Juan Antonio Borrego
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TRINIDAD, Sancti Spíritus.— Fidel Castro no pasó el 13 de agosto de 1959 en un cómodo retiro o en una suite habanera, sino fusil en mano, enfrentando la llamada conspiración trujillista que tuvo como escenario fundamental el aeropuerto de esta ciudad, situada en el centro sur de la Isla.
El hecho fue recordado la víspera con una peregrinación desde la sede del comité municipal del Partido hasta la terminal aérea local, a donde llegaron cientos de pobladores de la cabecera municipal, participantes en aquellos hechos y dirigentes del Partido, el gobierno, las organizaciones de masas y las instituciones armadas del territorio.
Rolando Escobar Soto, primer secretario del comité municipal del PCC en Trinidad, destacó el protagonismo de Fidel en la desarticulación de aquella conjura que costó, de manera inmediata, la vida a los jóvenes combatientes Frank Hidalgo-Gato y Eliope Paz Alonso y, posteriormente, la de Oscar Reitor Fajardo, quien resultó herido de gravedad y falleció 42 días más tarde.
Como parte de la conmemoración fue colocada una ofrenda floral en el monumento que recuerda a los tres caídos, muy cerca de la losa de la terminal aérea, y un grupo de nuevos militantes del Partido recibieron los respectivos carnés que los acreditan con esta condición.
Según los investigadores Pedro Etcheverry Vázquez y Santiago Gutiérrez Oceguera en su libro Bandidismo, derrota de la CIA en Cuba, en la frustrada operación se habían involucrado personalmente los líderes de la organización contrarrevolucionaria La Rosa Blanca, el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, alias Chapita, y algunos elementos de la naciente contrarrevolución interna.
Tal y como denunciara el propio Fidel el 14 de agosto, el complot pretendía crear las condiciones para, desde esta estratégica región, solicitar la intervención militar de los Estados Unidos a través de la OEA, que estaría celebrando para entonces la reunión interamericana de Consulta de ministros de Relaciones Exteriores.
