Carlos A. Lozano Guillén
Ni más ni menos fue el propio director de la CIA del gobierno de Donald Trump, Mike Pompeo, el que develó el plan para desestabilizar el gobierno constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. Dijo lo siguiente, en versión de Andrés Oppenheimer: “Cuando se le preguntó acerca de la crisis venezolana en la Conferencia de Seguridad de Aspen del 20 de julio, Pompeo dijo a la audiencia que estaba trabajando duro para el restablecimiento de la democracia en Venezuela”. Y añadió: “Yo estuve en Ciudad de México y Bogotá hace dos semanas, hablando de este tema, tratando de ayudarles a entender lo que podrían hacer, para que puedan obtener un mejor resultado para su parte del mundo y nuestra parte del mundo”.
Reconoció lo que ya todo el mundo sabe, que la CIA está tras las protestas de la “oposición democrática” en Venezuela, no solo estimulando las manifestaciones sino financiando las guarimbas terroristas que cometen todo tipo de actos vandálicos, delitos y crímenes. En su haber cuentan con dos viles asesinatos, porque le prendieron fuego a dos personas “sospechosas de ser chavistas”.
Sostener durante 120 días las protestas cuesta mucho dinero y todo sale de la bolsa de la agencia en Washington. Los días previos a la elección de la Constituyente, las guarimbas cerraron las calles con alambre de púas, utilizado en cantidades alarmantes. ¿De dónde salió el dinero? ¿De dónde sale el billete para financiar a los jovencitos que cometen los actos terroristas, dotados de tantos instrumentos y armas? Eso lo sabe y lo avala la MUD, como también el expresidente Pastrana que se fotografió con un grupo de ellos, como los presidentes Juan Manuel Santos de Colombia y Enrique Peña Nieto de México; y también Luis Leonardo Almagro, flamante Secretario General de la OEA.
En Venezuela están repitiendo los mismos métodos empleados por la CIA en Chile, en 1973, que llevaron al golpe militar contra el gobierno popular de Salvador Allende. Desabastecimiento, acaparamiento, paros, violencia callejera y terrorista y financiación a los golpistas. Son los métodos miserables y canallas del terrorismo de Estado yanqui.
Pompeo desenmascaró a Santos y a Peña Nieto. Habló con ellos y les dio recomendaciones (¿órdenes?) de cómo actuar. De inmediato el mandatario colombiano arreció la andanada contra Maduro y se atrevió a decir que no reconocerá el resultado de la Constituyente. Es el caso de un traidor y desleal examigo si es que algún día lo fue. Bastante desagradecido porque es de público conocimiento la ayuda del comandante Hugo Chávez y del presidente Nicolás Maduro, definitiva a la hora de la verdad, para que se adelantaran los diálogos de La Habana. Son habilidades de Santos, experto jugador de pócker.
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