

Unos pocos bastan para secuestrar a millones, en el este de Caracas, capital venezolana. El trabajo sucio está a cargo de estos jóvenes, reclutados en los barrios marginales. Son los guerreros a sueldo de la derecha. El intento incluyó el secuestro de vecindarios enteros, y también atentados con explosivos.

Este grupo quiso ocupar una autopista y fue empujado por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) hacia su propio vecindario, Caurimare, donde se autobloquearon. La musa de la ultraderecha vino a arengarlos.

Con sabotajes y amenazas, la derecha impidió en algunos vecindarios la constitución de los centros electorales. El Consejo Electoral (CE) dispuso entonces centros de contingencia para los electores en peligro. En el Poliedro de Caracas se selló el fracaso del sabotaje.

La Asamblea Constituyente abre una nueva página histórica, tras casi cuatro meses de violencia fascista. Un nuevo atentado con bomba contra la Guardia Nacional demostró que el ciclo aun no se cierra.

Alejandro Kirk, Caracas.

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